Revista Cambio

Palabra de hater

Por Alejandra del Castillo

El corazón del mundo tiene un abismo y se encuentra herido. Con estas palabras, asumo el temor de que cualquier discurso de benevolencia asuste al lector, porque el que habla de bondad parece aleccionar, parece rendir compasión ante los pequeños universos que se derrumban, y entonces sonamos como una canción de Bob Dylan.

Así es, vamos cantando “A hard rain’s a-gonna fall” con el corazón derruido, porque viene la lluvia, porque la vemos venir en los ojos del mundo, en completo silencio y desolación.

Pero los discursos de odio no son así. Los discursos de odio van orgullosos en las palabras de los hombres, la voz los asume con firmeza, la mirada los sostiene con acero, parece que el odio provoca que la irrigación de la sangre quede plasmada en sus rostros.

En el discurso de la diferencia, decirse superior no tiene sutilezas, se enfrenta con despojo y el cinismo de supremacía. El discurso de odio se repite: soy mejor que tú por mi color de piel, por mis creencias, porque tengo más que tú, por el suelo en el que he nacido. Soy mejor que tú porque no me gusta una humanidad altermundista en la que todos podríamos construir juntos el mundo.

Y mientras las palabras de odio estallan y se reparten como pólvora, las palabras de bondad, que en sus formas se acercan a la poesía, se quedan en libros que preferimos no abrir.

El filósofo Umberto Eco opinó para el diario italiano La Stampa: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”.

Las palabras mueven el mundo, y en algún momento hay que decidir de qué material nos llenamos el alma; no podemos omitir que los discursos sobre los derechos, la bondad y la dignidad humana parece que también atentan contra la vida. “I have a dream”, dijo Martin Luther King y lo mataron. John Fitzgerald Kennedy, en su discurso del 10 de junio de 1963, habló de la paz y compartió: “Estoy hablando de una paz genuina, del tipo de paz que hace que valga la pena vivir la vida en la tierra, el tipo que permite a hombres y naciones crecer, tener esperanzas y construir una mejor vida para sus hijos”, y también lo mataron. John Lennon y Yoko Ono convocaron en 1979 a la famosa bed-in for peace en la habitación de un hotel como manifestación contra la guerra de Vietnam en un llamado por no ir a la guerra.

En el documental The US vs. John Lennon, Dan Ritcher, asistente de Lennon de 1966 a 1972, narra: “John me decía: ‘cuando canto Quiero tomar tu mano, cientos de millones de personas lo escuchan, ¿qué tal si canto Demos oportunidad a la paz? porque otros cientos de millones lo escucharían’ ”, y las palabras atentaron contra una nación basada en una economía de guerra, porque los discursos de bondad también podrían esparcirse como pólvora y dar flores. Pero a John también lo mataron.

Los discursos sobre la bondad invitan a mirar con dignidad, a dignificar la vida con los actos humanos más simples, como los pequeños héroes cotidianos que mantienen sobre todas las cosas la benevolencia en un mundo en proceso de destrucción.

Sin comprensión plena de lo que significa la palabra benevolencia, porque no es una palabra que utilizamos con cotidianidad, Ricardo Yepes Stork la resignifica con la finalidad de dejar de entenderla como el sentimiento de compasión hacia el débil y el desprotegido en un acto momentáneo de compasión. Por el contrario, la describe como “prestar asentimiento”. “Esto significa que uno presta ayuda a los seres para que alcancen su fin: queremos que todos ellos sean como son”, en la acción que dignifica a través de todos nuestros actos al otro y con amor. Porque si no se ama la vida, no es posible defenderla.

La benevolencia responde todos los días en los actos en los que la lógica personal, la más íntima, nos mueve a hacer lo que hay que hacer por el otro en cada oportunidad, por la humanidad y por el equilibrio que da la paz al ser una alternativa en la que los seres humanos pueden existir y tener la mejor de las vidas posibles.

La bondad, la benevolencia y la exigencia de todos nuestros actos por la paz no se grita en un exhibicionismo que exige un premio, porque la dignidad se reconoce desde el silencio, en el florecimiento de un abrazo de humanidad, porque el discurso de bondad se lee con los actos, en la realidad.

Jorge Luis Borges, en su poema “Los justos”, hace referencia a la leyenda hebrea que revela la presencia de 36 seres justos en el mundo, que desde su existencia sostienen la bondad de la creación. Los 36 no se conocen, no ostentan fama ni reconocimiento, la labor de su existencia es silente y están desconectados entre sí. Ninguno de ellos sabe que su papel en el mundo es sostener la bondad para evitar el sufrimiento de la humanidad. Ninguno de ellos sabe que pertenece a los 36 porque de saberlo morirían inmediatamente, y porque la benevolencia con el mundo no es un acto de responsabilidad y obligación, porque entonces no pertenecería a la bondad del espíritu.

Los 36 justos son la representación de esos seres que hacen por el mundo lo que tienen que hacer desde la dignidad en el reconocimiento por el otro, y aunque es una leyenda para explicar cosas sobre la humanidad y el mundo, los seres que todos los días salvan el mundo con su discurso de actos de benevolencia y bondad todavía sostienen la vida de todos con esperanza.

Fuentes
Eco, Umberto. (2015). “Con i social parola a legioni di imbecilli”, La Stampa, http://www.lastampa.it/2015/06/10/cultura/eco-con-i-parola-a-legioni-di-imbecilli-XJrvezBN4XOoyo0h98EfiJ/pagina.html.
Presidential library and museum. (18 de septiembre de 2017). Discurso de graduación en American Universit, John F. Kennedy, 10 de junio, de 1963. https://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches/Multilingual-American-University-Commencement-Address/Multilingual-American-University-Commencement-Address-in–Spanish-Latin-American.aspx
Stern, Sandra y Leaf, David. (2006). The US vs. John Lennon, Estados Unidos.
Yepes, Ricardo. (1976). Fundamentos de antropología. España: EUNSA.