Revista Cambio

Un siglo de historia

Por Juan Carlos Castellanos C.

Beatriz Gutiérrez Müller, presidenta Honorífica de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, deseó que la Academia Mexicana de la Historia cumpla 200 años, al asistir a la ceremonia donde esa organización festejó su primer siglo de existencia.

Desde su perspectiva de escritora expresó que en la actualidad las actividades dentro del arte y la cultura deben ser transdiciplinarias, y puso como ejemplo el quehacer literario de esa institución —fundada el 12 de septiembre de 1919—, mismo que se halla enfocado en el estudio, investigación y difusión de la historia; sin embargo, guarda mucha vinculación con la literatura.

Tras declararse “historiadora aficionada”, felicitó a los actuales miembros de la academia por mantener el tesón de sus fundadores y sus subsecuentes integrantes, y dijo que los historiadores siempre ayudan a formar el conocimiento y la conciencia nacional. “No podemos comprender nuestro presente sin conocer nuestro pasado”, agregó.

Gutiérrez Müller dejó “de tarea” a los académicos de la historia volver más plural a la Academia, así como dar mayor peso a la paridad de género en su interior, sin olvidar ampliar su radio de acción haciendo crecer el número de corresponsales en las entidades del país. “Hoy el gobierno da mucha importancia a la historia, aprovechen esta oportunidad”, expuso.

Javier Garcíadiego, director de la institución, afirmó que hoy cuenta con 30 sillones, de los cuales 20 son de académicos residentes en la Ciudad de México y 10 de domiciliados en algún estado de la República; asimismo expresó que los compromisos son incluir más mujeres —actualmente representan al 24 por ciento—, y descentralizar la enseñanza de la historia. “Cumplir 100 años es una proeza gozosa, pero hemos tenido que superar retos y desafíos”, dijo.

Informó que la Academia Mexicana de la Historia, Correspondiente de la Real de Madrid, es una asociación civil que difunde el conocimiento histórico a través de conferencias, charlas, mesas de reflexión y encuentros académicos abiertos a todo público. “La academia nació cuando en México no había historiadores profesionales; sus fundadores eran historiadores aficionados, abogados y escritores”, concluyó.