Periodismo imprescindible Domingo 28 de Abril 2024

Necesitamos que más personas con discapacidad diseñen tecnología

Tenemos drones, tenemos vehículos autónomos y tecnología que prácticamente lee la mente, entonces, ¿por qué no está llegando a quienes más lo necesitan?
06 de Diciembre 2018
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Imagina drones que recorren los pasillos del mercado o el súper como si fueras tú, o mirando un atardecer a la distancia. Quizá unos audífonos que puedan disminuir el volumen de ruidos que desorientan o quizá una herramienta para ordenar una bebida con instrucciones específicas, sólo con tu mirada y la intención. Las personas con discapacidad sueñan con todas estas tecnologías que pueden parecer muy distantes, aunque los drones con telepresencia ya existen, lo mismo los audífonos y los aparatos electroencefalógrafos que registran la acitividad eléctrica cerebral.

¿Por qué entonces han tardado tanto en llegar a la población con alguna o varias discapacidades? Es la pregunta que hace Ken Chua, fundador de la compañía de diseño y tecnología llamada (these)abilities (estas habilidades, en español).

“La sociedad ha visto a la discapacidad como una condición médica, en la que la tecnología de asistencia para la vida cotidiana sólo son vistos como productos médicos”, escribe Ken para el Foro Económico Mundial.

Es por ello que hay muchas barreras hacia el diseño para discapacidades, como aprobaciones de juntas médicas, burocracia de patentes y la tolerancia cero hacia la idea de “moverte rápido y romper cosas”.

“Había cierto miedo en los innovadores de que si fallaban en sus creaciones, podría costar la vida de personas con discapacidad y nadie quiere ese tipo de riesgo y confianza sin lograr recompensa o reconocimiento”, continúa Ken.

Otra razón por la cual hay poca tecnología asistiva emergente y que no llega a la población que la requiere con la suficiente rapidez, es que no hay tanta recompensa para invertir en lo que se ve como un “mercado de riesgo y de nicho”. Mientras que las personas con una o más discapacidades esperan pacientemente para la misma mercancía a que “madure” lo suficiente y pueda ser usada con seguridad en el futuro y lo suficientemente popular para que, llegar a más gente, sea conveniente para las compañías.

Singapur, es el perfecto ejemplo del país que más gasta en innovación en el mundo, pues se ha puesto dos objetivos a nivel nacional: desarrollar una “nación smart” y cultivar una sociedad incluyente, algo que no siempre va de la mano, señala el autor.

“En un estado ideal, nos encantaría ver más consciencia social como una de las características de la tecnología, pero también más tecnología que empodere causas sociales”.

Singapur no tiene regulaciones que requieran que los activos digitales de las agencias gubernamentales y corporaciones sean accesibles para las personas con discapacidades. Si esto continúa, lo que veremos es un abismo cada vez mayor entre quienes tienen el privilegio suficiente para acceder y ser habilitados por la tecnología emergente y los grupos vulnerables que corren el riesgo de generar una aversión a esta tecnología, a través de la falta de acceso a ella.

Ante esta problemática, el director de (these)habilities propone que, en todo caso deberían alentar a las tecnologías emergentes que puedan empoderar a grupos vulnerables como las personas con discapacidades. “Una forma de hacerlo es teniendo a una mayor representación de personas con discapacidad o de quienes viven una situación con una persona cercana, creando estas tecnologías”.

Un brillante ejemplo de esto es Satya Nadella de Microsoft, cuya presentación como director ejecutivo coincidió con la creación de una División de Diseño Inclusiva interna, haciendo que la consola Xbox sea jugable con una mano, metiendo subtítulos en tiempo real en Powerpoint lo que hace que OneNote sea accesible para aquellos con dislexia y desarrollando un entorno sonoro en 3D para la navegación a ciegas, así como Hearing AI y Seeing AI.

Nadella narró después en su biografía cómo tener a Zain, su hijo con ceguera y parálisis cerebral, le permitió ver el valor de los productos accesibles para personas con necesidades especiales.

“Además de la representación, otra forma de rediseñar la percepción de la sociedad hacia la discapacidad es desafiarnos a reconocer el valor que tienen las personas con discapacidad y no solo verlos como beneficiarios de la tecnología, con un sentido de simpatía o responsabilidad”, afirma Ken Chua.

La discapacidad para innovar
Un punto diferente que aborda el autor del artículo es cómo a través de la historia de la innovación, diseñadores, ingenieras e ingenieros desarrollaron dispositivos inspirados en la naturaleza como la ave martín pescador que fue base para los trenes en Japón o las técnicas de camuflaje de los pulpos, así como la inteligencia estratégica de las colonias de hormigas.

“¿Entonces por qué no podemos ver hacia las discapacidades como una forma de innovar?” y pone como ejemplo situaciones de la vida cotidiana que hacen que muchas personas no escuchen por tiempo determinado o que no puedan hacer uso de ambas manos por cargar a un bebé. Entonces, al diseñar actividades universales, no sólo las personas con discapacidad se benefician, también aquellas que trabajan en un ambiente con mucho ruido, quienes cuidan de bebés, que son conductores distraídos o hablan idiomas distintos.

“Afortunadamente, cuando veamos el valor de la discapacidad, también veremos un aumento en el número de personas en esa condición que ganan lugar como creadores e innovadores de tecnología, en lugar de ser consumidores y beneficiarios puros, lo que a su vez aumenta su representación en la tecnologíapara cerrar el círculo”, finaliza.

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