Periodismo imprescindible Viernes 29 de Marzo 2024

Rodando hacia ti

Un guion que a primera vista pareciera irreverente e irrespetuoso, no es sino un inteligente vehículo para revelarnos la vida de las personas con discapacidad y generar empatía con ellos, y no precisamente por la vía de la condescendencia ni de la lástima
01 de Diciembre 2018
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En Tout le monde debout (Todos de pie, según su traducción literal del francés; Rodando hacia ti, de acuerdo con el título asignado en español), Jocelyn (Franck Dubosc) es el típico mujeriego francés: un hombre maduro, millonario y dueño de su propia empresa de zapatos deportivos. Jocelyn no deja títere con cabeza y conquista a toda chica que le gusta, aunque para ello tenga que mentir de las maneras más asombrosas.

Es justo lo que sucede con Marie (Elsa Zylberstein), la muy atractiva y recién llegada vecina quien por una confusión cree que Jocelyn es parapléjico y, como tal, está condenado a vivir en una silla de ruedas. El mitómano de marras, consciente de la lástima que produce en la chica y del reto que la situación representa en su currículum de ligues mitómanos, deja correr la mentira con tal de salir con la chica. El truco funciona, hasta que a Marie se le ocurre presentar a Jocelyn con su familia; es ahí donde conoce a Florence (Alexandra Lamy), la guapísima hermana de Marie quien, efectivamente, tiene que usar una silla de ruedas luego de que en un accidente de auto perdiera la movilidad de las piernas.

Jocelyn queda totalmente prendado de la joven, por lo que está dispuesto a seguir con la farsa con tal de conquistar a Florence, con todo y el dilema moral de fingir que es  minusválido con alguien que efectivamente depende de una silla de ruedas para sobrevivir.

Escrita, dirigida y protagonizada por el propio Dubosc, la ópera prima de este actor y comediante suena, en papel, a una terrible idea que incluso podría rayar en un humor políticamente incorrecto, aunque el carisma del propio Dubosc y la auténtica química en pantalla con la muy atractiva y elegante Alexandra Lamy provocan que esta película funcione de maravilla.

El guion de Dubosc, que a primera vista pareciera irreverente e irrespetuoso, no es sino un inteligente vehículo para dar luz sobre la vida de las personas con discapacidad y generar empatía con ellos, no por la vía de la condescendencia ni de la lástima, sino mostrando que son personas comunes y corrientes que llevan una vida normal. Jocelyn literalmente se pone en los zapatos de las personas en esta condición y vive la complejidad que requiere trasladarse con una silla de ruedas.

Por su parte, Florence es presentada como una mujer que no se dejó vencer por la tragedia que representó su accidente y que siguió adelante por y a pesar de todo: es una profesionista exitosa, toca el violín en una orquesta, es una tenista profesional y una mujer que se permite conquistar por los hombres, por lo que su sexualidad tampoco está cancelada por el hecho de moverse en una silla de ruedas.

“Ella piensa más rápido, va más rápido, vive más que nosotros”, dice un enamorado Jocelyn a su mejor amigo y confidente, Max (Gérard Darmon), quien lo urge a terminar con la farsa antes de que la mentira siga creciendo cual bola de nieve y que al final lastime a todo el mundo.

Poco a poco, el guion encanta a un público que al principio puede mostrarse escéptico por lo disparatado –e incluso cursi– de la trama, pero la cinta inevitablemente provoca al menos una franca sonrisa cuando, ya rumbo al final, uno se enamora de esta pareja y espera que, a pesar de la mentira, terminen juntos y todo salga bien.

Toda una sorpresa en una comedia romántica sui géneris, que si bien no pierde la oportunidad de mostrar la vida de las personas que dependen de una silla de ruedas, no lo hace desde la lástima o la condescendencia, sino desde la inteligencia y, ¿por qué no?, desde el amor.

 

Tout le monde debout

Dirección y guion: Franck Dubosc.

Producción: Sidonie Dumas. Francia, 2018.

Fotografía: Ludovic Colbeau-Justin.

Edición: Samuel Danési.

Con: Franck Dubosc, Alexandra Lamy, Elsa Zylberstein, entre otros

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