Revista Cambio

Cuentos de hadas para adultos

Hace unos días, a los 83 años, murió Charles Manson a consecuencia de una hemorragia interna en el hospital Mercy, en Bakersfield, California, muy cerca de la cárcel donde estaba recluido desde hace casi 50 años, purgando cadena perpetua. Manson era considerado uno de los “monstruos” de la sociedad moderna más temibles que hayan existido, no tanto por lo que pudiera hacer él mismo, sino por su malévolo poder de convencimiento para que otros hicieran lo que este les ordenara, así se tratara de los crímenes más atroces.

A lo largo de su estadía en prisión, cientos de libros, ensayos, documentales y películas de ficción que se hicieron en torno a la vida y la figura de Manson, ayudaron a convertirlo en el ícono de la maldad más pura. Aún hoy en día, el cineasta Quentin Tarantino ha anunciado que ya trabaja en la preparación de un nuevo filme en torno a la secta (La Familia) que Manson encabezaba y los nueve asesinatos que cometieron.

En un anuncio un tanto oportunista, también la buy psychology essays online essaysglobal.com essaysglobal.com compañía Netflix filtró que planean lanzar una serie que aborde la historia de Charles Manson y la masacre cometida en el 10050 de Cielo Drive (donde vivían la actriz Sharon Tate y el cineasta Roman Polanski), aprovechando el gran éxito entre la crítica y la audiencia que han tenido con las series Mindhunter —basada en el libro Mind Hunter: Inside FBI’s Elite Serial Crime Unit de Mark Olshaker y John E. Douglas— y The Sinner, donde la actriz Jessica Biel da vida a una adorable ama de casa que, de buenas a primeras, asesina en forma brutal a un joven médico.

No sería de extrañar que en las siguientes semanas sean anunciados todavía más proyectos fílmicos, televisivos y literarios que tomen como fuente de inspiración a Charles Manson.

Pero, justo ahora, valdría la pena preguntarnos por qué la mayoría de nosotros sentimos esta misteriosa fascinación por los asesinos en serie.

De acuerdo con el escritor y sicólogo James Hoare, “estos personajes son los verdaderos protagonistas de las historias de horror que nos contaban cuando éramos niños y responden a la idea de que hay algo malo allá afuera”. Asegura también que las historias de asesinos seriales son una especie de “cuentos de hadas para adultos”, pues hay algo en nuestra psique “que hace que necesitemos contar historias en las que somos perseguidos por monstruos que nos resultan perversamente atractivos por su aspecto humano”.

Helen Morrison, psiquiatra forense que ha entrevistado a más de 80 asesinos en serie y fue testigo de la defensa en el juicio de John Wayne Gacy, quien mató a una docena de niños, ha confirmado que estos monstruos son expertos en representar distintos papeles y llegan a parecer personas normales. En su libro Mi vida entre asesinos en serie, Morrison asegura que “nunca supe bien con quién estaba lidiando. Son tan amistosos, amables, solícitos cuando empezamos a trabajar… son encantadores, casi increíblemente encantadores, tan carismáticos como George Clooney”.

Shane McCorristine, historiador de la Universidad de Cambridge, piensa que acercarse a los criminales y perpetradores de hechos horrorosos es una manera de experimentar la muerte sin ser su víctima, de convertirse en un testigo de la muerte y, por ende, ejercer algún control sobre ella. Para él, una de las explicaciones más provocativas del atractivo de los asesinos en serie es que cumplen una función social, permitiéndonos satisfacer nuestras fantasías más vengativas sin tener que actuar y, cuando el criminal es arrestado, sin tener que sentirse culpable. “Son como la catarsis de lo peor de nosotros, un pararrayos para nuestros pensamientos más oscuros”, explica McCorristine.

*Periodista especializado en cultura.

@rogersegoviano