SYDNEY (AP) — El primer ministro australiano Scott Morrison prometió el domingo volver a trabajar de inmediato luego que su gobierno conservador lograra una victoria electoral sorpresiva, dejando a los votantes preguntándose cómo pudo ocurrir el triunfo.
El opositor Partido de los Trabajadores entretanto evaluaba las razones de su derrota y comenzaba a buscar un nuevo líder, luego que Bill Shorten renunció tras una enfática derrota el sábado en una contienda que muchos creían que su partido no podía perder.
El Partido de los Trabajadores, de centro izquierda, que ha gobernador Australia por 38 de sus 118 años como federación, era considerado el favorito abrumador, tanto en sondeos como en pronósticos, para desbancar a la coalición de gobierno Nacional-Liberal, conservadora, tras seis años en el gobierno.
En vez de eso, Morrison – quien asumió el puesto de primer ministro solo en agosto pasado cuando el partido votó en favor de destituir a Malcolm Turnbull como líder – hizo que la coalición arrasara en las elecciones y probablemente aumente su representación en el Parlamento.
El resultado es muy parecido al de la última elección, que dejó al gobierno con una mayoría de solo un voto más en el 2016. Desde entonces, las expectativas públicas han tenido sus altibajos.
Los sondeos públicos han sido uno de los factores por los que los gobiernos del Partido de los Trabajadores y los conservadores destituyeron a sus respectivos premieres en la última década.
