WASHINGTON (AP) — El FBI tiene más de 850 investigaciones abiertas relacionadas con terrorismo nacional en todo el país y la amenaza sigue creciendo, informaron el miércoles funcionarios de contraterrorismo.
Funcionarios del FBI y de los departamentos de Justicia y Seguridad Nacional declararon ante un comité legislativo sobre el odio y la violencia que surge en el país. Advirtieron a los legisladores que no podían procesar a un supremacista blanco simplemente por su ideología o por un manifiesto publicado en internet, sino que debía haber intención de lastimar o acoso.
Y de forma similar a los terroristas extranjeros, los terroristas nacionales se radicalizan rápidamente en internet con pocos obstáculos y sin necesidad de reunirse en persona.
“Hay mucho odio en internet”, dijo Mike McGarrity, el principal funcionario antiterrorista del FBI. “Los extremistas violentos a lo largo y ancho del mundo tienen acceso a nuestras comunidades locales para centrarse y reclutar, y propagar sus mensajes de odio a escala mundial, como vimos en el reciente ataque en Christchurch, Nueva Zelanda”, dijo en referencia al ataque contra las mezquitas en los que murieron 51 personas, el cual fue perpetrado por un supremacista blanco y miembro de la derecha alternativa.
Hace sólo dos semanas, un hombre armado mató a una mujer e hirió a una niña de 8 años, a su tío y a un rabino en la sinagoga Jabad de Poway, en el sur de California.
McGarrity dijo que hubo seis ataques terroristas mortales en el país durante 2018 y cinco en 2017. De los cientos de investigaciones abiertas de la FBI, aproximadamente la mitad son casos contra el gobierno y un 40% están relacionados con raza o religión.
McGarrity dijo que prevenir el terrorismo en Estados Unidos es la principal prioridad de la agencia.
“No diferenciamos entre un ataque terrorista nacional que intentamos prevenir o un ataque terrorista internacional. Lo que queremos prevenir es un ataque terrorista”, dijo.
Sin embargo, no hay una ley sobre terrorismo nacional. El Departamento de Justicia depende de otras leyes para procesar actos de violencia motivados por ideologías de personas sin vínculos internacionales.
Eso complica monitorear la frecuencia con la que cometen actos violentos en Estados Unidos los extremistas motivados por prejuicios religiosos, raciales o políticos.
