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Activistas ambientales, víctimas de la violencia

22 de Enero 2020
PANORAMA 2
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México, 16 Ene (Notimex).- Uno de los problemas que enfrenta la humanidad en la actualidad es sin duda el cambio climático, por lo que hay personas que se han dedicado a promover el cuidado del ambiente a pesar de que con ello ponen en riesgo su vida. 

En 2019 varios activistas fueron asesinados en diferentes países y algunos otros, como la defensora de los bosques oaxaqueña Irma Galindo, silenciados. 

Aunque no existe un registro exacto de las muertes en 2019, la organización ecologista Global Witness, reveló que 164 personas defensoras fueron asesinadas en 2018; un promedio de más de tres asesinatos por semana.

Por ejemplo en Colombia, el líder ambientalista Carlos Aldairo Arena Salinas, fue asesinado por dos hombres. Conocido como “Cejas”, trabajaba en el Páramo de Santa Isabel; tenía 44 años y se desempeñaba como campesino y guía de turistas, desde donde promovía el proyecto ambiental de ecoturismo que facilita el avistamiento del cóndor, una especie de ave considerada en peligro de extinción.

Además, el pasado 23 de diciembre se reportó la muerte de la ecóloga y antropóloga, Nathalia Jiménez, quien encabezaba un proyecto de la Fundación Natura para la conservación de los ríos Magdalena y Cauca, en Colombia.

Su esposo, Rodrigo Monsalve, quien había ganado reconocimiento como DJ en la ciudad, también fue asesinado. Ambos realizaban trabajo comunitario y monitoreo ambiental.

Mientras que en Honduras, Milgen Idán Soto Ávila, un indígena tolupán de 29 años de edad, fue reportado primero como desaparecido, pero días después su cuerpo fue encontrado en una fosa clandestina, localizada en un paraje de la localidad de Locomapa, departamento de Yoro, a unos 220 kilómetros al norte de la capital.

El sitio web Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, al que pertenecía el joven, denunció “la inoperancia, la incapacidad y la discriminación que sufren las y los indígenas cuando llegan a las instituciones públicas a interponer denuncias por las agresiones que son objeto”.

Ante esa situación, Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y Michelle Bachelet , Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, se comprometieron en agosto pasado a promover y proteger los derechos ambientales y humanos mediante un nuevo acuerdo de cooperación.

Sin embargo, las funcionarias reconocieron que “se necesita más trabajo para informar a los responsables políticos, instituciones de justicia y al público sobre las diversas formas en que pueden tomar medidas para defender este derecho”.

Andersen refirió que “un ambiente saludable es vital para cumplir nuestra aspiración de asegurar que las personas  vivan una vida digna”, mientras que Bachelet dijo que “la defensa de los derechos humanos ambientales es profundamente beneficiosa para todas las sociedades. Deben estar mejor protegidos contra la violencia e intimidación”.

A pesar de esas declaraciones, las muertes continuaron sobre todo en Brasil, donde en 2019 se tiene el reporte de la muerte violenta de 10 indígenas, lo que representa el mayor número de líderes originarios asesinados en dos décadas, de acuerdo con la publicación Yale Environment 360.

Así el pasado 7 de diciembre, Firmino Silvino Guajajara y Raimundo Bernice Guajajara, fueron asesinados, después de una reunión con una compañía eléctrica brasileña, donde habían estado abogando por los derechos indígenas y ambientales, reportó el grupo ambientalista Amazon Watch.

En su reporte Global Witnees, apuntó que se trata de más de tres asesinatos por semana, aunque la cifra real posiblemente era mucho mayor debido a que los casos suelen no documentarse ni investigarse, mientras que los países con el mayor número de muertes en 2018 fueron Filipinas (30), Colombia (24), India (23), Brasil (20), México (14), República del Congo (8), Irán (6) y Honduras (4).

En América Latina los ataques contra defensoras y defensores de la tierra y el medio ambiente representan más de la mitad de los asesinatos, en contraste con Europa, el continente menos afectado en 2018, con sólo tres muertos en Ucrania.

En México, en noviembre pasado Irma Galindo publicó en redes sociales un mensaje donde daba un recuento de todo lo que vivió en manos de autoridades  antes de que quemaran su casa y desapareciera en medio de una balacera entre los habitantes de 10 comunidades.

Su hermana Otilia informó a Notimex que Irma estaba viva y sana, aunque oculta por una organización de la sociedad civil defensora de los derechos humanos y pidió a las autoridades investigar la tala inmoderada que se hace en Oaxaca.

-Fin de nota-

 

NTX/AES

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