Seguramente muchos –ya no tan niños– recuerdan una caricatura que durante décadas transmitió la televisión mexicana: un clásico llamado Don Gato y su pandilla. Entre los personajes había uno larguirucho que toda la vida estaba como en otro mundo y que en el doblaje tenía un simpático acento yucateco.
Seguro ya muchos se acordaron del personaje de Cucho, que es precisamente a quien me refiero. Pues bien, el otro día, observando un video del presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Ochoa Reza, no sé por qué me vino a la cabeza este gato.
Bueno, sí sé. Y es que, si armáramos con políticos la pandilla de Don Gato, seguro él sería Cucho, no sólo por sus característica físicas sino también por su actitud digna de un típico meme de “yo en la vida”.
El 12 de junio, justo unos días después de que se lleve a cabo la elección del próximo gobernador en el Estado de México, él cumplirá un año al frente de este instituto político y su marcha por la dirigencia priista es una especie de ese célebre capítulo en cual Cucho se quiere tirar a un lago de baja profundidad con una piedra atada en la cintura.
Su crítica hacia sus rivales puede ser fuerte, aunque poco inteligente. Nada más escucha barullo y es el primero que sale a ver quién, cómo, cuándo, y a responder por Twitter, sacar videos, dar entrevistas, mandar comunicados, hacer conferencias de prensa… todo lo que se pueda, mas realmente lo único que hace es pelar los ojos como el mismísimo Cucho.
Ataca, quiere ser agresivo y hasta sarcástico, pero actualmente no ha pasado del discurso bravucón.
Los gatos inteligentes actuamos de la siguiente forma: cuando vemos que hay una pelea de mininos, simplemente nos dedicamos a ver cómo se despelucan y después tranquilamente nos ponemos a repasar los saldos de la batalla.
En el ring electoral todos tiran lodo a diestra y siniestra; seguramente nadie va a salir limpio. Sabemos que si de estos negocios hablamos el que tiene lodo de la mejor calidad es ni más ni menos que el PRI, y en estas circunstancias quiere Ochoa Reza que se investigue a los políticos corruptos. O sea, nuevamente como Cucho, anda divagando y su pensamiento está simplemente en otro lado.
En esta época de “todos contra todos”, Ochoa Reza podría hacer la diferencia si en lugar de subirse al ring se pusiera a hacer propuestas. Es increíble que hasta ahora veamos a personajes como Andrés Manuel López Obrador, que ya lleva 12 años en campaña, y no conozcamos sus propuestas ni cómo las ha ido adaptando a los nuevos tiempos.
O Mancera, del que nunca conocimos a ciencia cierta su proyecto para la capital y ahora hasta quiere ir por la Presidencia de México.
Aunque no lo crean, los gatos tenemos respeto por los más viejos de la manada, pero en el caso de los humanos, si los líderes políticos que vemos ahorita serán los sabios del mañana, la verdad es que es mejor ser felino.
DharmaTip:
No seas gato del montón. Cuando veas un pleito callejero, pinta tu raya y demuestra por qué perteneces a esta privilegiada especie.
@dharmaqueen1
