Periodismo imprescindible Viernes 26 de Abril 2024

Ellos se lo buscaron

04 de Febrero 2018
rogeliosegoviano
rogeliosegoviano

Luego de invertir más de 30 millones de dólares en A Rainy Day in New York, la nueva película de Woody Allen que está en su fase final de postproducción, la compañía Amazon –mediante su filial Amazon Studios, encargada de proveer nuevos contenidos audiovisuales a su plataforma de servicios streaming Amazon Prime Video– quiere dar un golpe de autoridad sobre la mesa y estaría dispuesta a perder todo ese dinero al “enlatar” en forma indefinida la cinta de uno de los más brillantes cineastas estadounidense de todos los tiempos, como una muestra de solidaridad con los movimientos #MeToo y Time’s Up, que buscan, a través del empoderamiento femenino, acabar con el acoso sexual, la desigualdad, los abusos de poder y la discriminación hacia las mujeres en Hollywood.

La decisión de los ejecutivos de Amazon Studios correspondería a la creciente ola de protestas en contra de Woody Allen, quien hace un cuarto de siglo fuera acusado por la actriz Mia Farrow, su expareja, de abusar sexualmente de su pequeña hija adoptiva Dylan.

En su momento, el realizador rechazó tales acusaciones; incluso, la denuncia fue investigada en dos ocasiones por la policía de Nueva York; en ninguna encontraron elementos suficientes que lo inculparan y fue exonerado. Sin embargo, años después, cuando Dylan creció, revivió las acusaciones de violación contra Allen, asegurando que ella había sido víctima de su padre adoptivo y lo recordaba todo. Pero tampoco pasó nada, pues el afamado director supo esquivar los dardos que amenazaban con terminar su carrera, señalando que todo era una venganza de Mia Farrow, quien había sembrado ideas falsas en la cabeza de Dylan.

No obstante, hace unos tres meses, cuando salieron a la luz las atrocidades y abusos del productor Harvey Weinstein, gracias una serie de reportajes realizados por Ronan Farrow –hermano de Dylan–,  Woody Allen volvió a ponerse en el ojo del huracán. El mismo Allen, quien se encontraba en la promoción de Wonder Wheel, su anterior película, lamentó la situación de Weinstein, quien produjo varias de sus cintas, y advirtió: “Sólo espero que todo esto no nos lleve a una cacería de brujas”. Hoy, las cosas en Hollywood han cambiado mucho en las últimas 12 semanas, y al legendario actor, escritor y director parece haberle llegado finalmente su hora tras 25 años de estar perseguido por el escándalo.

Incluso, los actores de gran renombre que antes hacían fila y peleaban por obtener un papel en sus películas sin importar que la paga fuera simbólica –lo importante era presumir en su filmografía que habían trabajado a las órdenes del gran Woody Allen–, ahora reniegan de haberlo hecho y lamentan no haber escuchado los consejos de sus agentes de tomar distancia de alguien señalado como presunto violador. Hay quienes hasta se han apresurado a decir que donarán el poco o mucho dinero que les pagaron en esos filmes a alguna organización de ayuda a víctimas de abusos sexuales. Mira Sorvino, Susan Sarandon, Kate Winslet, Colin Firth, Natalie Portman, Reese Witherspoon y el novato Timothée Chalamet –ha saltado a la fama con Call Me By Your Name y protagoniza A Rainy Day in New York–, han borrado de sus agendas el nombre del creador de joyas cinematográficas como Annie Hall, Manhattan, Hannah y sus hermanas, Medianoche en París, Match Point, La rosa púrpura del Cairo, Zelig y Memorias de un seductor, entre muchas otras.

Quién lo dijera, Netflix se encargó de velar y sepultar la carrera de Kevin Spacey, protagonista de la exitosa serie House of Cards, y ahora Amazon, su gran competidor, hará lo propio con Woody Allen. Es una lástima, pero ellos se lo buscaron.

*Periodista especializado en cultura.

@rogersegoviano

Recientes