*Alicia Molina presentó su nuevo libro en el Festival Literario “Alí Chumacero”, llevado a cabo en Nayarit
Por Cristóbal Torres
Nayarit, 8 de febrero (Notimex).— Se presentó el libro intitulado La noche de los trasgos, de la escritora mexicana Alicia Molina, una autora que es referente en historias dirigidas para niños con discapacidad; dicha actividad libresca se llevó a cabo en el marco del Festival Literario de Nayarit “Alí Chumacero” 2020, con la presencia de Juan Carlos Molina.
Después de hacer la aclaración acerca de que el libro no lleva por título “la noche de los tragos”, como fue anunciado al micrófono, Molina se dijo complacido de presentar un título del que se consideró fanático: “trata sobre el rescate de la memoria, sobre la resistencia a no olvidar, algo que nos hace mucha falta a los mexicanos”. Calificó al texto como una historia “de sabiduría muy profunda que supera a muchos libros para adultos que he leído.”
La autora inició explicando que quiso contar una historia sobre algo que a ella le da miedo: “pensé con mucha honestidad qué es lo que más miedo me da y eso es perder mis recuerdos; enfermedades como el alzheimer, la demencia senil, me aterran porque si pierdes tus recuerdos… te desdibujas toda”.
Fue así como construyó al personaje de “Oriana”, “una niña que quiere olvidar cosas que fueron tristes en su vida”; pero “cuando uno quiere olvidar, empieza a olvidar más allá de lo que quisiera”. A medida que más recuerdos pierde, va dejando de ser ella, se vuelve transparente, “se convierte en una niña muy metida en sí misma que no habla con los demás”.
Manifestó que escribir La noche de los trasgos le permitió “descubrir cuál es el placer de escribir”, porque “recuerdo estar escribiendo una escena final donde mi personaje bajaba las escaleras y yo no sabía qué iba pasar, cómo lo iba a resolver; esa parte es muy gozosa de escribir”. Aunque ya ha escrito varios ensayos y otras obras, “cuando uno escribe ensayo ya sabemos qué vamos a escribir, pero cuando haces literatura, no…”.
Concluyó diciendo que otro de sus más grandes placeres es el encuentro con sus lectores, “especialmente si son niños, porque te dicen la verdad: qué les gustó, qué es lo que no te creen”. Consideró esa experiencia muy emocionante porque “hacer libro es apenas la mitad del trabajo, la otra mitad es rehacerlo a través de los lectores”.
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