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Tecnología
 y desempleo

13 de Marzo 2017
Salvador Casanova
Salvador Casanova

Las ultraderechas ven a los inmigrantes como una amenaza. Los condenan diciendo que dejan sin trabajo a los ciudadanos del país. Este discurso tiene efecto sobre las clases trabajadoras y las distrae de la verdadera amenaza: la automatización del trabajo con inteligencia artificial. México no es ajeno a este riesgo.

Las máquinas con inteligencia artificial imitan el comportamiento humano y lo hacen de forma sorprendente. Usted, quizá a diario, usa aplicaciones con las que pide a su teléfono que realice tareas como si se las pidiera a un ser humano. Por ejemplo: le solicita la cartelera teatral o la recomendación de un restaurante y el teléfono responde con la información solicitada. Otra aplicación le dirá cuál es la ruta más despejada para llegar al lugar que elija.

Stephen Hawking, un científico británico que depende de la tecnología para comunicarse con el mundo, avizora el problema cuando dice: “El desarrollo de la inteligencia artificial completo podría significar el fin de la raza humana. Despegará por sí misma y se re-diseñará a un ritmo cada vez mayor”.

Las computadoras tienen cada vez más importancia en nuestra vida diaria. Nos auxilian desempeñando tareas rutinarias que van desde controlar robots en los estacionamientos, hasta los simuladores de comportamiento en las aeronaves.

Además, desempeñan mejor y en menos tiempo las tareas que antes estaban reservadas a los humanos. Las hace sin solicitar descansos ni prestaciones y reduce costos. El aumento en eficiencia desplaza a los humanos. La realidad que predice Hawking para el futuro del primer mundo es en nuestro presente una amenaza.

La mano de obra barata será desplazada por los equipos inteligentes. Para muestra basta un botón. En el estacionamiento a diario interactúa usted con sistemas controlados por una computadora que al llegar registra la hora, y al salir calcula el tiempo, cobra lo justo, devuelve el cambio con exactitud y da quince minutos para sacar su auto. Los taquilleros y expendedores de boletos fueron desplazados por los equipos.

El edificio que está en Arquímedes 19, en Polanco, tiene un sistema de estacionamiento subterráneo. El equipo recibe su auto en una plataforma, lo sujeta, mediante un elevador deposita la plataforma en el lugar y el piso que la computadora le ha asignado.

Aquí, los choferes, los expendedores de boletos y los taquilleros no son requeridos. No es necesario decir que a la fecha no hay coches que hayan sufrido siniestros en estas instalaciones. Tampoco es necesario decir que no hay ningún programa para educar y capacitar a los operarios que han sido desplazados, ni que la falta de oportunidades laborales se convierte en una presión social que hace crecer a las organizaciones criminales.

No se tiene un censo de cuántos empleos se han desplazado en México y mucho menos un estudio serio que establezca proyecciones y alternativas. En los Estados Unidos la naturaleza esquiva del problema provoca que los estudios con que se cuenta no establezcan conclusiones definitivas. En México un número de pobres en constante crecimiento, mezclado con niveles académicos bajos, una legislación laboral agresiva al empresario y una presión demográfica que enfrenta un déficit en la oferta de trabajo son argumentos muy serios ante la llegada de robots que cierran la puerta del empleo. No se trata de decir “No” a las nuevas tecnologías, eso sería insensato para el país, pero la definición del problema y el diseño de alternativas es inaplazable.

*Escritor, autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias.

@casanovatiempo

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