Periodismo imprescindible Viernes 26 de Abril 2024

Conectados para ayudar

Imagina que te preocupa mucho la situación del mundo, pero miras a tu alrededor y no encuentras gente que quiera tomar acciones con el fin de cambiar las cosas. Un día agarras tu mochila y decides conectarte con otras personas que quieren lo mismo que tú.
19 de Agosto 2018
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Han pasado más de siete años desde que Christian Vanizette decidió hacer algo para cambiar el mundo. No, tal vez esa no sea la mejor manera de decirlo pues, conociéndolo, seguro me corregiría y diría que él únicamente ayudó a conectar a quienes ya trabajaban en cambiarlo. Y así fue. Tras recorrer Asia con su mochila al hombro, Christian se dio cuenta de que desde su pequeña isla natal –Tahití– sería complicado combatir el que era el reto más grande que enfrentaban él, su familia, amigos y compatriotas: el cambio climático.

Claro, si vives en una pequeña isla en el confín de la tierra, que el nivel del mar suba y ponga en peligro de desaparecer a tu tierra no es algo que se pueda tomar con calma. ¿Qué podrías hacer tú solo ante algo tan grande? Christian decidió que saldría de su isla para ir a buscar respuestas.

“Christian empezó un tour en Asia con el propósito de conocer a emprendedores sociales, y se dio cuenta de que había muchísimos proyectos de impacto, pero las personas no siempre tenían las herramientas con qué resolver los retos a los que se enfrentaban pues no estaban conectados en los ecosistemas adecuados para resolverlos, por lo que muchos tenían el riesgo de morir en el camino, sin importar cuán innovadoras fueran las ideas creadas”, explica Kenza Zouaoui, community developer de Makesense México.

Fue gracias a ese viaje por Asia que Christian decidió crear makesense.org, una plataforma digital creada con el objetivo de conectar a esos emprendedores sociales que tenían un reto por delante, con ciudadanos que tuvieran habilidades y que pudieran compartir ideas en línea para solucionar tales problemas. El emprendedor social ponía ahí su reto, lo subía a esa plataforma con un video de su proyecto y cualquier ciudadano, en cualquier lugar del planeta, podía contestarle con ideas para resolverlo.

Así fue como en 2011 nació Makesense en París, Francia, como una iniciativa de Christian Vanizette y Leila Hoballah. Hoy es una organización internacional que diseña programas de impacto social y ambiental, impulsando colaboraciones entre ciudadanos comprometidos, emprendedores apasionados y organizaciones vanguardistas.

Makesense es una gran comunidad internacional con presencia en 128 ciudades y siete oficinas-país en cuatro de los cinco continentes, con miles de voluntarios que han apoyado a miles de empresas sociales, gracias a la movilización de más de 40 000 ciudadanos voluntarios en todo el mundo. ¿Se habría podido lograr esto en tan poco tiempo sin Internet? Kenza nos explica: “Definitivamente Internet fue el gran catalizador pues siempre ha habido gente con ganas de ayudar a otras personas, pero tal vez no tenían todas las herramientas para hacerlo tan rápido y pasar del deseo de ayudar a la acción concreta”.

Y fue Internet lo que hizo crecer súbitamente la comunidad de ciudadanos voluntarios de Makesense, al grado de que el primer puesto de trabajo full time que se creó en la organización fue justo el que ahora Kenza desempeña en México: community developer que, cabe decirlo, no es lo mismo que un community manager.

“La comunidad crecía tanto y en tantos países que había la necesidad de contratar a alguien que coordinara la comunidad y la hiciera crecer no sólo más rápido, sino de una manera más estructurada. Esto fue resultado del Internet. Poco a poco, cuando empezamos a crear las incubadoras y otros proyectos de Makesense, Internet fue clave para conectar a emprendedores sociales de diferentes partes del mundo. Fue una gran oportunidad para conectar a emprendedores que ya estaban trabajando en sus ideas, pero que no sabían que quizá había algo similar en otra parte del planeta, y eso generó no sólo solidaridad entre los emprendedores sociales, también generó inspiración para crear nuevas soluciones y proyectos de impacto social”, cuenta Kenza.

En los últimos años, Internet también ha servido para que Makesense promueva campañas enfocadas en causas socioambientales (como empoderamiento femenino, seguridad alimentaria, acceso a la salud, energía y cambio climático o ciudades sostenibles) con la participación de ciudadanos de todo el mundo.

De acuerdo con Kenza, la web en general y las redes sociales en particular han sido herramientas con un innegable impacto positivo cuando se quiere realmente tomar acciones con el fin de empoderar ciudadanos, pero de ninguna manera el mundo online puede dejar de lado lo que se haga offline, siempre tienen que ir de la mano para crear algo poderoso, por eso en Makesense invariablemente hay actividades fuera del ambiente virtual, donde la gente interactúa en la realidad con otros miembros de la comunidad.

“Nada puede sustituir las relaciones humanas, las miradas que encuentras en los ojos de la gente que generan más confianza, profundidad y sentido en esas relaciones. Una cosa no puede funcionar sin la otra. Internet transformó nuestra manera de aprender y relacionarnos, yo soy prointernet. Yo no creo que reprochar algo a una herramienta sea lo más inteligente, porque al final la herramienta es el uso que tú como ser humano le das”, concluye Kenza. Así que, como ella nos aconseja, debemos detenernos y pensar que, si tenemos algún reproche contra el Internet o nuestra dependencia hacia esta herramienta, ¿no necesitaremos también ser autocríticos? Pensemos… ¿cómo estamos usando este gran poder de conectividad?

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