Revista Cambio

Políticas públicas que excluyen

MÉXICO, D.F., 04OCTUBRE2012.- Autoridades del gobierno del Distrito Federal, inauguraron el tramo de las avnidas Centenario a Las Águilas, de la Supervía Poniente, el cual será gratuito durante los primeros 15 días. FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

En una ciudad donde circulan más de cinco millones de vehículos, la solución que implementa la autoridad –hasta ahora– es la construcción de segundos pisos o supervías que, lejos de resolver los problemas de movilidad, solo han aumentado el tráfico hasta en un 34 por ciento.

Sin embargo el tráfico es solo uno de los problemas que enfrenta la población. Contaminación y desigualdad también son consecuencia de las obras que prometen recorrer las ciudades sin tránsito, pero a un costo que no todos pueden pagar.

Miriam Alfie, investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, sabe que los proyectos de las supervías únicamente favorecen a las personas que poseen un carro; además, se beneficia a una sola persona porque no hay políticas que hablen del uso compartido o que el transporte público pueda usar estas vialidades.

Los créditos para los carros ya no se otorgan necesariamente a la gente de una clase alta, por ello es que cada vez hay más vehículos; no obstante, fuera de la decisión de comprar un carro, “la gente ya no toma en cuenta problemas ambientales, problemas de espacio y generan a la vez una desigualdad que llamamos desigualdad espacial. Hay una protección desigual del espacio”.

Laura Ballesteros, subsecretaria de Desarrollo de Movilidad, señala que la Ciudad de México tiene un retraso de más de 20 años en políticas de movilidad y que en esas dos décadas el 73 % del gasto destinado a infraestructura fue ejercido en obras para el uso de los automóviles.

“Una política muy esquizofrénica”, considera la doctora Alfie, quien admite que favorecer el uso de automóviles es una política contraria a lo que se aplica en el resto del mundo, donde se gestan nuevas formas de movilidad, por ejemplo con las bicicletas, pasos peatonales y autos compartidos.

La también investigadora Nacional Nivel II dice que hablar de movilidad en la ciudad es hablar de su crecimiento, los espacios que tiene, la funcionalidad, y que las soluciones no se pueden tomar sin consultar antes a los ciudadanos, quienes son usuarios y afectados a la vez.