“Les enseñamos a ser felices”, dice un profesor de educación básica que enseña matemáticas en Finlandia. Esa fue la respuesta que dio ante las insistentes preguntas que le formulaba el documentalista norteamericano Michael Moore sobre cómo es que ese país nórdico había logrado tener el mejor sistema educativo del mundo.
El mismo asombro apareció cuando Moore se sentó a comer un platillo gourmet de cuatro tiempos en el comedor escolar de una escuela pública en Francia, o cuando visitó una fábrica de ropa en Italia, donde la gente sonríe mientras va a almorzar diario a casa con su familia.
La idea de este documental surgió desde que Moore tenía 19 años en un viaje que realizó como mochilero donde observó las diferentes formas de vida en los países europeos que a su parecer son simples, obvias y funcionales. Más de 40 años después, presenta al mundo un documental donde decide “invadir” Europa y el norte de África; recorre estos países para encontrar proyectos e iniciativas gubernamentales y sociales que se puedan exportar y utilizar en la solución de problemas internos en Estados Unidos.
Modificaciones a los sistemas educativos, semanas de vacaciones pagadas, universidades gratuitas son algunas soluciones que Moore “descubre” en este viaje y utiliza para satirizar la idea de que la invasión militar que ha realizado Estados Unidos desde hace más de diez años no ha sido la más beneficiosa para su población.
Michael Moore se ha caracterizado por explorar temas y acontecimientos en la historia y vida diaria de Estados Unidos desde una perspectiva crítica e irónica, y este documental no es la excepción.
Ganador de tres premios y once nominaciones en festivales de cine, con este documental arrancó la proyección de la selección oficial de 92 documentales distribuidos en las 12 secciones competitivas del Festival DOCSMX (antes DOCSDF), y que tendrá lugar en la Ciudad de México hasta el 22 de octubre.
La función fue gratuita, como la mayoría de las programadas en este festival de cine documental. Pero esta tuvo un sabor especial, no solo por tratarse de un documental esperado por muchos, dada la personalidad carismática y controversial del realizador que esta vez aparece como protagonista “invasor” en el filme. Fue especial también por el ambiente, por haber sido una reunión al aire libre de amantes cinéfilos que se rebelan contra la ficción y quieren mirar otras realidades, abordar los hechos reales que trascienden en el mundo a través de una gigante pantalla de cine puesta en el foro de un parque. Sí, esas cosas no sólo pasan en Central Park en Nueva York o en el Parque de La Villette en París. Gracias a DOCSMX, también pasan en el Parque México, en la Ciudad de México.
Un festival diverso
Inti Cordera, director ejecutivo del festival, enfatiza en el espíritu del festival: mostrar y disfrutar la realidad desde múltiples perspectivas así como reforzar el compromiso de acercar el cine documental a las personas. Por ello es que después de 11 años, y tras haber probado en alguna ocasión alianzas con cadenas privadas de exhibición, siguen firmes en mantenerse como un festival independiente, que pueda ofrecerse en espacios públicos, cineclubes o salas alternativas. Salvo en la Cineteca Nacional y el Cine Tonalá, en el resto de las sedes las funciones de DOCSMX son gratuitas.
Lamentablemente, conservar esa independencia les ha hecho tomar decisiones como acotar los espacios donde se exhiben los filmes, y tal vez no poder difundir en zonas de la ciudad más alejadas. De momento todo el movimiento de DOCSMX se concentra en el circuito Roma-Condesa, con excepción de las funciones programadas en Ciudad Universitaria o la Cineteca Nacional. Ademas se tienen acuerdos permanentes de colaboración con espacios como el Faro de Oriente para llevar los documentales a nuevos circuitos y nuevos públicos.
Como parte de la selección oficial del festival, este año se incluye la sección competitiva Nuestra América –una mirada a nuestro continente, lejano y desconocido en ocasiones, incluso para sus habitantes– a través de seis documentales de Nicaragua, Chile, México, Brasil, Estados Unidos y República Dominicana.
El festival tiene además secciones especiales para temas de medioambiente, sustentabilidad y movilidad, música, arte, género y variadas temáticas.
El semillero
Además de poder apreciar lo mejor del cine documental mundial, este festival brinda la oportunidad, a todos aquellos interesados en la producción de documentales, de acceder a talleres, conferencias, clases magistrales y por supuesto al tradicional Reto DOCSMX en el cual los equipos seleccionados deberán filmar su proyecto documental contra reloj.
Y para apostar por la formación de nuevos públicos, también hay una alianza estrategia con Matatena, para la programación de la sección Un, DOCS, tres por mí, donde se proyectarán documentales dirigidos al público infantil.
