Es muy pronto para proyectar lo que sucederá en enero, cuando tome posesión como presidente de los Estados Unidos el magnate norteamericano Donald Trump. Pero es importante comenzar a analizar las consecuencias que podrían traer —o no— al universo económico las políticas que tiene pensadas.
Una de las principales propuestas que tiene, es el aumento del salario mínimo en Estados Unidos, seguida de un aumento del gasto de gobierno en infraestructura y la promesa de bajar los impuestos.
El efecto inmediato que traería esto a la economía norteamericana sería el alza del PIB, aunque también trae consigo más deuda y un aumento en el déficit en la balanza comercial. En el mediano plazo esto va a motivar que, si un país tiene más déficit y deuda por gasto en gobierno o por haber bajado impuestos, los mercados financieros van a pedir tasas de interés más caras.
Lo que podría indicar que los bancos centrales, subirán las tasas de interés y los portafolios de deuda van a disminuir. Esto sí tendría un impacto directo en los ahorradores que tengan su dinero en renta fija.
En el caso de México, afectará la subida de tasas de interés directamente en el ahorro de millones de mexicanos que están en las afores y, como ya he señalado antes, casi el 57% del portafolio de éstas está puesto en instrumentos de renta fija. Por tanto, una alza en las tasas de interés no sólo representa malas noticias para los ahorradores, también para los empresarios pues significa que el costo del dinero se vuelve más caro y hace que la inversión disminuya, lo que se traduce en un crecimiento menor del PIB y una desaceleración.
Un efecto adicional de la subida del dólar es que la divisa va a remunerar más y hay más demanda, lo que ocasiona que el precio del petróleo disminuya. Por otro lado, la política de energía sobre recursos fósiles —fracking, gas natural, carbón entre otros— también aumenta la oferta de sustitutos del petróleo y disminuye su precio. A México le afecta por ambos lados, tanto por el de la demanda como por el de la oferta una baja en el precio del petróleo.
Las medidas para incrementar el PIB también generan mayor inflación, así como las medidas que Trump piensa tomar en materia de comercio exterior, dado que los principales aranceles afectarían a China y México. Si decide salir del NAFTA o del TTIP, los productos locales de Estados Unidos se podrían vender más caros y eso también generará inflación.
Lamentablemente en el loco universo de medidas que intenta implementar el magnate, las consecuencias del tipo de interés benefician a la banca de inversión porque tendrían un mayor margen de intermediación, aunque la bajada en el precio del petróleo tenga un efecto negativo en la inflación.
Así, las medidas de refuerzo en la demanda, comercio exterior y desregulación se entorpecen una a otra y neutralizan los efectos de las medidas que se creen que podrían hacer crecer la economía en Estados Unidos.
Para México esto puede ser una oportunidad para diversificar socios comerciales pues, nuestro vecino del norte sólo representa el 4% del mercado global, y ellos van a tener un momento interesante con políticas económicas contradictorias del que otros países podrían beneficiarse.
*Asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero
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