Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Empieza el ‘boom' de la tecnología espacial mexicana

"A mí me gustaría trabajar en el sector espacial en México aunque muchos quieran irse. Pero abrirles las puertas y los ojos de que en México se están haciendo cosas", es lo que dice una estudiante de Ingeniería Eléctrica y Electrónica
12 de Abril 2018
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Por el nombre y la experiencia que he adquirido en varios foros temáticos a los que he asistido, imaginaba que la Semana de la Cosmonáutica sería un evento llenísimo, un Vive Latino del espacio en el que no podría elegir a qué conferencia ir, como si se empalmaran “los escenarios”. Para mi sorpresa, esta semana los eventos han ocurrido en un espacio reducido y ordenado que sirve para su fin: hacer networking.

“¿Dónde están las hordas de fanáticos del espacio?”, me pregunto mientras, durante un break, comienza de manera muy orgánica el networking entre los asistentes, y de repente me encuentro envuelta en una plática sobre pruebas de vuelo en el Tecnológico de Estudios Superiores Ecatepec (TESE) con expertos en el tema, y sólo los miro hasta que uno de ellos me pregunta “¿tú qué ingeniería estudiaste?”, y aguardando la decepción en sus caras les respondí que era periodista.

Lo anterior no significaba que por ser reportera no podría entender de lo que hablaban, considerando que le dieron un espacio a la divulgación espacial en México y a las comunicadoras de la ciencia en esta semana que celebra el 12 de abril, Día Internacional de la Cosmonáutica. Así que realmente no tenía excusa ni dónde esconderme.

Si tuviera que englobar las palabras que más escuché durante esta jornada de la Semana de la Cosmonáutica, diría que las más pronunciadas fueron: NASA, Agencia Espacial Mexicana, Silicon Valley, emprendimiento, aeroespacial, ingenierías, Marte, competencias, trabajo en equipo, próxima generación, Rusia, Yuri y algunas otras.

Mientras que yo vengo por asignación, ¿por qué están aquí los demás? La mayoría de los asistentes son estudiantes de carreras afines, egresados o aspirantes a serlo. Algunos me comentan que esta es sólo una probadita y que, en efecto, muchos foros similares sí son más grandes e intimidantes, pero que esta vez pueden conocerse entre ellos y acordar próximos encuentros.

Víctor Cisneros, de 24 años de edad, estudiante de Ingeniería Aeronáutica y que viste con orgullo su sudadera del TESE, me hace también una aclaración sobre una queja que yo ya conozco y que veo todos los días contra mi generación, pero que no es el hilo negro: la juventud siempre es señalada como floja y culpable de lo que ocurre o no ocurre, como si su contexto le fuera ajeno.

“Hoy en día se percibe a la población joven en la sociedad como un proceso de involución, como si hubiera una pérdida de valores o de capacidades. Otra parte de la población está emprendiendo, tiene capacidades y talentos que están por demostrarse, y probar esas habilidades puede recobrar la credibilidad de la sociedad en la juventud; que somos capaces de tomar las riendas de proyectos que se abandonaron desde hace 30 años”, me dice con urgencia como si no pudiera dejar pasar el comentario.

—¿Por qué estás aquí hoy?

—Pienso en algún tiempo dedicarme a esto, pero más hacia lo comercial, enfocado a la aeronáutica. México tiene mucho potencial por la cercanía con Estados Unidos, que no se abastece de capacidad humana. Mi sueño dede muy niño es que la Agencia Espacial Mexicana se consolidara. Desde antes de tener una idea de qué era la ingeniería aeronáutica, yo ya soñaba con eso.

A Daniela Álvarez, de 20 años de edad, le interesa la semana dedicada a la cosmonáutica porque desea cursar una maestría en Ingeniería Aeroespacial. Todo empezó con Juan Carlos (Mariscal) y César Augusto Baza quienes la invitaron a ser parte de UNAM Space.

“Sin ellos no nos habríamos integrado, entonces pensar que puedo hacer eso con otras personas, a motivarlos, me inspiró mucho. A mí me gustaría trabajar en el sector espacial en México aunque muchos quieran irse. Pero abrirles las puertas y los ojos de que en México se están haciendo cosas, es lo que me motiva para las demás generaciones”, me dice con claridad la estudiante de Ingeniería Eléctrica y Electrónica.

En lugar de salir por comida, algunos se quedaron para presentarse entre ellos, y para mí representa un punto de encuentro, la oportunidad fortuita, aquella que interrumpo entre un business developer, Santiago Morfín, que dialogaba con Moisés García, presidente de la Asociación Aeroespacial de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Él resume lo que en un día de esta semana se ha discutido: en México hay talento, “a veces desconocido y otras, desaprovechado”, pero los que cuentan con los recursos ya están poniendo el ojo en los proyectos generados en distintas universidades.

“Lo primero es hacer este tipo de eventos en donde se conocen los proyectos. (…) Muchos expertos en emprendimiento dicen que el próximo Steve Jobs no vendrá de Silicon Valley, sino de México o Paquistán o de los lugares más insospechados”.

Entre las mujeres me encuentro con Karen Gutiérrez de 20 años de edad. Estudia física y forma también parte de UNAM Space. Sin dudarlo, me dice que nota cómo la mayoría de quienes estudian ciencias o predominan en el sector son hombres, y más que eso le provoque incomodidad a ella, cree que es al contrario.

“Creo que ellos han tenido problemas con nosotras porque no les gusta que una mujer les diga que algo está mal o que algo lo pueden mejorar. Eso los incomoda y ha hecho como que los grupos se cierren un poco, pero fue en los primeros semestres y ahora creo que ya hay más mujeres”.

Finalmente, Antonio Serrano, estudiante de la maestría en Telecomunicaciones, me ilustra el porqué de la pregunta que me hice al entrar al salón sobre el tamaño del congreso. “La realidad del rubro es esta –me asegura–. La realidad es que la generación actual es tal vez la más enérgica, con más ideas. Estamos viendo el nuevo boom de la tecnología espacial mexicana”.

Él también cree que la cosmonáutica puede interferir en la racha violenta que se ha apoderado del país en los últimos dos sexenios. “Estamos salvados –pienso–, esta es mi generación y estamos salvados”.

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