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La forma del agua

Guillermo del Toro celebró con una hamburguesa su primer Globo de Oro como director por la cinta “The Shape of Water” y se convirtió en el tercer mexicano en cuatro años que consigue esta distinción
08 de Enero 2018
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En una de tantas pláticas que sostuvo con fans y periodistas en el pasado festival de cine en Morelia, Guillermo del Toro insistía en el tema del cinismo: “Se habla con cinismo para simular inteligencia. Si digo ‘no creo en el amor’, la gente dice ‘¡Ah!, pinche gordo brillante’, pero si digo que sí creo en el amor, los cínicos dirán: ‘Pinche gordo cursi’”.

Con The Shape of Water (su más reciente cinta, ganadora del premio máximo en el Festival de Venecia) vemos a un Guillermo del Toro relajado (que no menos riguroso) y en absoluto control de las variables del filme. El mexicano ha decidido filmar un cuento de hadas, una cinta de monstruos, una película de espías, todo ello con leves tintes de musical. Sin embargo, su decisión más osada es hacer de esto una película romántica en el sentido más clásico del género, sin importar lo que los cínicos tengan qué decir. Guillermo cree makeessay en el amor, pésele a quien le pese.

La acción sucede en Baltimore, 1962, en Estados Unidos. La princesa de este cuento es Elisa (extraordinaria Sally Hawkins), una mujer muda que trabaja como chica de limpieza en un laboratorio militar. Introvertida, sus únicos amigos son una colega afroamericana, Zelda (Octavia Spencer), y su vecino, Giles (Richard Jenkins), un ilustrador a la postre homosexual.

Elisa no es la clásica princesa. Su rutina diaria, antes de desayunar e ir al trabajo, pasa por una sesión de onanismo en la tina. Del Toro no le teme a nada en esta cinta: ni al sexo, ni a la desnudez, ni a la grandilocuencia; pero desgraciadamente tampoco le teme a la obviedad.

Su grupo de marginados tendrá un némesis, Strickland (Michael Shannon sindo Michael Shannon), un brutal agente del gobierno que –en una tradición clásica del cine de Del Toro– resulta mucho más terrorífico que el monstruo mismo. Este hombre está encargado de cuidar a un nuevo huésped en el laboratorio: una bestia anfibia descubierta en sudamérica y cuyas habilidades serían útiles en la guerra contra los rusos. Strickland trata al espécimen con desdén y violencia. Mujeres, negros, homosexuales o anfibios son lo mismo para este desalmado con placa.

El romance, mágico aunque terriblemente inmediato entre la bestia y Elisa, será el centro de este relato que tergiversa las leyes del cuento de hadas clásico: la princesa será quien intentará salvar al príncipe, además de enfrentar a la bestia gubernamental.

Visualmente sólo hay prodigio. La puesta en imágenes de Dan Laustsen es de una belleza absoluta. La vista se llena de asombro con las imágenes de los enamorados que bailan, se besan y tienen sexo bajo el agua. Suena ridículo en el papel, pero se vuelve entrañable si lo ven con sus propios ojos.

El ensueño no se corresponde con una historia igualmente profunda. Sin miedo a la obviedad, el guion a cuatro manos junto con Vanessa Taylor no deja nada a la interpretación, todo se entrega digerido en una lista obvia y predecible de eventos: las referencias cinéfilas son clarísimas, los buenos son muy buenos, los malos son muy malos y el final será irremediablemente azucarado.

La omisión imperdonable es que nunca somos testigos de la génesis de ese amor. En un osado acto de fe, Del Toro nos pide que creamos ciegamente en que la monstruosa bestia y la muda bella se aman a tal grado que están dispuestos a arriesgarlo todo, incluso su propia vida.

En esta cinta, Del Toro renuncia a la oscuridad, a la metáfora abigarrada, a los monstruos bidimensionales (el capitán Vidal en El laberinto del fauno es su criatura más horrible) y a las historias impredecibles. The Shape of Water es el filme más hermoso de Guillermo del Toro, pero no es su mejor película. Estamos frente a una cinta que apuesta por las viejas historias de amor y también por la más terrible complacencia. 

Guillermo del Toro celebró con una hamburguesa su primer Globo de Oro como director por la cinta “The Shape of Water” y se convirtió en el tercer mexicano en cuatro años que consigue esta distinción.

Dirección: Guillermo del Toro.

Guion: Guillermo del Toro y Vanessa Taylor.

Producción: Guillermo del Toro,
J. Miles Dale. EU, 2016.

Fotografía: Dan Laustsen.

Edición: Sidney Wolinsky.

Diseño de producción: Paul D. Austerberry.

Música: Alexandre Desplat.

Con: Sally Hawkins, Octavia Spencer, entre otros.

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