Revista Cambio

El Elegido

La doble identidad. Uno de los temas fundamentales en el cine de espías y agentes secretos es retomado por una cinta que a su vez sufre una doble identidad. Se trata de El elegido (México, España, 2016), el más reciente largometraje del español Antonio Chavarrías, producido por la mexicana Mónica Lozano (Amores perros, ¿Qué culpa tiene el niño?, No se aceptan devoluciones), y que se desenvuelve como un thriller político-histórico donde se narra la fascinante historia del hombre que se hacía llamar Jacques Mornard, ciudadano Belga, quien llega a México en 1940 para encontrarse con su amada a la que había conocido años antes en París, una hermosa chica que laboraba como secretaria, llamada Sylvia Ageloff.

Ageloff trabajaba nada más ni nada menos que para León Trotsky, quien en ese entonces ya era un refugiado político en México (único país que lo recibió tras su ruptura con el politburó de Rusia) y que desde su famosa casa en Coyoacán resistía la amenaza constante del todopoderoso Stalin.

Sin embargo lo que nadie sabía es que este Mornard, un hombre de apariencia elegante, apuesto, de tez blanca y modales finos, era realmente un ciudadano español llamado Ramón Mercader, reclutado por el servicio de espionaje soviético, meticulosamente entrenado y enviado a París para enamorar a la joven e ingenua Sylvia, eventualmente seguirla a México y así cumplir su verdadera misión: matar a Trotsky.

Estrenada en el pasado festival de cine de Morelia, esta producción de casi 100 millones de pesos optó también por la doble personalidad: tuvo un modesto estreno en salas pero al mismo tiempo se estrenó en la plataforma de Netflix, siendo esta la primera coproducción mexicana en estrenarse simultáneamente en cines y en servicio de streaming.

Para su productora, Mónica Lozano, la decisión fue obvia: en un estreno comercial, se calculaba un alcance máximo de 300 pantallas tan solo en México, con Netflix el espectro se ampliaba a 75 países alrededor del mundo. Se trata de un movimiento que parece osado pero que poco a poco se volverá tendencia. Ante el asalto constante de los blockbusters a las salas de cine, la opción para las producciones “más modestas” no es otra sino el Internet.

Aunque de modesta esta cinta no tiene nada. Con un diseño de producción impecable (que la hace ver como una producción mucho más onerosa), dirigida con buen ritmo y actuaciones convincentes, El elegido es un sólido thriller, de gran manufactura, que se beneficia principalmente de su narrativa impecable y de contar una historia absolutamente fascinante.

El papel del agente secreto Jacques Mornard cae en manos de Alfonso Herrera quien, más allá de su pasado en aquella exitosa novela-grupo pop llamada Rebelde, ha demostrado con su trabajo en series norteamericanas (la más notable, El exorcista) que no sólo puede actuar, sino que además tiene las tablas para sostener el protagónico de una cinta. Su interpretación de Mornard/Mercader es convincente, aunque le faltan matices para enfatizar el conflicto del personaje en su doble vida.

Mucho del clímax de la cinta pende de un diseño de producción y de una fotografìa en extremo cuidadas. A diferencia de muchas producciones de época, el cinefotógrafo Guillermo Granillo se las ingenia para retratar de manera convincente a una Ciudad de México de los años cuarenta mediante apenas algunas calles y esquinas del centro de esta ciudad.

El suspenso poco a poco se construye en una historia donde resulta increíble la cantidad de recursos, vidas fragmentadas y dinero invertido por la inteligencia de Moscú para cumplir los deseos de Stalin en un hecho que, al final, no fue sino una de las venganzas más terribles, mejor planeadas y más infames de la historia.