Revista Cambio

Vida después de la victoria

las 19:59 horas del domingo 7 de mayo, la cuenta regresiva comenzó. Las personas congregadas en la explanada de la Pirámide de Louvre contaban. A la distancia, gracias a las transmisiones en directo por Facebook, Twitter, Periscope, Instagram y toda plataforma posible, millones de personas en todo el mundo también lo hacían. Finalmente, dieron las 20 horas en París y el Ministerio del Interior cumplió lo prometido. Los resultados estaban listos. Los conteos preliminares daban la victoria a Emmanuel Macron con el 66.1 % de los votos.

La lluvia había dado una tregua, como si se aliara con el nuevo presidente –el más joven de la historia moderna– de la República Francesa. Las banderas ondearon con fuerza y la gente coreaba La Marsellesa, celebrando no tanto el triunfo del centrista como la derrota de la ultraderechista Marine Le Pen.

Cuando el nuevo líder político llegó a Louvre hizo una entrada triunfal, ni más ni menos que al compas de las notas de la Novena sinfonía de Beethoven, el famoso “Himno a la alegría”, que fue interpretada por algunos como muestra de su deseo de unificar a una sociedad dividida, y por otros, como una evocación a los tiempos imperialistas de Napoleón.

¿RESISTENCIA O ESPERANZA?

Macron nunca fue su primera opción de voto, sin embargo, al final, Maxime Mehdi Zouabi lo apoyó. Para este joven comunicador radicado en París los motivos eran claros:

“Soy el hijo de un padre tunecino que llegó a Francia a los 20 para estudiar y que obtuvo la nacionalidad después de algunos años, y de una madre francesa. La política de Le Pen podía afectarme”. Y es que, tanto él como su padre corrían el riesgo de perder la nacionalidad francesa o de tener que elegir una de las dos, si hubiese ganado el Frente Nacional.

“Si eso pasaba, afectaría a mis hijos (futuros), o a mi familia, o a los que huyen de su país por cualquier razón y vienen a Francia. Eso no lo podía aceptar. Mi voto fue una forma de luchar contra una candidata fascista, xenófoba y homófoba, que con su programa económico iba a traernos una crisis grave”.

La resistencia de la gente de izquierda que llamaba al abstencionismo, le parecía insensata. “Cuando la democracia peligra, si tienes un mínimo de consciencia política, la defiendes. Muchos de esos ‘nini’ no se dan cuenta de la oportunidad que tienen al vivir en un país como Francia. No muchos tienen tanta democracia. Tuvimos 11 candidatos en las presidenciales, lo mismo burgueses que obreros”. Por esto cree que el principal reto del nuevo presidente es unificar a la gente.

Le parece que Emmanuel Macron tiene algo que lo hace similar a Barak Obama: su estilo eficaz para comunicarse, algo también revelado por el documental Macron: les coulisses d’une victoire, estrenado en la televisión francesa apenas un día después de haber ganado las elecciones presidenciales y que rompió récords de audiencia en todo el país.

Con una postura contraria, Christophe Lucquin, editor independiente y amante de la literatura, relata que en la primera vuelta su voto fue para el socialista Benoît Hamon.

“Él proponía un programa verdaderamente progresista y ambicioso, ¡por fin! Digo por fin porque él ha marcado una ruptura significativa con los que dominaban el partido socialista desde hace muchos años, que en realidad eran centristas. Hamon era todo lo contrario de Emmanuel Macron”.

Lucquin sabe que muchos votaron por Macron sin conocer su programa. El editor francés no cree que el nuevo mandatario considerará las opiniones de los votantes de izquierda, por lo que ha decidido que en las elecciones legislativas –a celebrarse en junio próximo- apoyará a los candidatos de la Francia Insumisa.

“Necesitamos una política que coloque en el centro al ser humano. Con eso, la extrema derecha se desinflará naturalmente. En la injusticia se desarrollan el odio y las ideas ridículas por ello tenemos que estar atentos. Las legislativas serán la ocasión para decirle a Macron que no olvide que la izquierda no ha muerto en Francia, al contrario, ahora tiene más sentido”.

VOTO NO, VOZ SÍ

Chelsea Vassio nació en México pero hace tres años que vive en París. Llegó cuando tenía 25 y ahora cuenta con una visa de trabajadora independiente. No tiene derecho a votar mas reconoce que le habría gustado hacerlo por Macron, por una razón simple: “Es imposible confiar en alguien como Le Pen que simpatiza con Donald Trump, sin una buena propuesta económica y que no toma en serio la conservación ambiental”.

Chelsea dice que ese 66 % con el que Macron llega al Elíseo no representa una mayoría a su favor, pues allí hay muchos “votos útiles”, es decir, de quienes votaron en contra de Le Pen. Por lo tanto, esta mexicana –especialista en responsabilidad social empresarial y sustentabilidad– afirma que el mayor reto del centrista será demostrar que puede hacer las cosas de manera diferente.

