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Carta a otra mujer que me ataca

“Entre nosotras podemos destrozarnos, pero jamás nos haremos daño” ¿Será?... Varias mujeres han intentado destrozarme, y sí, me han hecho daño; incluso es más doloroso por la traición que implica
30 de Noviembre 2018
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POR KATTYA GUTHER

Cada que una mujer es receptáculo de la inseguridad, el odio o el descontento de otra mujer, nos alejamos de la equidad que tanto nos está costando construir.

He conocido profesionales, académicas, mujeres inteligentes, hermosas, atléticas e incluso las que se dicen feministas; y las he visto atacar a otra mujer, ser partícipes de chismes; las he visto demeritar a otras por su forma de vivir, de vestir, de viajar, de comer y de coger. Estos ataques son actos incoherentes y cobardes de mujeres que pueden ondear orgullosas la bandera de la sororidad con una mano y con la otra clavar un puñal que nos desangra a todas. Los juicios, chismes y exigencias son formas de violencia que perjudican a la receptora del ataque, a la emisora y a todas las mujeres.

Amiga, date cuenta de que hay que luchar contra lo que has aprendido toda tu vida, no tienes por qué sentirte insegura o violentada ante la presencia de una mujer guapa y/o capaz; no tenemos que competir entre nosotras; no hay logro ni hombre que valga la pena como para apostar nuestra dignidad en ello.

Date cuenta de que cuando me dices “puta” limitas tu propia libertad de ejercer una sexualidad libre y feliz. Cada que fomentas la idea de que he conseguido lo que tengo por favores sexuales, reduces a todas las mujeres, incluyéndote a ti, a un par de tetas y una vagina.

En todos los lugares pasa; el chisme y el hablar de otras personas es una forma de relacionarse con los demás (formas dañinas e infantiles); amiga, confío en que tendrás temas más interesantes para conversar que mi vida privada, no participes en actos que sólo propagan una cultura machista y llena de prejuicios. Si como mujeres nos juzgamos tan duramente, ¿cómo esperamos avanzar a una cultura más respetuosa y equitativa?

Amiga, date cuenta de que para que el chisme exista se necesita quién lo propague. Hoy puedo ser yo la juzgada; mañana puedes ser tú, tu hija, tu mejor amiga o cualquier otra mujer. Respiramos ya un ambiente tóxico y aplastante como para sumar a la batalla a los chismosos, complacidos en enfrentar porque en su mayoría son cobardes que tiran la piedra y esconden la mano.

Sé que es tentador sentirse cómplice de una persona o grupo, sé que hay algo de atractivo en el chisme, pero te aseguro que puede ser más satisfactorio ser partícipe de una comunidad que lucha contra un sistema machista y anticuado.

Amiga, no es tu culpa, nos han enseñado desde niñas a competir entre nosotras, justificando este acto con nuestra propia naturaleza; y quizá sí es un acto natural buscar sobresalir ante la manada, sin embargo, qué tal si empezamos por sobresalir por méritos propios y no al aplastar los méritos ajenos. Amiga, no es tu culpa, pero sí es tu responsabilidad mejorar el mundo para hacerlo un lugar menos hostil.

Amiga, date cuenta del contexto machista que nos rodea. Tienes razón de estar enojada, la historia no ha sido justa con nosotras, hemos acumulado furia durante siglos pero hoy, que estamos frente a frente, sé que podemos canalizar ese dolor para quitarle al machismo su mayor logro: mujeres machistas.

Amiga mía, no conozco tu historia, tus heridas y las causalidades que te hacen actuar de esa manera; no conozco los motivos que te han llevado a atacarme, y tú tampoco me conoces; no sabes el camino que he pasado para llegar hasta aquí. Lo que sí sé, es que ambas compartimos el mundo en donde muchas mujeres son apedreadas vivas por destapar su rostro, donde a las niñas se les extrae el clítoris y las adolescentes son obligadas a casarse con su violador; vivimos en un país donde nos matan por el hecho de ser mujeres, y si esto no fuese suficiente, hay muchos y muchas que piensan que nos lo buscamos. ¿Qué diferencia hay en que tú me señales como “fácil” y que alguien vea fácil violarme y asesinarme? Hablar mal de otra mujer por cómo experimenta su sexualidad es machista, retrógrado e irresponsable; es muy grave porque es como si buscara justificar la violencia a nuestro género.

Amiga, creo que puedes ser una mejor versión de ti misma y evitar participar de estos actos viles; creo que tienes todo para entender la urgente necesidad de luchar juntas en contra de todos esos prejuicios que sólo sedimentan una sociedad sin equidad. Si nosotras mismas nos metemos el pie, ¿cómo vemos posible cualquier avance? Amiga, date cuenta de que podemos avanzar juntas hacia un mundo más equitativo, feliz, libre y seguro para todas.

Yo seguiré con mis coherencias y creencias; te seguiré respetando, tendrás mi apoyo de mujer a mujer buscando siempre el bienestar de ambas; aquí estaré, feliz de tus logros, de tu atractiva apariencia y de tu libertad, porque me representas como mujer.

Amiga, date cuenta de que si eres segura de ti misma, auténtica y coherente tendrás las armas para conquistar las batallas que se te presenten sin necesidad de ataques cobardes y sin sentido; sin necesidad de destrozar a otra mujer y jamás hacernos daño.

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