Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Cine mexicano que arriesga

Purasangre, un thriller recién estrenado en las pantallas, demuestra que el cine nacional es mucho más que comedias románticas
16 de Enero 2017
Purasangre
Purasangre

Por Javier Pérez

 

“El cine mexicano se ha encasillado en ciertos géneros. No todo es comedia romántica”, dice Francesco Papini, guionista de Purasangre, thriller con tintes de acción de la productora Época Films, de la cual también es socio. “Por eso mismo, nuestra película puede funcionar como un arma de doble filo y ahí está el riesgo. Pero creemos que la gente está preparada para ver algo nuevo. Necesitamos abrir la variedad de géneros”.

Para Noé Santillán-López, director de la cinta que acaba de estrenar este 13 de enero, su manufactura va a sorprender al público mexicano, “que es muy regañón con su propio cine pero al mismo tiempo muy malinchista y no suele creer que aquí se puedan hacer bien las cosas. Con esta película se van a llevar una sorpresa porque está bien cuidada, bien dirigida y bien producida. Siento que no esperan lo que van a ver”.

Purasangre, que tiene balazos, explosiones y persecuciones, sigue a Fierro (César Rodríguez), Bosco (Adrián Vázquez), Tino (Ruy Senderos), Chema (Mauricio Argüelles) y su hermano Jaime (Luis Roberto Guzmán), quienes planean asaltar el hipódromo con la intención de saldar su deuda con el mafioso Carmona (Joaquín Cosío). Y lo logran, pero las cosas dan un vuelco cuando Carmona no reconoce el trato. Entonces, los cinco acuerdan esconder el dinero robado mientras el delito prescribe. Lo meten a una caja fuerte, cada uno con un número de la combinación que los otros desconocen, y se citan cinco años después. No obstante, el agente Manolo (Hernán Mendoza), parece cada vez más cerca de resolver el enigma, aunque el tiempo se le está acabando y trata de sacarle información a Chema, quien está preso.

“Uno de los grandes temas de la película es la desconfianza –explica Santillán–. Y creo que al mismo tiempo es una de sus grandes sorpresas. La manera de analizar a los personajes y engañar al público es que los vean como son. Por eso los aislamos de su mundo y los vemos muy de cerca en algunas situaciones, para que cuando los mires creas una cosa pero que resulte otra. En esta película los personajes son mucho más buenos que el ambiente en el que están”.

Ese ambiente es sombrío y no solamente porque muchas situaciones ocurren de noche o en habitaciones escasamente iluminadas, sino porque los personajes no la pasan bien. Uno está encarcelado, otro aparentemente se ha suicidado, uno más es perseguido y acorralado sin poder proteger a su familia y uno de ellos parece ser el artífice de la persecución del resto. Y aunque la historia se desarrolla en la Ciudad de México (nunca se dice, pero hay guiños), podría tratarse de cualquier parte.

“Quería –dice el director– que la cámara no dejara de moverse durante toda la película. Hay pocos momentos en los que está estática. Quería que siempre fluyera. El fotógrafo y yo estuvimos casados con la idea de no parar porque la historia es intensa. Y los actores se contagiaron de este sistema de filmación y eso se nota”.

Purasangre no tiene una estructura lineal y avanza y retrocede en el tiempo. Santillán decidió seguir el planteamiento que hizo Papini en el guion. De hecho, sostiene que lo siguieron casi al pie de la letra. “La mayoría de las cosas que se ven en pantalla están así en el guion. Muchas cosas no funcionaban pero las fuimos tallereando hasta que funcionaron. Eso lo hacemos en Época: destrozamos el guion y lo cuestionamos todo para que esté a prueba de balas. Y este guion lo está porque creció muchísimo desde la mesa. Y fue más fácil filmarlo así a pesar de que está complicadísimo. Si lo cuentas tal cual ocurre en pantalla, pierdes a cualquiera a los cinco minutos. Pero muchas cosas que parecen enredadas se resuelven muy bien en pantalla”.

Aunque Purasangre tiene una producción atrayente que incluye explosiones y persecuciones, nunca tuvieron la intención de volcarse a la acción. El tema de la película es la familia, coinciden el escritor y el director, lo cual implica también los lazos de amistad y no únicamente sanguíneos, aunque sí están presentes con los personajes de Chema y Jaime. “Pero nosotros extrapolamos ese significado y lo llevamos a la lealtad que existe en este grupo: son hermanos de sangre metafóricamente hablando”, explica Papini. Y Noé añade: “Más que el thriller, más que la acción, es una historia de amor entre hermanos y entre amigos”.

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