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La educación como inversión

23 de Enero 2017
Chavero
Chavero

Siempre he creído que la falta de visión en el largo plazo como mexicanos, desde nuestras finanzas personales hasta nuestro país, es algo que nos afecta en todos los sentidos. Si bien hablar del retiro y el desastre que nos espera no es nada alentador, pensar en políticas públicas que tengan un efecto en el largo plazo no es una opción en la que pensemos todos los días.

La educación en México va de la mano con nuestro futuro económico individual, pero también con el futuro del país, y en muchos casos tenemos que verla como una inversión, sobre todo al hablar de educación superior. En términos de educación primaria estamos en el lugar 74 del índice de competitividad global (Reporte de Competitividad Global 2016-2017. WEF). No nos atrevemos a pensar tan a largo plazo y hacer cambios cuyos resultados veremos en 20 o 30 años, estamos inmersos en la cultura del “compro a meses sin intereses porque quiero tener algo hoy”, aunque eso signifique pagarlo más caro en el futuro y limitar nuestra capacidad para tomar decisiones.

En el ámbito educativo somos muy similares a las decisiones financieras que tomamos. Deseamos alcanzar un buen sueldo y aprender las bases que nunca tuvimos en la formación universitaria con cursos, y reforzar con diplomados para tapar los huecos que tenemos como sociedad.

Es cuestión de ponernos a pensar en números y ver si tiene algo de sentido. Países como Japón o Alemania, que tienen una extensión territorial mucho más pequeña que la de México, cuentan con recursos naturales en mucha menor medida y a pesar de ello tienen una productividad más alta que la de México. Hay que pensar cómo manejan sus finanzas.

Alemania y Japón son culturas en las cuales las personas piensan en el retiro desde la infancia y en qué carrera es la que los puede colocar con una mejor pensión y un mejor mañana. Esto va de la mano por supuesto con sus políticas sobre educación y el crecimiento progresivo que son diseñadas con una visión a largo plazo. Una universidad privada en nuestro país cuesta alrededor de medio millón de pesos; tomando en cuenta que el sueldo promedio está alrededor de diez mil, fácilmente tendrás un retorno de inversión en 20 años, y si quitas costo de vivienda, comida, transporte, quizá te quede un 20 % de utilidad. No pareciera una muy buena inversión, sobre todo si pensamos que en las generaciones que vienen –con la inflación ajustada– el costo será de hasta 1 millón promedio en 17 años. Sin duda nos hace falta pensar en el largo plazo y no buscar soluciones que tengamos hoy y paguemos 20 años después, como una casa o un automóvil.

Todavía estamos entre las 15 economías más grandes del mundo y si queremos crecer como país, sin importar el futuro de los hidrocarburos, tenemos que enfocarnos en el largo plazo y pensar en cambiar la educación primaria y esperar a ver los resultados en el largo plazo, es una inversión rentable si la dejamos madurar y empezamos a educar a las siguientes generaciones para dejar de creer que el largo plazo son tres años.

¿Qué cambios estructurales podemos exigir si como mexicanos no creemos en el largo plazo? Estoy convencido de que mediante la educación financiera podemos tener una perspectiva distinta sobre los cambios estructurales que vivimos y así empezar a construir con inversiones que podamos dejar a la siguiente generación, iniciando por un cambio en la educación más básica, la educación sobre las finanzas personales y cómo se relaciona con los demás aspectos de nuestra vida.

*Asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero
@networthmx

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