Un fenómeno recurrente en el cine mexicano es el de aquellos cineastas que, luego de estrenar su ópera prima, tardan lustros, si no es que décadas, en lanzar su segunda o tercera película. La razón de que este proceso tome tanto tiempo es siempre la misma: la falta de apoyos. Y es que, en el juego de crear cine, el talento es fundamental, aunque el combustible siempre son los billetes.
En nuestro país, la ruta típica para producir una cinta es la búsqueda de apoyos vía el Eficine (Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional), un programa que mediante exención de impuestos asigna recursos a creaciones cinematográficas.
Pero esto no es todo. Al terminar la cinta, los directores tienen que estrenarla, lo cual implica asegurar pantallas, hacer copias y promocionar en todos los medios posibles la película. En este paso el dinero todavía es un factor clave; afortunadamente, el Gobierno (siempre vía Eficine) también apoya esta etapa final rumbo al estreno.
El sistema, por supuesto, es bastante deficiente. Como muestra dos ejemplos de directores mexicanos jóvenes: Michel Franco y Amat Escalante. Franco (38 años, cinco largometrajes, tres veces ganador en Cannes) acordó con su distribuidora (Videocine) que si su película salía triunfadora en el festival francés, se exhibiría de inmediato en salas. Las hijas de Abril ganó el premio de la sección Un Certain Regard y llegó a las salas mexicanas al mes siguiente de ser premiada, tras lo cual consiguió el noveno lugar en taquilla. Nada mal para una película que se inserta en el mal llamado “Cine de Arte”.
Amat Escalante (38 años, cuatro largometrajes, dos veces ganador en Cannes) obtuvo el año pasado el premio a Mejor Director por su más reciente cinta, La región salvaje, en el no menos prestigioso Festival de Cine de Venecia. Sin embargo, el director declaró hace unos días que, aunque el plan era estrenar en julio, ello no sería posible, ¿la razón?, falta de apoyos. Fuentes cercanas a Amat revelan quen en efecto, el Eficine les negó los recursos y que, en este caso, no se trató de un problema con los exhibidores (quienes al parecer no tienen problema en estrenar la cinta de Amat). Simple y sencillamente no hubo apoyo estatal.
Más allá del convencionalismo, La región salvaje es una cinta de ciencia ficción (género poco común en el cine mexicano) que narra la historia de una jovencita quien con una pareja de hippies mantienen vivo y en secreto (en algún pueblito en medio de la nada) a una especie de ser alienígena que da placer sexual a la persona que se acerque.
Contada así, la cinta parecería de lo más ridículo, sin embargo, el gran mérito de Escalante es justo lograr que la historia no se le salga de las manos, que no caiga en el humor involuntario, y que además se vuelva auténticamente interesante, pues atrapa invariablemente la atención del público.
Gracias a las redes sociales, la noticia sobre el no estreno de La región salvaje llegó a oídos de Guillermo del Toro, quien acusó al Gobierno de miopía por no apoyar cintas del género de ciencia ficción. “A veces, a las autoridades culturales les entra el prejuicio. Pero les digo: el género fantástico nos acerca a la realidad (…) el cine no es únicamente drama y realismo”, escribió el director en su cuenta de Twitter.
¿Realmente esto es culpa del Gobierno? Una revisión rápida a la lista de películas que sí obtuvieron el apoyo del Eficine durante este año muestra que de ocho filmes, sólo uno es del género de ciencia ficción. No se trata de aversión al sci-fi, ni tampoco de censura. En todo caso, el no estreno de La región salvaje pone en duda los criterios con los que el Eficine asigna recursos. ¿Cómo es posible que un cineasta como Escalante, con toda su trayectoria, y con una película premiada, no obtenga los recursos mínimos para estrenar su cinta?
No obstante, la segunda arista de este asunto es aún más relevante. ¿Nos interesa que La región salvaje llegue al cine? Precisamente en la pasada edición del Festival de Cannes, la polémica fue contra la participación de Netflix en él. Los puristas argumentaban que el cine que no se exhibe en salas no es cine y, por ello, es indigno que esté en Cannes. Bueno, pues justo las plataformas de streaming podrían salvar a La región salvaje de no ser vista en nuestro país.
Irónicamente, lo que puede salvar al cine mexicano es que no llegue al cine, pero que sí llegue al público mediante otras plataformas digitales (Netflix, Filmin Latino, Amazon, etc.). La sala de cine podrá estar negada a Amat, no así las salas en las casas de aquellos que quieran ver su película. Habrá que esperar a fin de saber si el director decide darle la vuelta al juego de la distribución o espera a que el Gobierno le tienda una mano.