Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

Treintona, Soltera y Fantástica

Inés no quiere tener novio; asume la soltería no como un defecto, sino como una decisión
17 de Octubre 2016
46-47
46-47

Heredera directa del cine de Issa López (Efectos secundarios, 2006; Ladies Night, 2003), de Martha Higareda (Te presento a Laura, 2010; Cásese quien pueda, 2014) y en menor medida de la madre de este tipo de cintas: Sexo, pudor y lágrimas (Serrano, 1999), Treintona, soltera y fantástica (México, 2016) retoma –por enésima vez en el cine mexicano– la supuesta problemática que se vive al alcanzar los treinta, edad donde –cliché demanda– uno debería sentar cabeza, olvidarse de la adolescencia, casarse y tener hijos.

Lo que diferencia a esta cinta es que está basada en un texto homónimo escrito por Juana Inés Dehesa –hija del escritor Germán Dehesa– que a pesar de tratarse de una semiautobiografía, recuerda de inmediato al bestseller de Candace Bushnell, Sex and the City (1997).

Así, esta especie de tropicalización de aquel clásico que se convertiría en exitosa serie de televisión, narra la historia de Inés (despampanante Bárbara Mori), una chica que a los treintaytantos se queda sin novio y decide seguir soltera por un rato, cosa que de inmediato su mejor amiga (Marimar Vega) intenta corregir presentándole algunos prospectos que no le parecen malos partidos.

El caso es que Inés no quiere tener novio, asume la soltería no como un defecto, sino como una decisión, mas a la postre se ve sola en el intento: la mayoría de sus amigas tiene novio, o tienen hijos, y la borrachera no sabe igual cuando intenta salir con amigas menores –chavorruquear, que le dicen.

Siempre atenta a sus problemas, su mejor amigo – en realidad no es sino un eterno friendzoneado– estará ahí para apoyarla, aunque ella muy convenientemente se deja apapachar sin soltar prenda: “Somos solo amigos”.

La prosa de Dehesa lleva esta cinta a niveles de ambición interesantes: el relato de una mujer que llega a los treintaytantos sin haber cumplido con cuotas sociales que la tradición machista impone –no está casada, no tiene novio, no tiene hijos–; a cambio presume de tener una educación universitaria y ser columnista en un diario, pero eso no parece alcanzar. Inés entrará en una espiral de indecisiones en la búsqueda de un rumbo claro para su vida.

La historia carece de originalidad, pero si acaso se vuelve visible –al menos como un regular entretenimiento– es por la presencia de una Bárbara Mori que sabe sostener no solo sus escenas, sino la película entera, y la convierte en algo más logrado y sin la vulgaridad de No manches frida (Velilla, 2016), ni el humor clasista de la por momentos desatada ¿Qué culpa tiene el niño? (Loza, 2016).

Hay guión, hay actriz, pero ¿y dónde está el director? Verdugo de su propia cinta, Chava Cartas arma el numerito con poco cine y mucha televisión: un score simplón y predecible, una cinematografía sumamente básica y un armado que parece más un pegote  de diferentes sketchs y no la progresión de un personaje y su historia.

Soltera, treintona, pero nada fantástica. Al final queda la impresión de que se tenían los ingredientes para elaborar una buena comedia feminista, pero el resultado tambalea y se vuelve incluso tedioso. Todo queda en hombros de una Bárbara Mori; y aunque resulta encantadora, su sonrisa y esa mirada no alcanzan para llevar esto a algo más que un entretenimiento pasajero y olvidable.

[email protected]

Más sobre


Recientes