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Papás a la carta

Ellos no venden su cuerpo, sino su esperma, pero eso los convierte en padres biológicos de infinidad de bebés que nacerán por inseminación artificial… ¿qué significa eso para ellos?
19 de Junio 2017
Especial
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Texto  Alice Pipitone / San Francisco, EU

El Sperm Bank of California anuncia en su catálogo en línea: “¡NUEVO! Donante 5311. Cabello rubio, ojos azules, 1.80 metros de altura. Blanco de ascendencia europea. Muestras disponibles a partir del 28 de junio”. El banco de esperma, ubicado en la ciudad universitaria de Berkeley, incluye breves perfiles gratuitos de los donantes. Del más reciente de sus inscritos dice: “Lleno de energía y entusiasmo. Su actitud positiva es contagiosa, de voz profunda y risa cálida y sonora. Es alto, delgado y de musculatura definida”.

Los donantes, la mayoría estudiantes veinteañeros, realizan dos depósitos semanales de semen durante un periodo de 9 a 18 meses. Cuando su conteo de esperma no es lo suficientemente alto deben abstenerse de eyacular dos o tres días antes de donar. La meta del Sperm Bank of California es conseguir muestras suficientes para un máximo de 10 mujeres receptoras y 30 nacimientos por donante. Todos los seleccionados deben estar dispuestos a que sus hijos biológicos los contacten cuando cumplan 18 años.

El banco de esperma en la Bahía de San Francisco, el único sin fines de lucro en el país, paga 1 020 dólares por cada depósito de semen. El objetivo es conseguir alrededor de dos centenares de muestras de esperma por individuo, por lo que un donador puede llegar a cobrar en total más de 200 000 dólares. Los costos para las mujeres y/o parejas receptoras oscilan entre 700 y 5 600 dólares, dependiendo del número de intentos que deban realizar a fin de conseguir el embarazo.

“La compensación económica debe ser buena. Abstenerse de eyacular hasta cuatro o cinco días a la semana, puede tener un gran impacto en la agenda cotidiana y sentimental”, explica en entrevista Alice Ruby directora ejecutiva del Sperm Bank of California.

La comercialización de semen es altamente lucrativa y Estados Unidos es uno de los mayores exportadores del mundo. A diferencia del banco de esperma en California, en general otros bancos pagan poco a los donadores y cobran caro a los receptores. Por otra parte, realizar pruebas médicas y genéticas confiables, actualizar bases de datos y llevar un registro de los nacimientos genera gastos que la industria no parece estar dispuesta a costear.

“El Sperm Bank of California en Berkeley es el único que puedo recomendar porque es un banco sin fines de lucro. No son perfectos pero son mejores que cualquier otro”, dice Wendy Kramer directora del Donor Siblings Registry (DSR), la mayor red de personas concebidas mediante donación de gametos, con más de 50 000 miembros en 105 países.

“Son los más responsables al limitar el número de nacimientos por donante y contactando a las familias en caso de problemas médicos”, asegura Kramer.

Limitar los nacimientos por donante busca reducir el impacto de eventuales complicaciones de salud imposibles de anticipar. La directora del Sperm Bank of California cuenta el caso de un donante que descubrió tener un defecto cardiaco hereditario, años después de donar. “Las consecuencias podían ser fatales pero era posible corregirlo con una simple cirugía, contactamos a las familias que habían concebido hijos del donador”, recuerda Alice Ruby.

Sólo entre 1 y 5 % de los que postulan para donar esperma son seleccionados, señalan estadísticas de bancos privados. Deben ser hombres muy fértiles porque cerca del 50 % de sus espermatozoides morirán en el proceso de congelamiento, explica Ruby.

El Sperm Bank of California somete a los donantes a numerosas entrevistas sobre sí mismos y su historial médico familiar, así como a pruebas con el propósito de descartar enfermedades genéticas comunes o que sean portadores enfermedades de transmisión sexual. “Si detectamos que mienten durante los coloquios, que pierden numerosas citas o que su único interés es económico, también los descartamos”, afirma la directora Alice Ruby.

El catálogo del banco en el estado de California, el primero en vender esperma a mujeres solteras y/o parejas lesbianas en el país, cuenta con una treintena de hombres de origen europeo, africano, asiático e hispano. El banco integra cerca de 25 nuevos donantes al año y vende esperma a cerca de medio centenar de mujeres al mes.

“El donante 5311 descubrió uno de sus hobbies preferidos cuando cursaba la preparatoria: bailar breaking dance […] Admite tener otros entretenimientos más nerds como armar Cubos de Rubik, competir en partidas de ajedrez y jugar obscure board games. Actualmente estudia Física: partículas físicas y materia oscura […] Su objetivo a futuro es doctorarse en dicha área o en Física del plasma”, recita un fragmento del perfil público del donante del Sperm Bank of California. Su identidad se revelará a los concebidos con su esperma que así lo soliciten cuando cumplan 18 años. Estos podrán contactar a su padre biológico para hacerle preguntas o conocerlo personalmente. Según la política del banco de California, es facultad del donante elegir el nivel de contacto que establecerá con su prole.

