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Un día como hoy murió José Revueltas

Escritor y crítico de su tiempo que, en un mundo de terribles desigualdades, nunca optó por el silencio.
14 de Abril 2020
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José Revueltas fue un escritor, guionista, activista y crítico político que se mantuvo reacio a aceptar las desigualdades e injusticias que sufrían los más vulnerables. Conoce su fascinante biografía y te recomendamos adentrarte en su obra.

José Maximiliano Revueltas Sánchez, mejor conocido como José Revueltas, nació el 20 de noviembre de de 1914 en Durango. Sus padres fueron don José Revueltas Gutiérrez y doña Romana Sánchez. Cabe señalar que, tiempo después que Revueltas naciera, la familia se trasladó a la capital de aquel estado norteño.

En Durango, don José creó una tienda de abarrotes. Se trataba de “El Naranjo“. Este negocio se convirtió en uno de los más prósperos del lugar. Gracias a ello, la familia –la cual llegó a estar conformada por un total de doce hijos–, pudo desenvolverse con cierta holgura económica.

Sin embargo, doña Romana y don José no querían que sus hijos fuesen comerciantes sino artistas. Por lo mismo, ambos padres se empeñaron en transmitir el amor por los libros a los pequeños Revueltas. Y aunque, murieron dos de los hijos, algunos de los otros lograron consolidarse como importantes artistas y creadores.

Entre ellos tenemos a SilvestreFermínRosaura y, por supuesto, a José. El primero se convirtió en un gran músico y compositor. Fermín destacó como dibujante, pintor y, además, se considera el iniciador del movimiento muralista mexicano. Por otra parte, Rosaura sobresalió como actriz, bailarina y escritora. Y, finalmente, José como escritor y activista político.

Para 1920, parte de la familia Revueltas-Sánchez se trasladó a la Ciudad de México. Se instalaron en la colonia Roma. Posteriormente, don José abrió un nuevo negocio con el mismo nombre de “El Naranjo” en La Merced. Además, don José era germanófilo así que decidió que sus hijos estudiaran en el Colegio Alemán –incluido el pequeño José.

El hecho de estudiar en un lugar privilegiado marcó definitivamente a José. Esto debido a que el colegio colindaba con las calles sucias y peligrosas de la colonia Doctores. Fue así como Revueltas observó dos mundos completamente distintos que direccionaron el rumbo de su vida y de su escritura.

No obstante, tres años después de la llegada de los Revueltas a la Ciudad de México, don José sufrió fallas renales y murió. Este deceso ocasionó que, eventualmente, el negocio familiar quebrara, los niños fueran cambiados a una escuela pública y se reafirmará el carácter rebelde del pequeño José Revueltas.

Entonces, José comenzó a deambular por las calles de La Merced. A partir de ese momento, se involucró en un ambiente que ya no lo abandonaría. Revueltas se convirtió en un testigo directo de la vida de prostitutas, padrotes, comerciantes y curanderos que parecía como si cada día se debatieran entre la vida y la muerte.

Cuando tenía tan solo 13 años, Revueltas decidió abandonar la escuela. El joven había encontrado refugio en la Biblioteca Nacional. Ahí conoció textos de vital importancia para su desarrollo intelectual y creativo. Algunos de ellos fueron el Manifiesto Comunista y textos de Dostoievsky.

Sin embargo, doña Romana creía que su hijo andaba en malos pasos. Debido a esto, lo metió a trabajar en una ferretería. Ahí, Revueltas conoció a alguien que marcaría su vida. Se trataba de un joven apodado Trotsky. Este reunía a los trabajadores y les hablaba de sus derechos y sobre el comunismo.

A partir de ese momento, Revueltas hizo todo lo que pudo para ingresar al Partido Comunista Mexicano (PCM). Posteriormente y debido a dicho afán, en 1929, vivió su primer encuentro con la cárcel. Este tuvo lugar después de que asistiera a un evento organizado por el Partido en el Zócalo de la CDMX. El joven José izó una bandera roja en el asta principal y por eso fue detenido.

Revueltas, de manera particular, celebró sus 15 años en la correccional. Sin embargo, quedó libre bajo fianza seis meses después. Aunque, este sería solo el principio de una vida acompañada de continuos encarcelamientos. Cabe destacar que, finalmente, en 1930 obtuvo el carnet del PCM e ingresó oficialmente.

A pesar del entusiasmo y compromiso del joven, era un año difícil para el Partido. En esa década, todos los miembros debían moverse entre la clandestinidad y las sombras pues el presidente Pascual Ortiz Rubio –y otros tantos gobiernos–, lo había declarado ilegal.

De esta manera, en 1932, José Revueltas fue detenido por repartir panfletos de su partido. Él, junto con varios de sus camaradas, fue llevado a una prisión de máxima seguridad en las Islas Marías.

No obstante, no duró mucho prisionero pues aun era menor de edad. José Revueltas ya había comenzado esa larga etapa de ir y venir de las cárceles. A pesar de eso, nunca abandonó su lucha ni se mantuvo callado ante las desigualdades.

Después de salir de prisión, el PCM lo envió a Moscú. Sin embargo, durante su estancia recibió una carta de su madre en la que le contaba que Fermín había muerto. Revueltas regresó a México con profundo pesar pero no abandonó su causa. Un año después se dedicó a familiarizar a los jóvenes con el comunismo.

También dio clases en la Secundaria Nocturna para Obreros número 9. Y, en ese lugar, conoció a Olivia Peralta, su primera esposa. Ya en 1938, Revueltas publicó su primer cuento Foreing Club. Para el mes de junio, empezó a colaborar en el periódico El Popular. De esta manera, había iniciado su larga y prodigiosa trayectoria literaria. Esta abarcó, más allá de cuentos, novelas y de obras de teatro, guiones de cine.

Cabe destacar que, una de las participaciones más importantes que tuvo José Revueltas fue durante el movimiento mexicano de 1968. Se involucró de manera activa en marchas, asambleas, conferencias, etcétera.

Sin embargo, después de la masacre de Tlatelolco, Revueltas fue perseguido e inculpado como el autor intelectual del movimiento. Tuvo que huir y esconderse hasta que fue detenido después de dar una conferencia en Ciudad Universitaria.

Cumplió una condena de dos años y salió de prisión bajo palabra. No obstante, ya estaba enfermo. A partir de entonces, se dedicó a dar clases de cine, conferencias, entrevistas y, por supuesto, a seguir escribiendo.

Finalmente, José Revueltas falleció por una “asistolia” el 14 de abril de 1976. Poco tiempo después, recibió un homenaje en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se cuenta que, en ese momento, el escritor Juan de la Cabada pidió a los asistentes que no guardaran un minuto de silencio sino uno de aplausos. Esto en homenaje a alguien que nunca encontró una opción en el silencio.

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