Es muy antigua y se ha transformado con el tiempo, aunque la realidad es que no tendría tanto éxito sin la tecnología que la ha llevado a ser masiva. Desde la introducción de las VCR en la mitad de los 70, después con los DVD en el mercado, hasta los servicios en demanda o streaming como Netflix, en todo el mundo, esta industria ha cambiado para siempre.
Si bien muchas cadenas quebraron en la década pasada, la industria del cine continuamente se transforma con mejores precios, licencias para cadenas de comida y tecnologías innovadoras. En el 2016 tuvo ganancias por 38.3 billones de dólares contra el 2018 que se espera cierre en 44 billones de dólares; es enorme.
Para pensar y ponerla en contexto, es una industria donde a veces no se entiende dónde están las ganancias, aunque va más allá del lugar físico donde se pueden ver películas. Entre las cintas más exitosas de todos los tiempos se encuentran Avatar, con 2.78 billones de dólares en ganancias; seguido por Titanic, con 2.187 billones de dólares, después tenemos a Star Wars: The force awakens y The avengers infinity war; y otras tantas que podríamos mencionar.
Si pensamos en el porcentaje del PIB de los Estados Unidos, la industria global del cine representaría el 2 % del total –tomemos en cuenta que el PIB de Estados Unidos es de casi 18.57 trillones de dólares y que es la economía más grande del planeta–; tiene un impacto cultural nunca antes visto en la historia de la humanidad al transferir mensajes e ideas, aunque se muestra sólo una parte del mundo a través de este medio.
Dado que hacer películas tiene un costo implícito, son ideas que únicamente unos cuantos pueden difundir, se ha convertido, entonces, en un negocio donde sólo prosperan las ideas que pueden ser rentables en la pantalla grande. El gigante Disney, al comprar la empresa Marvel, que se encontraba al borde de la banca rota, supo transformarla en una fuente incontable de dinero que ha superado las expectativas con Marvel Studios.
En este sentido, las historias que se cuentan son sólo las de ciertos estudios. De las 20 películas más rentables de la historia del cine, 11 son de Disney. Si bien para sus accionistas es una buena noticia, también nos habla de que esta industria está en manos de unos cuantos corporativos y directores.
Para los mexicanos es un entretenimiento que podemos considerar económico –considerando el salario promedio– si sólo tomamos en cuenta el precio de entrada sin palomitas ni refresco: es apenas un 0.55 % del ingreso promedio de los mexicanos, y sin duda es una de las actividades que más disfrutan. Los gigantes Cinépolis y Cinemex han sabido aprovechar esta industria y cambiar como en ninguna otra economía en desarrollo; han logrado crear un modelo de negocio exitoso donde otros han quebrado.
Estos titanes han conseguido convenios con las casas de contenido más grandes del planeta y también apoyar talento mexicano. Si bien pensamos en invertir en Disney o Netflix por el potencial de mercado hacia un futuro, debemos pensar como inversionistas en que el poder que tienen consiste en traer historias al mundo, y que deciden qué contar y qué no merece ser contado.
Recordemos que el modelo de Netflix consiste en crear historias que las personas quieren ver, y tiene suficiente data para producir series en cada país –es muy ingeniosa la forma en la que se basan en la ciencia de datos con el fin de crear las series que queremos ver.
Con los años, veremos a este negocio cambiar, y no sabemos la evolución que pueda tener con algo tan cambiante como la innovación tecnológica. Mientras tanto, los mexicanos seguiremos disfrutando de industria, pero eso sí, recomiendo cuidar el bolsillo. Uno mismo decide entre dejar el 0.55 % de nuestro gasto con sólo la entrada a la función, o gastar hasta un 20 %, sí, esa es la diferencia por disfrutar una película con palomitas y refresco.
*Asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero.
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