Kramer & Kramer

Ryan Kramer nacido en Pasadena, California, es el primer ser humano en ubicar a su padre biológico y donador de esperma a través de Internet, y con la ayuda de una prueba comercial de ADN. Lo que inició como una búsqueda personal terminó por convertirse en el Donor Sibilings Registry (DSR), la asociación sin fines de lucro fundada por él y su madre Wendy Kramer.

Los Kramer buscaron al donante 1058 del California CryoBank durante más de una década. Publicaron avisos en Internet y fueron entrevistados en dos ocasiones por la presentadora de televisión Oprah Winfrey. Su tenacidad rindió frutos cuando Ryan era adolescente: un pariente del donador hacía match genético con Ryan en una página web de árboles genealógicos. Dicho dato, sumado a la información sobre sus intereses académicos y hobbies –entregados por el CryoBank–, los condujo al donante.

“Al descubir quién era me senté a escribirle una carta, tenía su correo electrónico. En ella le decía que no quería dinero ni buscaba un padre. No quería ahuyentarlo, sólo quería hacerle saber de mí y que sentía curiosidad por saber de él. Le dije que me encantaría recibir una foto suya o tener cualquier tipo de contacto con el que se sintiera cómodo”, cuenta Ryan Kramer.

El padre biológico respondió un par de días después, se dijo sorprendido y feliz. Se conocieron pocas semana después. Ryan tenía 15 años y el donante 35. En su primera reunión, descubrieron que los dos eran buenos en matemáticas y amaban jugar frisbee. Ryan reconoció gestos y rasgos físicos suyos en el donante como la frente y los dientes, dice Kramer.

Ryan Kramer asegura que conocer el propio pasado biológico y la forma en la que fueron concebidas otras personas como él debería ser un derecho humano. En los países que aún permiten donaciones anónimas como Estados Unidos, los bancos de esperma, donantes y receptores acuerdan ocultar la identidad de los segundos, así dejan por fuera al actor principal: el nacido, señala el fundador del DSR.

“Paga tu spring breake donando esperma”, anuncia un banco en Nueva York. “Publicidad irresponsable como esta demuestra la ausencia de información adecuada sobre el proceso de donación, ya que promueve conseguir dinero rápido con una decisión que puede afectar a donantes, receptores y nacidos durante el resto de sus vidas”, escribe Wendy Kramer, en un artículo publicado en Huffington Post en mayo del año pasado.

Ryan Kramer sostiene actualmente una relación con su padre biológico que describe como similar a la de tío-sobrino. “Con los padres de mi donante, en cambio, la relación es más similar a la clásica relación entre abuelos y nieto”, cuenta Ryan quien, como su padre biológico, es ingeniero aeroespacial y empleado en las oficinas de Google en San Francisco, California.

Natural born donor

Todd Whitehurst, empleado en Verily, la división científica de Google, tiene al menos 27 hijos biológicos, dos concebidos con su exesposa y los restantes mediante donación de esperma. El hombre de 51 años narra en entrevista que donó semen dos o tres veces por semana durante cerca de tres años y medio, cuando era estudiante de ingeniería eléctrica en la Universidad de Stanford.

Todd depositaba su semen en el California CryoBank, el mismo al que acudió Wendy Kramer para concebir a su hijo Ryan. El ingeniero, originario de la zona rural del estado de Tennessee, cuenta que el banco anunciaba en el diario de la Universidad: “¿Tienes entre 21 y 35 años? ¿Te interesa ayudar y hacer un poco de dinero extra? ¡Acércate al California CryoBank!”. Whitehurst recuerda que el banco estaba a poca distancia en bicicleta del campus y que pagaba entre 40 y 60 dólares por donación.

El hombre, criado en una comunidad religiosa protestante, siguió donando su esperma luego de graduarse de la universidad, “principalmente a mujeres solteras y parejas de lesbianas”, dice. “Sé que tengo al menos 25 hijos, la mayoría de las donaciones que realicé cuando era un estudiante. Al día de hoy me han contactado cerca de 15 de ellos”, afirma Todd Whitehurst con naturalidad.

Las hijas mayores de Todd son dos gemelas de 24 años, el menor es un bebé de cuatro meses al que conoció recientemente. “Ninguna familia me ha pedido nunca dinero o apoyo de ningún tipo. El tipo de relación con mis hijos varía, el sentimiento es similar al que siento por mis sobrinos, los amo muchísimo y si algún día necesitan de mi ayuda estaré ahí para ellos”, dice convencido el ingeniero de Google.

El donador se enternece al hablar de las gemelas. Dedica gran parte de la entrevista a narrar cómo una de ellas descubrió ser hija suya luego de hallar una carpeta del California CryoBank en la caja de seguridad de su madre. Todd se refiere a ellas con orgullo, como dos jóvenes dulces y brillantes, igual que cualquier otro padre que haya sido, o no, elegido a la carta.

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