Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

El otro Tim Tebow

Tal vez se crea que las historias de éxito 
de los deportistas inician al ganar su primer partido, pero algunos las empiezan antes...
20 de Diciembre 2016
Tim
Tim

Por César Arreola / Estadio

La pareja Tebow se conoció en Florida, y después viajó a Filipinas para realizar misiones religiosas; ahí Pamela, madre de Tim, contrajo disentería, que la dejó en coma algunos días. Al despertar descubrió que ya tenía varias semanas de embarazo, pero debido a su estado tenía desprendimiento de placenta, por lo cual los doctores le recomendaron abortar. Ella se negó a hacerlo y junto a su esposo peleó por su hijo, que aun en medio de las dificultades nació sano y salvo en Manila, en 1987.

Al regresar a Florida, la familia Tebow educó a sus cinco hijos (Tim es el menor) bajo fuertes creencias cristianas y con el sistema de estudio en casa, un modelo de educación autodidacta que los Estados Unidos permite y asesora.

Al llegar a la secundaria, Tebow tuvo la oportunidad de participar en un programa físico, que le permitió jugar futbol americano como ala cerrada, pero sus capacidades, fuerza de voluntad y perseverancia lo llevarían más lejos: a ser el quarterback de la Universidad de Florida.

Su hambre de éxito y fe en sí mismo son tan grandes que durante un partido se rompió el peroné, mas no se percató de ello y siguió jugando hasta conseguir el triunfo y lograr una carrera de 29 yardas de anotación.

Los éxitos de este deportista en el futbol americano colegial incluyen el trofeo Heisman (otorgado al mejor jugador del año del sistema universitario) y el campeonato nacional en el 2008. Sus logros van más allá de las canchas: su conexión con la gente, su filosofía de vida y su buena actitud para enfrentar los problemas lo llevaron a ser un verdadero ídolo, no sólo para su equipo sino para todo el país.

Al llegar al terreno profesional, su impacto fue inmediato, no sólo en su equipo, los Broncos de Denver, sino en su afición, pues cada semana escogía a una familia en desgracia (pobreza, enfermedad terminal, niños en familia disfuncional o gente lesionada) para invitarlos a comer, regalarles boletos y convivir con ellos al término de cada encuentro. Estas acciones lo llevaron a ganarse el corazón de la comunidad, al tiempo que en el terreno de juego cosechaba triunfos y tocaba las puertas de una final de conferencia.

Sin embargo, la NFL fue injusta con él. Su rudimentaria técnica y algunas derrotas lo dejaron sin equipo y, con ello, sin oportunidades. Su paso por la liga fue breve, sólo militó en dos equipos y en dos más se probó sin éxito, pero sus acciones hacia la comunidad seguían cambiando vidas, con la idea de que era capaz de hacer una diferencia más allá del deporte.

Tras incursionar algunos años como analista para la televisión en encuentros de futbol americano colegial, Tebow ahora se lanza a una nueva aventura. Sus deseos de trascender, de utilizar el deporte como una herramienta para ayudar a los demás, de cambiar vidas de una en una y su increíble talento y capacidad para el deporte lo han llevado ahora a otra cancha: la de los Mets de Nueva York, como jardinero central.

Por el momento su rol es en divisiones menores para aprender desde abajo, pero más allá de la posición, de sus logros en el diamante, sabemos que ya está nuevamente involucrado con la comunidad para hacer buenas obras, porque su papel más importante no lo ha abandonado nunca, sin importar su fama o su éxito, pues su fe en sí mismo y su amor por la gente siempre lo llevarán a ser una estrella, dentro y fuera de la cancha.

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