Más de un colega y directivo del periódico Capital, donde soy responsable de las secciones de Cultura y Espectáculos, me han preguntado si no es mucho espacio el que le damos en nuestras páginas a la información, las entrevistas y los artículos que tienen que ver con el género de música urbana, pues la consideran nociva y de mal gusto.
Sobra decir que ellos, consciente o inconscientemente, tienen algún tipo de fobia, tirria o prejuicio en contra del reguetón, el hip hop, el trap, el rap, la bachata y demás variantes de esta música. Y los entiendo perfectamente, porque hasta hace no mucho tiempo, yo pensaba igual que ellos.
Ya en una columna anterior conté cómo, gracias a buscar entender las inquietudes de mis hijos adolescentes, fue que comencé a investigar más y más del tema. Sin darme cuenta, me quité muchas las telarañas de la cabeza, hasta el punto en que, creo, me he convertido, si no en el gran experto, sí en un buen conocedor del tema que ha llegado a la conclusión de que en la música, sea el género o la corriente que sea, sólo hay de dos sopas: la buena y la mala.
En otras palabras, así como hay piezas de música clásica y arias de ópera que de tan extraordinarias nos llevan a tocar el cielo, hay otras son muy malas y aburridas. Lo mismo sucede con el rock, el jazz, el tango, la música norteña, el hip hop y el reguetón. Y si cada vez es mayor el espacio que en los medios de comunicación se le da al género urbano, es por la sencilla razón de que son estos ritmos y estilos los que más están consumiendo los jóvenes en la actualidad. Bien dicen por ahí que por su impacto y trascendencia, el reguetón y el hip hop son el pop de nuestros días.
Para no ir más lejos, esta semana (el viernes 3 de agosto, para más señas) se realizará en Phoenix, Arizona, el Campeonato Mundial de Hip Hop Dance y World Battles, con la participación de 4 000 bailarines de más de 50 países que se han clasificado luego de un año de torneos y rondas eliminatorias regionales y nacionales.
Con 17 ediciones previas, se trata de la competencia de baile más grande del mundo en la que, durante una semana, participan niños desde los ocho años y equipos universitarios con 40 integrantes, hasta grupos y pandillas callejeras con impresionantes coreografías. Una fiesta en la que tipos como S-Rank y TLCxWC (mejor conocido como The Lab), que en sus escuelas podrían pasar desapercibidos como dos estudiantes más, aquí son vistos como bailarines rockstars que lucharán con todo por refrendar sus respectivos títulos.
Para darse una idea del tamaño de la competencia, valdría mucho la pena ver el documental ganador del Emmy “Randy Jackson Presents: America’s Best Dance Crew”, donde su muestra el trabajo realizado por muchas personas y organizaciones para llevar la cultura urbana a niveles de excelencia.
Para seguir estas competencias de baile en directo a través de redes sociales se recomienda hacerlo por el canal en YouTube de HHI (Hip Hop International), la empresa que más ha contribuido a difundir este estilo de baile. El canal tiene 27 millones de suscriptores y algunos de sus videos se han viralizado hasta alcanzar las mil millones de reproducciones.
De verdad, antes de descalificar a priori el género urbano y la cultura callejera, te invito a que involucres un poco más en su historia y en el trabajo que se realiza; de verdad cambiará tu percepción al escuchar hip hop y reguetón.
*Periodista especializado en cultura.
@rogersegoviano