Periodismo imprescindible Jueves 25 de Abril 2024

Horticultura urbana para volver a la vida

En el invierno de su vida, mujeres y hombres del asilo Arturo Mundet se han reencontrado con la primavera mediante el nuevo oficio que les ayuda a mantenerse activos y sanos, pero necesitan de tu ayuda a fin de seguir adelante
28 de Febrero 2018
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POR MIRIAM CANALES

FOTOS LILIANA BETANCOURT

Conchita decora su espacio botánico con hortensias, troncos, casas de pájaro y figuras de cristal para honrar a San Miguel Arcángel, a quien profesa devoción desde su infancia en su pueblo natal. Con una dosis de creatividad y esmero, desde hace cuatro años ha sabido preservar su “jardín de ángeles”, como le llama. En su etapa de vejez tiene una nueva oportunidad de vida al ejercer la jardinería.

La siembra y cosecha de frutas y verduras ha transformado su convivencia cotidiana con el resto de sus compañeros en el asilo Arturo Mundet, al sur de la Ciudad de México. Con ello han superado desavenencias, depresiones y reclusión en sus dormitorios; su salud emocional y motriz evoluciona también aplicando sus energías en sus pequeñas parcelas. Es así como la organización Ollin Quetzá, dedicada a promover y crear huertos urbanos, instruye a este grupo de personas adultas mayores a acaparar los recovecos de sus áreas verdes olvidadas para convertirlos en hortalizas y propiciar una atmósfera social de mejor calidad. Un rincón de su casa-hogar se ha convertido hoy en una alternativa natural con momentos provechosos donde además reciben talleres y actividades culturales.

Livi Gallegos, directora y presidenta, licenciada en Derecho, y Lucía Pérez, ingeniero y encargada de proyecto, han estado al mando desde hace nueve años. Su propósito consiste en crear conciencia en recuperar espacios privados y transformarlos en pequeños jardines donde se permita la siembra y el contacto con la naturaleza. Esta aventura las lleva a recorrer recintos para gente de la tercera edad, de personas con VIH y hospitales de niños con cáncer –como la Casa de la Amistad–, empresas y grandes corporativos como Microsoft.

Convencidas de que la soberanía alimentaria y la autoproducción son los siguiente pasos del consumo, propician que quienes los ejerzan obtengan mayor estatus en el futuro. “Para poder impactar en una urbe tenemos que hablar en el lenguaje. Por eso decidimos que sea de la misma ciudad; los huertos ya no pueden ser de campos. Lo que hacemos en ´Ollin´’ es sembrar espacios”, menciona Livi, dado que muchos automovilistas y hasta transeúntes no se imaginan que a un costado de una populosa avenida como Revolución, muy cercana a Insurgentes, se resguarda un área de producción vegetal. Sus participantes cuentan ya con ocho espacios propios, y debido a que en su mayoría son de provincia, cuentan con conocimiento previo en cultivo.

Esta dupla femenina exhorta a crear huertos dentro del contexto citadino, ya que la población rural ha emigrado a las grandes urbes. Cabe señalar que persiste el prejuicio de que el campo y su actividad es eminentemente masculina, cuando al menos en este vergel son las mujeres quienes han tenido un papel preponderante, como Conchita, Nieves, Amparo y Juanita que por momentos se desplazan con dificultad en su andar desde su dormitorio. “Queremos generar espacios habitables; en algunos lugares nos han dado estacionamientos, botes de basura, pero en un sitio así se puede generar vida. Aquí en el asilo este rincón era el más olvidado de todos, y les ha generado un cambio en el estilo de vida y más a gente de la tercera edad y a las mamás de los niños con cáncer. Los más beneficiados han sido mujeres”.

Esta tarde es una estampa contrastante entre el ruido de los automóviles que irrumpe en el huerto y el ambiente semicampesino que se respira en el interior. Mientras que Conchita, Nieves, Amparo y su compañero Cirilo se dedican a regar las plantas y recolectar jitomate, la arúgula, albahaca, betabel, zanahoria, manzanilla, acelgas y elotes en grandes cantidades se han vuelto seres cercanos que ven como parte de su familia. Conchita se ha encariñado con sus macetas, por ejemplo. En su experiencia de vida, ella terminó sola, sin su hijo, pues se quedaron distanciados entre Estados Unidos y México. El huerto le remite a los días de su juventud en el campo: “En provincia se acostumbra que por pobre que sea uno tiene plantas. Mi papá tenía las suyas a donde iba, nos enseñó cómo era matar a los gusanos. Vivíamos en un pueblito al nivel de Tizayuca, Hidalgo”.

Amparo me muestra su fragmento de tierra donde ha depositado su perseverancia y dedicación. Ella carecía de nociones de agricultura, a diferencia de Conchita: “Casi diario estoy aquí, prefiero estar en la tarde, sólo que las ardillas no dejan que las flores se pongan bonitas. Esta me la regaló una doctora que antes venía aquí que también da su flor blanca. Y cuando sale el sol todo esto está floreado”, dice mientras señala su pedazo de tierra del que espera que siga prosperando tan pronto finalice el invierno.

A la par, promueven otros talleres, como uno referente a insecticidas orgánicos que se impartirá el 7 de abril con un costo de 2 000 pesos en el mismo asilo, e incluye un kit especializado. Del mismo modo, Livi y Lucía esperan que voluntarios en general y estudiantes de carreras como Gerontología se acerquen con la finalidad de acompañar y apoyar a los ancianos: el que sean escuchados es determinante para ellos en esa etapa de su vida.

Amparo ofrece un racimo de acelgas y arúgula como parte de su producción, Cirilo otro de manzanilla. Este es un evidente resultado, no sólo en términos naturales, sino de otro tipo de cosecha vital que han adquirido de sus prácticas agrícolas.

Tú puedes ayudarlos

Ollin Quetzá cuenta actualmente con una campaña de crowdfunding disponible hasta el 9 de marzo en la que buscan recolectar 60 000 pesos para continuar promoviendo la agricultura en este asilo, su mano de obra y mejorar sus condiciones, como el piso de madera –cada vez más endeble–; colocar letreros que ayuden al analfabetismo y conseguir un deshidratador que procese hojas de té y producir aceites. “El piso nos ha limitado con los que tienen andadera, bastón o silla de ruedas, vienen los que son muy constantes, ese es el lado triste”, menciona Livi. Las donaciones pueden realizarse en Donadora, mediante este enlace: https://donadora.mx/projects/huerto-ollin-regalo-de-vida-para-adultos-mayores

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