Periodismo imprescindible Viernes 29 de Marzo 2024

Entre el apoyo y la desconfianza

Una ley indica que, a finales de 2018, el 8 % de la energía debe venir de fuentes “limpias”, pero el cumplimiento de dicha meta está estancado entre los planes de promoción del presidente Macri y el peligro de la falta de planificación
13 de Noviembre 2017
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Por Diego Jemio

“El combustible bajará y las energías renovables nos harán potencia mundial”. La afirmación del presidente argentino Mauricio Macri tiene pocas palabras, sin embargo, deja mucho por comentar. En un principio, hay que tener en cuenta el contexto: la expresó a pocas horas de conocer el resultado de las elecciones legislativas, que le dio un triunfo a su partido en más de 50 % del país. Otro dato: la pronunció a pocas horas de conocerse un nuevo aumento del combustible.

Promulgada en 2015 y sancionada en 2016, la Ley 27.191 tiene como fin la búsqueda de fuentes de energía renovables. A finales del año próximo, según indica esa ley, 8 % de la energía de las compañías debe venir de fuentes “limpias”. Y el número ascendería a 20 % en el 2025. Eso ha provocado un gran movimiento de fondos de inversión, proveedores y constructoras. El año pasado, el gobierno argentino lanzó el Programa Renovar, que apunta a generar –mediante contratos de abastecimiento– alrededor de 1 000 MW de energía removable, dividida entre energía eólica, solar y producto del uso de biomasa; eso demandará inversiones por 1 800 millones de dólares y se calcula que se crearán 8 000 empleos directos. Claro que esas son las intenciones del presidente Macri, algo nada fácil en un país que por un lado es dependiente de los hidrocarburos y tiene una balanza fiscal poco equilibrada, y que por el otro ha abierto el mercado energético a decenas de empresas privadas y públicas que introducen las energías renovables en la matriz energética de una nación con grandes recursos naturales para aprovecharla.

DE MADERA A ELECTRICIDAD

Ubicada al norte de la Argentina, en el límite con Brasil y Paraguay, Misiones es una provincia majestuosa. Su selva apasionó al gran escritor Horacio Quiroga, y el lugar alberga las Cataratas del Iguazú, una de las maravillas turísticas del mundo. Pindó es una empresa que funciona en el pueblo misionero de Puerto Esperanza, de 17 000 habitantes. Con base en el Programa Renovar, comenzó a entregar energía al Sistema Interconectado Nacional, a partir de biomasa forestal.

“Pindó es un aserradero, que procesa madera de pino. Como toda empresa de este tipo, recibimos troncos con los que hacemos maderas como machimbre, moldura y tirantes. En ese proceso, obtenemos subproductos, como la corteza del tronco, la viruta y el aserrín. Antes, eso no tenía ningún valor. Ahora los quemamos en una caldera como combustible; eso genera vapor que, finalmente, transformamos en energía eléctrica. Todas las fuentes son renovables porque las plantaciones se talan y vuelven a plantar. No usamos árboles de monte nativo sino específicos para esta industria. Es un ciclo continuo”, contó Mauricio Sgariglia, jefe de la planta de energía del aserradero, que construyó una planta generadora, sistemas de almacenamiento y transformación del material. Antes de la instalación de la planta, los subproductos se quemaban al aire libre, con la consecuente polución ambiental y el peligro de incendios.

La planta generadora de energía abastece todo el consumo interno del aserradero, y el sobrante es entregado al sistema nacional de energía. Sgariglia dice que serían capaces de darle energía a la mitad de su población misionera. “La situación energética de la Argentina no escapa a la realidad del país. Hay un déficit muy grande, producto de muchos años de desinversión. Misiones está en una situación aún peor porque, como muchas provincias del norte, siempre fue relegada”, cuenta Sgariglia.

EL SOL BAÑA AL GIGANTE

La provincia de Buenos Aires es un territorio gigante de la Argentina, casi un país en sí mismo, con más de 16 millones de habitantes y 135 municipios. En todas las elecciones, es el lugar que se disputan los políticos porque concentra a casi 40 % de los votantes de todo el país. A 90 km al sudoeste de la capital, Brandsen se destaca por su parque industrial, una fábrica de motores y diversas empresas, que se dedican a las materias primas. Allí se instaló el primer parque solar de la provincia, el cual genera energía para la red y cumple una función educativa. Al llegar al lugar, la mirada se pierde en el sitio de 2 000 metros cuadrados, cubierto por 440 páneles fotovoltaicos que transforman la radiación solar en energía eléctrica.

“Instalamos un sistema de generación de energía solar fotovoltaica de 100 kWp, que se inyecta a la red de la localidad en baja tensión. La generación de energía eléctrica se realiza mediante una fuente limpia y renovable, en donde cada kW generado implica un kW menos que se genera con combustible fósil”, cuanta Alejandro Zitzer, ingeniero electricista especialista en energías renovables y gerente comercial de la empresa ALDAR, que se encargó del proyecto.

Zitzer, uno de los gestores del parque solar que funciona desde hace tres años, cree que en la Argentina hay una decisión política firme de empezar a implementar las energías renovables, con la consecuente diversificación de la matriz energética. Además, en los últimos tiempos aumentaron las tarifas y eso provoca que comience a verse con buenos ojos a las energías limpias.

“Hubo un sinceramiento de los valores de las tarifas eléctricas. Los precios de las energías limpias quizá no estén muy lejanos a los que implican generación con fósiles, que además están subsidiados por el Estado. Pero hay un dato no menor: el impacto ambiental”.

Zitzer considera “utópico” el objetivo del presidente Macri, de llegar a 8 % de energías limpias al cabo del año próximo. Sin embargo, cree que se tomó el camino correcto, con la idea de insertarlas en la matriz eléctrica. “La mayoría de los proyectos utilizan energía eólica y solar fotovoltaica, que a su vez son las de mayor crecimiento relativo a nivel mundial. En Argentina tenemos todos los recursos y debemos aprovecharlos, aunque para eso hay que realizar un trabajo de planificación y en prospectiva”.

El subsidio de energías renovables y los programas de promoción no son recibidos con tanta euforia por Marcos Rebasa, del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz (IESO). En un reciente estudio, el especialista señaló que las políticas macristas “poseen elementos perjudiciales para el conjunto de la economía nacional y para el equilibrio de su balanza fiscal”. “La ausencia de un plan energético nacional sustentable, como parte de un proyecto de país, con valores de energía en dólares por encima de la media mundial, incluso en las experiencias cercanas de renovables, crean un marco conflictivo para las inversiones productivas tanto de origen interno como externo. Este programa de energías renovables no contiene el carácter deseable de sustentabilidad para su progreso y desarrollo”, dijo enfáticamente.

Macri anuncia con bombos y platillos una Argentina “más limpia”. Otros ponen el foco en la carencia de un plan energético serio. Mientras tanto, en la lejana Misiones, un aserradero intenta aprovechar hasta el último trozo de madera. Y en Buenos Aires, un parque transforma el sol en energía. Las discusiones son infinitas, pero el camino parece trazado hacia ese objetivo.

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