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Emprende-kids

Todavía no cumplía 13 años cuando ya había escrito un libro de un tema que casi nadie asocia con un interés infantil: los negocios. Hoy, este adolescente es un emprendedor convencido de que ha elegido el camino correcto para tener impacto en el mundo y resolver los problemas que les heredaron las generaciones anteriores
29 de Abril 2018
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POR ROGER VELA

¿Qué hacías cuando tenías 12 años?, ¿cuál era tu pasatiempo?, ¿que leías? Muchas personas, a esa edad, a veces por obligación, leen El diario de Ana Frank o El principito; otros, por gusto, la saga de Crepúsculo, o cualquiera de Harry Potter. José Pablo Iglesias no. Él leía Forbes, y lejos de leer un libro, escribía uno. Lo consideran un joven fuera de serie. No lo es, pero va en camino a ello. Es un emprendedor. Ahora tiene 16 años, hace dos fundó su propia empresa y aún no termina la preparatoria. Es el reflejo del hambre que tiene la Generación Z por comerse el mundo. “Vamos a resolver los problemas que nos dejaron”, asegura sin titubeos.

Creció en un ambiente familiar marcado por los números y la economía: sus padres estudiaron administración. Desde los 10 años comenzó a desarrollar una mentalidad empresarial. Poco después empezó a vender galletas rellenas con malvavisco entre sus amigos y en la escuela. Cursaba el último año de primaria. Por esas fechas, convenció a sus papás de llevarlo a Business Kids, una empresa dedicada al desarrollo empresarial infantil.

A los 12 años, en una hoja de papel, plasmó las ideas que tenía sobre el mundo de los negocios. Así fue tomando forma su libro. En Business Kids lo editaron y ¡boom!, nació El pequeño libro de negocios para niños. La publicación le trajo reflectores. Varios medios lo entrevistaron. ¿Un niño escribiendo un libro?, sorprendente; ¿un libro de negocios?, increíble.

Business boy

José Pablo, consciente de que los reflectores se apagan, no se quedó ahí. El libro fue sólo el comienzo. Dos años después, a los 14, comenzó a aprender programación en la escuela, pero no era suficiente y lo complementó de manera autodidacta. Se dio cuenta de su habilidad para diseñar páginas web. ¡Eureka!, descubrió una de sus vocaciones. Así que, junto con tres amigos –uno enfocado en el diseño, otro en la parte administrativa y él en la programación– fundó su primera empresa: Triangle. Su pequeña compañía se dedica a la creación de páginas web para negocios.

Hoy son un equipo de nueve personas que, en promedio, trabajan tres proyectos por mes. Sus clientes son los padres de sus amigos que buscan acrecentar sus negocios. Triangle les ofrece crear un portal web con un diseño atractivo que seduzca al mayor número de clientes. Incluso han ganado competencias de tecnología en su colegio.

Pero no es una tarea fácil, pues debe combinar su trabajo con la escuela: “Salgo de la prepa a las 4 de la tarde y lo que resta del día me dedico a trabajar. A veces es difícil organizar los tiempos porque debemos entregar cosas urgentes a los clientes y al mismo tiempo estudiar para los exámenes finales”.

Por ahora, el diseño de páginas web es su pasión. Disfruta haciéndolo. Busca que la experiencia de los que visitan los portales que diseñó sea única. Es una relación ganar-ganar. Eso genera más beneficios para sus clientes y para su compañía.

Influencia empresarial

Aunque es un joven multitask –lo mismo vendió galletas, escribió un libro, y ahora diseña páginas web–, la columna vertebral de sus proyectos es el emprendimiento. A través de ello, busca generar más ideas de impacto que generen beneficios.

Admira a Elon Musk, el multimillonario creador de Tesla y SpaceX. Incluso quiso aplicar para ser alguno de los primeros seres humanos en pisar Marte, uno de los proyectos de Musk. Sin embargo, hubo un requisito que lo dejó fuera de inmediato: ser mayor de edad.

Antes también admiraba a Mark Zuckerberg, creador de Facebook; no obstante, después del escándalo de Cambridge Analytica, se decepcionó bastante del famoso empresario.

—¿Qué quieres estudiar?

—Si me preguntas en un mes, seguramente te diré otra cosa, pero ahorita quiero estudiar Ingeniería en Tecnologías de la Información, o Mecatrónica.

Problemas por resolver

Pese a que está enfocado en temas tecnológicos, no es ajeno a asuntos de interés general. Aún no cuenta con la edad para votar, aunque algo tiene claro: “Ninguno de los candidatos que aspiran a la presidencia son lo que el país necesita. Ninguno. Lamentablemente nos conformamos con elegir al menos malo. Y es terrible porque los jóvenes de mi edad nos damos cuenta que la democracia no es lo que nos contaron. Es algo peor”.

Sobre la violencia en el país, que parece que se ha ensañado contra los jóvenes, asegura que a fin de que disminuyan los homicidios que ha dejado la guerra contra el narcotráfico, se necesita una legislación más fuerte que castigue de manera adecuada a los que cometan delitos, e instituciones de seguridad más confiables.

—¿Qué piensas de la pobreza?

—Deben terminarse los monopolios. Se necesita mayor equilibro económico, reacomodar los programas sociales, leyes antimonopólicas más estrictas, y un sistema donde el bien común, y no el dinero, sea el foco de las actividades.

Generación Z

José Pablo está seguro de que su generación va a resolver muchos problemas heredados. Afirma que la adversidad los hace creativos. Pone como ejemplo el alto costo de las colegiaturas en las universidades o los precios de la vivienda. Eso los lleva a buscar alternativas para completar su formación de manera autodidacta o compartir departamento y espacios de trabajo.

“Los que somos más jóvenes que los millennials tenemos bastantes ideas ya sobre la mesa y mucha voluntad, lo vimos el pasado 19 de septiembre después del sismo. Supimos organizarnos en medio del desastre y hacerle frente a la desgracia, a pesar de todo lo que decían de nuestra generación. Tenemos grandes retos y estoy seguro que los vamos a superar”.

Para él, toda la gente debe tener una actitud emprendedora. Eso lo traduce en la necesidad constante de mejorar los procesos de las actividades que realizan, buscar las mejores alternativas y el bien común.

“No todos deben ser emprendedores, pero todos deberían tener esa actitud de servir a los demás. Es un altruismo egoísta: si yo ayudo a alguien, tarde o temprano voy recibir ayuda”.

Esto, dice, no se entiende sin la innovación porque ser original y creativo va de la mano con el desarrollo de cualquier proyecto, de cualquier empresa. Desde su visión, no se puede emprender sin una fuerte dosis de creatividad, y aquel negocio que no innova en alguna parte de su proceso puede estar condenado al fracaso.

Pero también explica que no todo lo nuevo en materia tecnológica es excelente. “Buena parte del desarrollo tecnológico se produce a costa de mano de obra muy barata y de un deterioro ambiental espantoso. Por ello, la innovación tecnológica debe de estar enfocada a mejorar los procesos sin dañar al ser humano y al medio ambiente”.

—¿Cómo te ves en 10 años?

—Probablemente estaré en un trabajo en donde me dedique al cien por ciento al emprendimiento. Y a pesar de que puedo encontrar mejores oportunidades fuera de México, no me gustaría irme, porque quiero generar oportunidades aquí.

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