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Pareja ecuatoriana lucha por aprobación de matrimonio gay

07 de Junio 2019
AP Photo,Javier Benalcázar, a la izquierda, y su pareja Efraín Soria llegan a la Corte Constitucional para escuchar la decisión final sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en Quito, Ecuador, el martes 4 de junio de 2019. (AP Foto / Dolores Ochoa)
AP Photo,Javier Benalcázar, a la izquierda, y su pareja Efraín Soria llegan a la Corte Constitucional para escuchar la decisión final sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en Quito, Ecuador, el martes 4 de junio de 2019. (AP Foto / Dolores Ochoa)

QUITO (AP) — El matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho y una muestra de respeto a la diversidad, no un capricho, sostiene Efraín Soria, quien lleva siete años luchando por un cambio en las leyes ecuatorianas.

Ecuador únicamente reconoce el matrimonio heterosexual y como un elemento de menor jerarquía la unión de hecho, una declaración notarial en la que dos personas señalan que viven juntas pero con protección casi inexistente en aspectos como los beneficios sociales, médicos y laborales.

Uno de los temas que mejor revela esa situación es que en caso de separación o muerte de uno de los integrantes de una pareja en matrimonio convencional la sucesión de los bienes es directa, mientras que en la unión de hecho se debe hacer un juicio sumario para reclamarlos.

Soria y su pareja Javier Benalcázar, con quien se unió de hecho en 2012, han llevado su exigencia de matrimonio igualitario ante las cortes y tras una larga lucha en marzo la Corte Provincial elevó una consulta a la Corte Constitucional, que debe pronunciarse próximamente.

Esta última informó en su cuenta de Twitter que “luego de sesionar varias horas, no llegó a una decisión… en el caso de matrimonio igualitario” y destacó que en los próximos días llamará a sesión para continuar el tratamiento del caso.

Soria, presidente de la Fundación Ecuatoriana Equidad, hizo una declaración a las afueras de la Corte al conocer lo sucedido que “si se sigue dilatando vamos a tener que armar nuevas estrategias legales, litigar posiblemente en cortes internacionales y eso es un gasto de tiempo y dinero y al final Ecuador va a perder, y los ciudadanos tendrán que pagar la consecuencia de eso”. Añadió que se ha manejado con mucho hermetismo esta situación “no sabemos cuál ha sido la situación al final y esto nos preocupa”.

Entrevistado por The Associated Press, al inicio de la jornada, Soria, había dicho que “si aprueban el matrimonio estaremos felices y esa será nuestra recompensa. Si no aprueban seguiremos la lucha, porque la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en Ecuador es sólo cuestión de tiempo”.

En América Latina los países que han aprobado alguna forma legal de matrimonio igualitario son Costa Rica, Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay. También está permitido en la Ciudad de México.

Soria recordó que supo su inclinación sexual a los 12 años pero tardó otros 12 en “salir del closet, lo cual también dio paso a situaciones sociales de violencia física, discriminación y maltrato”.

“Eso queremos cambiar”, aseguró Soria, de 50 años, quien se emociona cuando narra que su familia lo acepta incondicionalmente.

Ante una consulta de organizaciones homosexuales, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una opinión favorable para que Ecuador apruebe el matrimonio igualitario.

Junto a Soria y Benalcázar hay al menos otras ocho parejas del mismo sexo que han expresado su decisión de casarse. Una de las más conocidas es la integrada por la activista Pamela Troya y Gabriela Correa, fuertes defensoras de la diversidad en las redes sociales y que en 2013 intentaron sin éxito casarse.

“Nos conocimos en un bar que se llamaba Matrioska. Él estaba con su grupo de amigos y yo con los míos, entonces vino uno de ellos y dijo que había alguien que quería conocerme. Desde entonces estamos juntos, como cualquier pareja con altas y bajas… pero siempre fuertes para hacer frente a la sociedad que nos juzga”, destacó Benalcázar, de 40 años.

Agregó que le gustaría que un día puedan demostrarse su afecto en la calle “sin ser agredidos o juzgados. Eso sería maravilloso”.

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