Uno de los primeros funcionarios mexicanos en entrevistarse con el equipo de Donald Trump será el secretario de Economía Ildefonso Guajardo Villarreal. El mismo que en declaraciones a un periódico de circulación nacional dijo que si las cosas se ponían feas con Estados Unidos les íbamos a aplicar medidas espejo.
Guajardo fue parte del equipo que por allá a finales de los ochenta negoció por parte de México el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá, el mismo al que Trump le tiene más que tirria porque, según él, los estadounidenses no se han beneficiado.
No dudo de las capacidades del titular de la cartera de Economía, pero cada que lo veo me da la impresión de que es como esos pequeños gatitos que se esconden para que nadie los vea porque no conocen el mundo y sacar la cabecita les da mucho miedo.
Cuando esto pasa, quienes son expertos en felinos afirman que una de las razones no necesariamente es que el gato sea tímido o miedoso, sino que simple y sencillamente está en un lugar en el que siente que no pertenece o se siente encerrado cuando lo que quiere es vivir en libertad, por eso, siempre está escondido.
Hay quien dice que el bajo perfil es lo mejor para ser más creativos y evitar que los demás nos metan rodilla, pero en estos casos no creo que sea así y menos ahora que Guajardo usa esos grandes anteojos que se han convertido en una especie de barrera para seguir escondido.
Si yo fuera la mascota del secretario reflexionaría seriamente con él el punto. Mi primera pregunta sería: ¿se siente usted bien en el gabinete? Porque siempre se le nota distante, algunas veces a disgusto y otras como que simplemente no está ahí.
Quienes trabajan con él dicen que mala persona no es, ni tampoco de esos jefes insufribles, pero también que muy pocas veces se le ve fuera de su oficina.
El problema es que allá en Washington pues va a tener que sacar la cara por todo el país y defender nuestros intereses, ahora sí que no se va a poder esconder ni detrás de sus lentes de “Armando Hoyos”, como él mismo les dice.
A lo mejor me equivoco y a la hora de la hora sí saca las garritas cuando vea que la manada de funcionarios comerciales del país vecino se le viene encima, ojalá y así sea porque cuando estás a ese nivel se necesita actitud y personalidad.
Aquí no aplica eso de que calladito se ve más bonito, sino más bien que entre más alto maúlla más lejos lo escuchan.
Ya sé que solo faltan dos años para que se acabe la administración, pero pues si no está a gusto en una oficina, siempre hay todo un mundo que conocer, por eso a veces los gatos nos desaparecemos de casa para tomarnos nuestros días sabáticos.
DharmaTip:
Un gato que no sabe defenderse ante la manada es mejor que aprenda a pelear porque siempre habrá otro que quiera acostarse en su pedazo de colchón.
@dharmaqueen1