Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

¿Es tiempo de cambiar?

Para ti, ¿qué es más importante: trabajar en lo que te gusta o trabajar en algo que te deje lo suficiente para vivir dignamente? El sueño de todos sería tener ambas cosas, aunque la realidad dista mucho de esto
30 de Septiembre 2018
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Tener un empleo en el que haces lo que te gusta es una de las mayores satisfacciones, además de que eleva la productividad e impulsa la innovación, entre otras ventajas.

Pero hoy, trabajar en lo que te gusta no necesariamente quiere decir que te deje el dinero suficiente para vivir dignamente o, en el peor de los casos, tampoco es garantía de que sea un empleo perdurable.

No te estamos bajando los ánimos, queremos analizar la realidad. Así que vamos por partes.

El salario

No tiene nada de malo hablar de dinero cuando se toca el tema del empleo. De hecho, todos trabajamos por dinero. Un trabajo digno debe generar un salario digno y, en México, lo más cercano a garantizar esto último es el llamado “salario mínimo”.

Establecido desde la promulgación de la Constitución y revisado a fondo en los 60 y 80 (y otros momentos más de la historia), el salario mínimo establece cuánto es lo menos que se le puede pagar a alguien por un empleo en México.

Así, una persona que gane el salario mínimo recibirá 88.36 pesos por día, y aunque en algunos sectores parezca poco, hay personas que todos los días, trabajando igual o más que otros, recibe un sueldo menor a ese.

De hecho, en los últimos 13 años, las personas que ganan el salario mínimo en México pasaron de 5.9 millones a 7.9 millones; es decir, cada vez más mexicanos ganan lo que, se supone, es lo mínimo indispensable para vivir.

¿Cómo se calcula un salario mínimo? En México, es una cuestión complicada y a veces no muy transparente, pero la Organización Internacional del Trabajo (OIT) identifica cuatro funciones básicas que deben tener estos salarios: que protejan a las categorías vulnerables, que sean equitativos, que establezcan un umbral de remuneración como base y que sean un instrumento de política macroeconómica.

Es decir, un salario mínimo debe dar a las personas lo suficiente para vivir con dignidad, lo cual, como es sabido, no siempre se logra.

El costo de la vida

¿Tu trabajo te paga lo suficiente? De acuerdo con el Observatorio Laboral, quienes mejor ganan en México son quienes se dedican a áreas relacionadas con la química, servicios de transporte, finanzas, minería, salud pública y medicina, cuyos sueldos promedios van de los 20 302 pesos mensuales a los 15 789 pesos.

¿Se puede vivir dignamente con eso? Parece que no mucho. De acuerdo con un estudio del portal inmobiliario global Lamudi, sólo en la Ciudad de México, el promedio de renta mensual es de entre 29 800 y 10 800 pesos, según la zona en la que se encuentre el inmueble.

En cuanto a transporte, los mexicanos son los que pagan más en América Latina, ya que invierten hasta 35 % de su salario en ese rubro, según se dio a conocer el año pasado en el 13 Congreso Internacional de Ciudades y Transporte.

Solamente con esos dos ejemplos se puede dudar que un salario mínimo o un salario promedio alcance hoy para vivir. Habrá quienes gasten menos o ganen más, pero la diferencia entre ambos extremos se ha ido acortando en los últimos años.

¿Sabes si amas tu trabajo?

En la actualidad, trabajar y ganar dinero no garantizan una vida del todo digna, por lo que vale la pena analizar a qué queremos dedicarnos laboralmente.

De entrada, los que aman trabajar reúnen algunas características en común: se levantan con energía y entusiasmo por las mañanas de los días laborales, afrontan con buen ánimo las listas de tareas de su jornada laboral, se muestran felices mientras trabajan y las horas en el trabajo se les pasan volando.

Además, disfrutan el tiempo que dura su jornada por muy larga que sea, siempre buscan asumir nuevos proyectos y tener nuevas responsabilidades, sienten que los objetivos generales de la empresa también son suyos y hacen lo posible por alcanzarlos, se muestran serviciales y dispuestos a trabajar en equipo y, por si fuera poco, tienen una vida personal plena afuera del trabajo.

Quienes no reúnen todo esto, es muy probable que no disfruten al dedicarse a lo que hacen todos los días.

Así que si alguien no hace lo que realmente le gusta y, por encima de eso, no gana lo suficiente para vivir dignamente, ¿qué debe hacer?

Los nuevos tiempos

Lo primero que hay que considerar es ver si te conviene cambiar no solamente de trabajo, sino de giro. Hasta hace unos años, se valoraba mucho en el mercado profesional la experiencia que podría tener una persona en un área específica, pero hoy, cuando muchas tareas están automatizadas o un solo empleado puede hacer más cosas al mismo tiempo, hay otras habilidades todavía más apreciadas, como la disposición al cambio, las ganas de aprender cosas nuevas o la aportación de un punto de vista diferente a cierta actividad, además de la integración de equipos multidisciplinarios.

Por ejemplo, para no ir más lejos de nuestro caso, en el periodismo hoy trabajan matemáticos e ingenieros que no se dedican a generar reportajes o fotografías, sino a identificar qué tipo de contenidos se necesitan y en qué momento hay que publicarlos. Esto lo logran mediante el análisis de datos de las conversaciones de redes sociales, las tendencias en Internet y hasta los comentarios de sus propios usuarios, entre otros aspectos.

Así, quien decide qué se publica o no en un sitio de noticias ya no es solamente un editor como el que aparece en las películas de Superman o Spiderman, el cual reunía a decenas de reporteros especializados, aunque y él era –a partir de su experiencia, conocimiento y perspicacia– el único que decidía qué es lo que quería “leer la gente”.

De seguir esa tendencia (todo indica que sí), quienes tendrán los mejores puestos en los medios ya no serán los editores, sino los que se encarguen de analizar los datos y obtener información de lo que quiere ver la gente en tiempo real. Lo mismo pasará en temas como la publicidad o hasta la literatura, y cambiarán por completo la forma en la que hoy se conocen esas actividades.

Es por eso que resulta buena idea analizar desde ahora la posibilidad de cambiar de giro profesional. Pero, ¿qué debes considerar para hacerlo?

Para cambiar

No es una decisión fácil, ya no se diga hacerlo, sino pensar en que podría ser posible. Así que vale la pena repasar algunas recomendaciones.

Primero que nada, si quieres tener un giro laboral debes estar convencido de que no se trate de un tema emocional o de simple frustración. Es decir, si tienes un problema o una mala racha, no necesariamente quiere decir que tu área profesional o tú no tengan un buen futuro.

Después, evalúa qué tan satisfecho te sientes con tu trabajo, tu nivel de vida y la forma en la que pinta el futuro próximo. Si de plano tu trabajo es tu pasión, lo mejor es aprender cosas nuevas, actualizarte o experimentar una nueva forma de hacerlo, pero no lo dejes.

El futuro es importante. En tu nuevo giro profesional, deberás tener buenas perspectivas de crecimiento, así que si piensas que tu talento no se exprimiría del todo en esas nuevas tareas, reconsidéralo.

Y lo más importante: no le tengas miedo al cambio. Al final, te dediques a lo que te dediques, deberás estar cambiando constantemente, aprendiendo cosas nuevas y, sobre todo, tendrás que responsabilizarte de tu propia capacitación, por lo que en el nuevo giro tú serás quien se encargue de profesionalizarse.

Hoy, más que nunca, tiene sentido aquella frase de “renovarse o morir”. ¿Te animas a cambiar para vivir mejor?

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