Dicen los conocedores que no hay gatos feos. Eso es completamente cierto, pero sí los hay antisociales, a los que no les gusta convivir ni siquiera con los de su especie.
En contraparte, un gatito pequeño recién llegado al hogar siempre va a provocar ternura, cariño, ganas de acariciarlo, y cualquier cosa que haga va a parecer graciosa; en pocas palabras, le perdonaremos todo.
Algo así sucede entre el presidente de Estados Unidos, ese del que ya todos conocen el nombre, y el nuevo presidente francés Emmanuel Macron, quien amenaza con quitarle al canadiense Justine Trudeau el título del mandatario más encantador del planeta.
A diferencia de Trudeau, Macron no necesita andarse paseando por ahí en las piernas de todo mundo para llamar la atención. Él llama la atención por sí mismo y lo supo demostrar recientemente al darle la vuelta a Donald Trump.
Primero, cuando recién había ganado las elecciones, le dio un fuerte apretón de manos, pero después le propinó una lección magistral al usar las palabras del estadounidense para burlarse de manera elegante, diplomática y sin necesidad de que volaran pelos y bigotes por los aires.
Como ya es de todos conocido, Trump abandonó el Acuerdo de París, firmado por casi 200 naciones, y que establece un calendario de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para aminorar los efectos del cambio climático.
La respuesta de Macron no fue personal, simplemente transformó el lema de Trump de “Hagamos a América grande otra vez” por uno nuevo y retador: “Hagamos nuestro planeta grande otra vez”, en un tuit que le dio la vuelta al planeta y que fue celebrado por todo mundo.
Arañó a Donald en la cara sin ni siquiera ensuciarse y después se lamió los bigotes. Así es como los gatos suelen arreglar sus problemas, con la cabeza, no maullando para que todos los escuchen y tampoco con peleas caricaturescas.
Bien que mal, también marcó territorio, y aunque se podría decir que aún es un gatito en crecimiento ya dio muestras de lo que podría hacer dentro de unos meses cuando ya esté más aterrizado y no sea el nuevo de la manada.
La lección que le dio el presidente de Francia a su homólogo Donald Trump es quizá una de las más memorables en los últimos años, pero Macron no debe olvidar que aún está en entrenamiento y que todavía la faltan unos meses para conocer todos los trucos que los gatos viejos se guardan entre el pelaje.
No sabemos si su tuit generará más conciencia sobre los efectos del cambio climático, pero de que hizo enojar a Trump, seguramente lo hizo.
DharmaTip:
Si eres un gato viejo, procura nunca ponerte al lado de un gatito bonito porque serás al que todos van a quitar de la foto.
@dharmaqueen1