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Mujeres invisibles

La actriz brasileña Karine Teles protagoniza Loving, una historia que le da voz a aquellas mujeres que pasan desapercibidas en el día a día, y cuya riqueza afectiva transforma la vida de muchos
08 de Julio 2018
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POR JAVIER PÉREZ

En Loving (Brasil-Uruguay-Alemania, 2018), Irene (Karine Teles) vive con su esposo Klaus (Otávio Müller) y sus cuatro hijos en un deteriorado proyecto de casa nueva a las afueras de Río de Janeiro. Irene enfrenta un cambio radical en su vida: su hijo mayor, Fernando (Konstantinos Sarris), de 16 años, es una estrella local de balonmano que ha sido contratado con el propósito de jugar en un equipo profesional de Alemania; además, la hermana de Irene, que también vive ahí con su familia, quiere marcharse para abandonar a su marido drogadicto. Sin embargo, Irene no quiere enfrentar tales cambios y, a pesar de sus buenas intenciones, profesa un amor egoísta pues quiere que las cosas salgan como a ella le gustan y es capaz de actos cuestionables con el fin de lograrlo.

La historia, cuenta la actriz y guionista de esta película brasileña recién estrenada en México, surgió hace seis años, cuando ella y Gustavo Pizzi, el director, todavía estaban casados. Mientras iban a su primer festival, alguien les preguntó qué hacían con sus hijos cuando estaban fuera. Esa reflexión fue el detonante para hablar de esas separaciones. “A partir de esa idea, empecé a escribir el guion, un primer tratamiento de cuarenta páginas que le enseñé a Gustavo. Llevó como año y medio de trabajo. Mientras reuníamos los recursos para hacerlo, que fue tardado, el guion siguió trabajándose, hicimos consultorías y tal. Queríamos hablar de estas mujeres que son la mayoría de la población, estas mujeres invisibles como mi madre o la madre de Gustavo, mujeres que no tienen nada de extraordinario al principio, pero cuando ves a profundidad su vida, te das cuenta de la riqueza afectiva y la importancia que tienen en la vida de los hijos”; para bien y para mal.

Karine construyó el personaje de Irene: “[como] una mezcla de mi experiencia como madre y de mi experiencia como hija, lo que yo viví y presencié cuando estuve con mi madre, cómo ella es parte de la construcción de mi mirada del mundo. También observé a mis amigas que son madres”. No obstante, lo más difícil fue elaborar el vínculo con los actores que interpretan a los demás personajes de la familia. “Fue un proceso muy complicado: tres semanas de ensayos y conversaciones con Gustavo y los otros actores para crear esa relación”.

Y aunque la película tiene una familia como el núcleo a partir del cual se desarrolla la historia, los temas principales, dice Karine, son el amor y las mujeres. “Me parece importante hablar del amor, en este caso del amor de esta madre. No es que sea un filme sobre la familia, sino sobre estas mujeres, porque Gustavo y yo creemos que el amor de madre es un arma muy poderosa, mucho más eficiente que la violencia. Una persona que sufre dosis grande de violencia, está llena de incertidumbres. Pero una persona quebrada que recibe grandes dosis de amor, se cura. Y creo que habla de ese amor, de que se puede encarar la transformación del mundo desde esa óptica. Yo creo que la guerra, que todavía ocurre mucho en el mundo, es un proyecto fallido, no es eficaz. Si lo fuera, el mundo estaría bien, pero no es así. Todos los problemas estarían resueltos, pero la gente continúa con los mismos problemas de hace 200 años. El amor es mucho más eficaz”.

Karine dice, con la cadencia que distingue a la lengua portuguesa, que el cine, el teatro, la literatura y la televisión suelen olvidarse de las personas comunes. “Se habla más de la inconformidad, de superhéroes, princesas o de personas extremadamente miserables. Pero las personas comunes, por lo menos en Brasil y América Latina, son la mayoría de la fuerza trabajadora del país y yo quería hablar de eso, de esas personas invisibles, de las que no se discute ni tienen un espejo dónde verse reflejadas”.

Karine, quien está consciente que llega poco cine brasileño a las pantallas mexicanas (en su país el cine extranjero llega de Estados Unidos y Europa, principalmente) tiene confianza en que el público “se va a identificar con esta realidad socioeconómica, con esta configuración familiar. Ese apego, ese cariño es una cosa bien latinoamericana; esa familia grande, con todo mundo junto, que se ama. Espero que enganche al público de allá”; aunque sabe que la barrera del idioma siempre ha sido un problema.

“Es una locura que Brasil sea el único país de América Latina en el que se habla otro idioma. Por esta razón, acaba siendo una cultura diferente y eso es una barrera, efectivamente. Yo misma entiendo español pero tengo dificultades para expresarme en español. Y es una pena. En las escuelas de aquí no se enseña español, sino inglés, y deberíamos tener una materia de español”.

De acuerdo con Karine, que ha sido reconocida con varios premios de actuación y guionismo en su natal Brasil, por películas como Riscado (2010) o Fala conmigo (2017), la principal habilidad de un actor radica en su capacidad de “empatía, de poder colocarse en el lugar del otro. Y para poder conseguirlo, sin juzgar, tienes que tener mucha experiencia. Y la experiencia del actor se adquiere en su capacidad de observación. Por ejemplo, hago anotaciones cuando salgo, si veo alguna persona muy interesante, la observo. Además de todas mis referencias: yo veo mucho cine, veo mucho teatro. El trabajo de otros actores también inspira mucho”.

Y es que, sostiene, el trabajo del artista en general es “provocar discusiones, generar preguntas. Creo que una obra de arte con una forma muy eficiente de comunicación, muy poderosa, se identifica cuando cambia tu vida. El arte te confronta con tus fantasmas, y apunta hacia caminos y soluciones. Y yo digo eso debido a la transformación que ejerce y ha ejercido el arte en mi vida constantemente y podernos observar a nosotros”.

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