“Quiero creer que él va a revelar que los jóvenes tenemos la capacidad para cambiar las cosas y dejar el viejo sistema atrás para así construir una sociedad resiliente, sustentable y verdaderamente democrática”.

Fabian Ramírez, estudiante y emprendedor mexicano radicado en Lyon, considera que Macron representa la renovación, el cambio y la reconciliación de lo que llama “las Francias”, es decir, la de los pobres, la de los ricos y además la de los extranjeros, como él, y la de los “franceses”, refiriéndose al discurso nacionalista de Marine Le Pen.

“Tener un equipo joven habla bien de él, lo aleja de los políticos de siempre. Durante toda su campaña trabajó en modo startup, al crear su propio movimiento político. Su edad influye en la visión que tiene de Francia y sé que buscará la generación de empleos a través del impulso al emprendimiento, sobre todo en el ramo de las nuevas tecnologías”. 

Y en efecto, tan exitosa resultó ser la aventura de ser un outsider, que ahora el mismo Benoît Hamon e incluso Anne Hidalgo, actual alcaldesa de París, han anunciado la creación de dos nuevos movimientos ciudadanos, con lo que el Partido Socialista francés parece estar al borde de un quiebre histórico irremediable.

TAN LEJOS, TAN CERCA

Luis nació en México, sin embargo, por su origen, tiene doble nacionalidad, así que también es francés. Actualmente vive en Texas, no obstante, eso no le ha impedido seguir de cerca este proceso electoral.

Aunque no pudo votar pues recién se mudó desde Boston, y sus documentos no estuvieron listos a tiempo, Luis tiene claro que le habría gustado sufragar por Macron desde la primera vuelta. No era así antes de los escándalos de corrupción que mancharon de lleno a François Fillon, candidato del partido Republicano. Pero, al haber crecido en México, la corrupción es algo que este comunicador ya no puede tolerar.

“Parecía que serían Fillon y Le Pen los candidatos más fuertes. Mi intención era que Francia derrotara a Le Pen, así que me había resignado a respaldar a Fillon a pesar de no estar de acuerdo con su ideología”.

Ahora él está contento por el triunfo de Macron, aunque sabe que el camino no lo tendrá sencillo.

“Lo que ocurra en Francia a partir de ahora será un buen presagio de lo que puede pasar con el mundo occidental”.

Bruno Pisón está a miles de kilómetros de Francia, el país que lo vio nacer. Hace un par de años eligió a México para vivir y dedicarse a la cocina sustentable. Pudo dejar a su padre el encargo de acudir a las urnas a ejercer el voto en su nombre, algo completamente legal en su país.

“Voté para que no pasara Marine Le Pen. La primera vez que lo hice en mi vida fue en 2002, para elegir a Jacques Chirac como presidente, y rechazar al padre. Tenia 18 años y aún recuerdo bien el gran movimiento popular. No quiero que los Le Pen lleguen al poder, porque dividiría mucho más a Francia que la opción que representaba Macron”.

Bruno piensa que la estrategia del nuevo presidente deberá ser la humildad, y reconocer que su victoria se la debe a un frente creado para rechazar a la extrema derecha.

“Debe enfocarse en reconciliar a Francia, mostrar que ha entendido las exigencias de cuidar a los que tienen menos, reducir las desigualdades y empezar la transición ecológica. Su primer reto político, es juntar una mayoría en el congreso para poder gobernar bien, pero eso no va a ser tan fácil”

EL RETO LEGISLATIVO

Haber llegado al Elíseo parecerá un juego de niños comparado con lo que Macron enfrentará durante el primer mes de gobierno de lo que ahora se llama La República en Marcha (antes simplemente En Marcha).

Al cierre de esta edición, el mandatario socioliberal había dado sus primeros buenos golpes. El primero fue anunciar a la mayoría de sus candidatos (428 de un total de 577) a las elecciones legislativas, con transparencia, apertura y, sobre todo, cumpliendo sus compromisos de campaña, es decir, manteniendo criterios de paridad de género, diversidad étnica y generacional, así como garantizando que la gran mayoría proviene de la sociedad civil y no del mundo de la política.

El segundo buen golpe ha sido dejar en claro que Manuel Valls, ex primer ministro del gobierno saliente de François Hollande, no cumple los criterios establecidos para ser elegido como un candidato por este movimiento político, así protege su propia credibilidad.

Entre los candidatos anunciados destaca Paula Forteza, quien ha sido elegida para representar a los franceses radicados en América Latina y el Caribe. Dedicada, desde la sociedad civil, al desarrollo de soluciones tecnológicas para la participación ciudadana en la política, esta joven francesa que ha vivido gran parte de su vida en Argentina, busca representar en la Asamblea Nacional los intereses de los expatriados radicados en esta región del mundo.

Cuando esta revista llegue a tus manos, el 14 de mayo, Emmanuel Macron estará tomando posesión de su cargo como nuevo jefe francés de Estado. Sin pausa alguna, deberá comenzar la formación del nuevo gobierno que, hasta el cierre de esta edición, todavía era un misterio.