Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Stranger Things 2

Sí, esta es la carta más fuerte de Netflix, pero está a años luz de alcanzar un nivel de guion y dirección de alta calidad como las series de HBO, aunque no deja de ser una secuela digna de la primera parte
06 de Noviembre 2017
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En una reciente visita a México, en un evento de presentación de nuevas series y películas, el director ejecutivo de contenidos de Netflix, Ted Sarandos, respondió una pregunta de la prensa que más bien parecía un dardo: “¿Cuándo tendrá Netflix series que compitan en calidad y rating con las de HBO?, ¿cuándo será que Netflix tenga un Game Of Thrones?”

Afable, Sarandos respondió con ánimo: “Ya lo tenemos, se llama Stranger Things”.

Hace dos años, el éxito de esta serie hubiera sido inimaginable. Sus creadores, los hermanos Matt y Ross Duffer, circularon el guion de Stranger Things por más de 15 cadenas de cable, sin éxito alguno. De ser unos completos rechazados se convirtieron en el ariete más importante de Netflix, todo en tiempo récord.

Sarandos tiene razón: en cuanto a popularidad, es probable que Netflix tenga en Stranger Things un evento que rivaliza con Game of Thrones. ¿Pero en calidad?

Aquellos ejecutivos que rechazaron la primera temporada jamás reconocieron el mensaje entre líneas. La serie, ubicada en la década de los ochenta, era mucho más que un simple homenaje a esa época, se trataba de un muestrario de los tropos que componen la literatura de Stephen King.

Sin pudor, la serie lanza una y otra vez claras alusiones a obras de King como Stand By Me, The Mist, It y varias más. El juego es tan obvio que hasta el propio escritor lanzó en su cuenta de Twitter un mensaje donde decía que ver Stranger Things es como ver un “grandes éxitos” de su obra. Mayor halago no puede tener la serie.

Así, en esta segunda temporada, no hay forma de evadir el juego. Stranger Things 2 es más de lo mismo, es decir, más de Stephen King.

Ha pasado un año desde los eventos de la primera temporada. Mike, Dustin, Lucas y Will intentan llevar una vida normal, se entretienen con videojuegos, soportan la preadolescencia y se alistan para el Halloween de 1984. No obstante, Will ahora sufre alucinaciones donde el llamado upside down (aquella realidad espejo a la nuestra, pero poblada por monstruos) se le presenta intermitentemente, como una horrenda advertencia de lo que está por suceder: la invasión de aquel mundo al nuestro.

Lo primero que salta a la vista en Stranger Things 2 es el presupuesto. Más canciones, más personajes (ahora sí alcanzó el dinero para conocer a los papás de los chicos), más referencias ochenteras (la licencia de uso de imagen de Ghostbusters debió salir cara) y un tanto más de efectos especiales.

Sarandos tiene sólo la mitad de razón. Stranger Things podrá ser tan popular como Game of Thrones, pero aún le faltan años luz para alcanzar el nivel de guion y dirección de una serie de HBO. Stranger Things 2 todavía juega a ser esta serie complaciente, rápida, sin mayor reto para el espectador, siempre apostando por el cliffhanger que provoque el impulso de ver inmediatamente el siguiente episodio, aunque la trama se vuelva incoherente o ridícula.

Y no está mal, Stranger Things nunca ha intentado ser algo más allá de un juego de nostalgia donde, como en las clásicas cintas de terror de los ochenta, los personajes participaban en toda clase de tonterías con tal de provocar los sustos, las corretizas, y aquellas secuencias que hacen brincar a la audiencia.

Irregular en su dirección (Andrew Stanton, el mismo de Finding Nemo y Wall-E, dirige los mejores dos episodios de la serie) e impecable en su diseño de arte, Stranger Things 2 es un buen divertimento de fin de semana, una digna secuela de la original, pero también es un juguete bastante predecible y al que le falta mucho, demasiado, como para estar cerca de HBO.

Guion: Matt y Ross Duffer.

Producción: Shawn Levy, Emily Morris. EU, 2017.

Fotografía: Tim Ives, Todd Campbell, David Franco.

Edición: Nat Fuller, Katherine Naranjo.

Con: Winona Ryder, Millie Bobby Brown, Fin Wolfhard, Gaten Matarazzo, Caleb McLaughlin.

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