Revista Cambio

¿Otro año nuevo?

Si partimos de que el promedio de vida de una mujer en México es de 75 años de edad, y la de un hombre de 73, ¿cuántos años te restan de vida?

Ahora que hiciste las cuentas, ¿son muchos o pocos? ¿Vives como quieres o como puedes? ¿Estás ocupado o preocupado? ¿El transcurso de tus días los llenas de significados, cosas y personas que te hacen feliz?

Durante estos últimos días de 2018 esas son algunas cuestiones personales en las que me ocupo, y me atrevo a compartirlas porque este año se desdibujaron en mi vida límites que veía lejanos. Tanto mi papá como mi mamá, cada cual por su cuenta, atravesaron situaciones que me dejaron claro que no existirán eternamente. Para mí, 2019 significa el primer año en que mis referencias telefónicas en caso de una emergencia son mis hermanos; mis papás ya no.

Si contrasto el promedio de vida de los mexicanos contra la edad de mis papás, observo que los años que nos quedan son muy pocos. Esto me hizo más sentido cuando uno de mis amigos me compartió el video Tenemos que vernos más, que trata sobre cómo el uso del celular se ha triplicado en los últimos tres años, y aunque no lo menciona, comprendo, hace referencia a cómo nuestras relaciones se reducen al ambiente online.

El video se hizo viral y en tres semanas alcanzó 12 millones de reproducciones; y ya no está disponible en congruencia con lo que promovía: lograr que las personas se acerquen más las unas a las otras. El dato duro de esa campaña era mostrar que conforme crecemos, la frecuencia con que vemos a familiares y amigos varía, y que pese a señalar que es de lo más importante en nuestra vida, no es congruente con el tiempo que destinamos o nos destinamos a ello.

Después de que ordené estas ideas en mi cabeza y logré plasmarlas aquí, puedo reafirmar que los propósitos de Año Nuevo son totalmente personales, y que, aunque seguramente veremos en las redes sociales listados y clichés que van desde ahorrar hasta bajar de peso, yo sugeriría primero que hagas la lista de tus prioridades. Estoy segura de que ninguna lista de Año Nuevo dice “pasar más tiempo con papá, y pasar más tiempo con mamá” pero al menos la mía sí.

Sólo cuando tenga claras mis prioridades podré escribir una lista más convencional en la que retome algunos pasatiempos, de modo que pueda hacer cosas que disfruto y que no tengan que ver con trabajar. Y es que, al menos a mí, no me alcanza el tiempo para todo lo que  deseo hacer, ya que gran parte de mi tiempo se va en un horario laboral. Sin embargo, estoy consciente de que pedalear al trabajo en bici optimiza mi calidad de vida, repercute en mi salud y apoya mi economía.

“No puedo con todo, y está bien” es una frase que posteó una amiga que es coach en bienestar y con la que me identifiqué. Este 2019 no quiero redactar un largo listado de propósitos que no pueda culminar; este Año Nuevo mi motivación estará concentrada en ocuparme en pequeñas acciones que, sumadas, me lleven a una meta grande, porque la motivación, como todo impulso, es efímera y transitoria. Y eso es similar a pedalear: sin cadencia no podemos avanzar.