Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

Las elecciones de las app

La ciudadanía mexicana esta vez tiene más opciones y mejor tecnología para aprovecharla a favor de la democracia, aunque esté acostumbrada a confiar a en el papel y lápiz
28 de Junio 2018
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De inmediato me bombardea con tres mensajes de bienvenida. El primero me dice que tiene las respuestas a todas las preguntas sobre las elecciones en México. Se presenta y me saluda por mi nombre. Sin más rodeos, me dice que la ponga a prueba y le pregunte algo sobre algún candidato. Se llama EMI y es un robot programado en Facebook para responder en tiempo real.

Le pregunto sobre el candidato con mayor popularidad en la red y me manda dos encuestas muy dinámicas que parecen diseñadas por un profesional en gráficos; veo los resultados. Me pone la fecha de corte, cuál fue su metodología y no escatima en señalar el margen de error.

Pero yo soy el error porque no vi la fecha y le pregunto de nuevo a lo que me responde: “Hey, hey, ya deberías de saberlo”. Ok, perdón. Le cuestiono sobre su futuro, que qué pasará con ella luego de las elecciones, y ahora ya no es tan sabelotodo: “No sé qué decirte… pregúntame otra cosa”.

Luego cambia de opinión y me dice que como pocos lo han mencionado, “lo aprenderá” y la próxima vez tendrá una respuesta “si es relevante para el proceso electoral”.

EMI es un bot o robot diseñado por ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); como él, varias aplicaciones y plataformas fueron habilitadas para las elecciones presidenciales de 2018.

Sociedad de lápiz

Parece poco, sin embargo seis años han hecho la diferencia cuando se habla sobre tecnología y la democracia, pero aun así, el mexicano se muestra renuente a acceder a las tecnologías de la información para hacer transacciones importantes, como operaciones bancarias en línea o compras por Internet; esas, e interactuar con el gobierno, son de las actividades que menos lleva a cabo la ciudadanía al navegar en la red, aunque entre las principales están obtener información, entretenerse y comunicarse, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Por ello no sorprende que hasta estas elecciones los mexicanos consideremos mucho más confiable hacer anotaciones, sumas y registros con papel y lápiz, que sentir que una máquina altera –sin saber cómo– los resultados.

“Principalmente la desconfianza hacia las instituciones ha generado que nos mantengamos con el papel y el lápiz. Sí creo que las personas que están al frente de ellas están bastante preparadas, pero algunos no están tan abiertos hablando en cuestiones tecnológicas y hay muchos países donde se vota ya electrónicamente, que desde el celular se emite un sufragio. Hoy en día las instituciones tienen que ir de la mano con la tecnología”, me dice Ulises Salas, CEO de Colima Soft, una empresa mexicana que se dedica a los servicios en tecnologías de la información.

Algunos usuarios confiaban, por ejemplo, en una encuesta que tomaba sus datos desde las redes sociales, y tras responder algunas preguntas, la plataforma les proporcionaba un porcentaje de afinidad con los cuatro candidatos. Sin embargo, el uso de la información que tomaban no estaba del todo aclarado; además, se trataba de un cuestionario muy básico que no podría interpretarse como una afinidad convincente.

Una plataforma similar es Ligue Político, cuyo nombre sí hace referencia a que puedas hacer match (como en Tinder) con algún candidato según tus posturas políticas. Está enfocado en los jóvenes para que “no se dejen conquistar por el más guapo o el que más bonito les habla”.

De una manera más interactiva, también está Losoigo.mx, una plataforma que funciona como puente entre los políticos y los ciudadanos, en donde las preguntas que más apoyo reciban deberán ser respondidas por los candidatos a diputaciones o cargos locales. La página mantiene un contador bastante visible de qué figura política contestó más preguntas y cuál omitió dar respuestas.

También surgieron otras plataformas y aplicaciones como Vigilante y Observación Que Sí Cuente, la primera por parte de estudiantes egresados de la UNAM; la segunda de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Ambas con el fin de contar los votos el día de la elección a través de fotos de las pancartas públicas que se ponen afuera de las casillas, e incluyen los resultados de cada una con el fin de ingresarlos a la aplicación y verificarlos.

Otra aplicación similar es Tuvotosí.mx, creada por ColimaSoft, que tiene como objetivo promover la transparencia en las elecciones presidenciales. De acuerdo con ellos, contabilizará el resultado de cada casilla de la que tengan registro con las llamadas “sábanas” tan sólo dos minutos después de que se incluyan en la app. “Los ciudadanos podrán cotejar los resultados de cada casilla contra otros como las encuestas de salidas”, explica la información de la herramienta.

“Con esta plataforma nosotros no damos resultados oficiales, ni ganadores ni perdedores, es una forma únicamente para dar seguimiento a cada uno de los resultados de las casillas porque en las elecciones pasadas nos encontramos que algunas de las sábanas no coincidían con los datos ingresados por el Programa de Resultados Electorales Preliminares de México (PREP), operado por el Instituto Nacional Electoral (INE) y auditado por la UNAM”, me indica Ulises Salas.

Después de ingresada la foto de la sábana, inicia un proceso interno de filtrado de manera aritmética con la finalidad de contrastar con más registros de la misma casilla (si se tienen) que sea de otros usuarios. Ulises me comenta que están conscientes de que pueden no obtener información alguna de varias regiones, o también podrían contar con varios registros de la misma casilla.

“Es por eso que no usamos esa información de muestreo o sondeo, lo único que hacemos es contrastar casillas en las que nos den información y vamos a generar una tendencia de comprobación”, me aclara el también desarrollador.

Así, las instituciones encargadas de ser procuradoras de la democracia en el país se ven apoyadas –no oficialmente– por iniciativas ajenas a ellas con el fin de vigilar y dar una mayor certeza respecto a los resultados y el proceso.

Sin embargo, Ulises Salas me comenta que en México seguimos atrasados para ir de la mano con la tecnología no sólo en cuestiones electorales, también en otros rubros como el transporte público o algún otro servicio que logre agilizar los procesos y ofrecer tanta transparencia como se pueda a la ciudadanía; además no descarta que sea la iniciativa privada la que se acerque al gobierno con el propósito de ver estos avances.

Aunque en México el 76 por ciento de la población cuenta con un celular y tres de cada cuatro de estos usuarios tienen un smartphone con capacidad de conectarse a Internet, quizá en estas elecciones no se logre un récord de uso de aplicaciones móviles ni sirvan en su totalidad para dar seguridad a los resultados que veamos pasadas las votaciones, pero sí veremos un crecimiento en su uso, en su normalización y en el hecho de que podemos tomar esta herramienta a nuestro favor.

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