La primera vez que soñé con irme a vivir a Europa tenía apenas seis años de edad. Soy de la generación ruquenial que creció aprendiendo historia a través de las historietas coleccionables de Cantinflas Show que mi padre le pedía al voceador cada semana con la esperanza de que realmente fueran una herramienta educativa útil para su inquieta pequeña que se leía libros enteros en un día, y cuya sed de conocimiento le salía realmente muy cara a mi padre.
Por fortuna sí que fueron educativas esas historietas, y una vez llegó a mis manos la historia de la vida de Mozart. Desde entonces, al leer cómo ese pequeño genio había escrito música desde temprana edad, tuve ganas de irme a estudiar a Europa. En concreto quería conocer Austria, visitar Salzburgo y pisar todos los lugares donde Mozart había tocado.
Los años pasaron y después quise ir a Barcelona, ciudad famosa por sus especializaciones para periodistas, aunque no pude cumplirlo. Me ganó el amor y me casé muy joven. Luego fui madre y, todavía ahora, en mis cuarenta, sigo haciendo todo lo posible por algún día irme a vivir, al menos ya un año, fuera de México, concretamente a Francia.
En días pasados se desató mucha polémica en las redes sociales porque un joven de 31 años que ganó una beca ofrecida por Guillermo del Toro con el fin de estudiar animación en París tuvo la “osadía” de pedir ayuda para juntar dinero con qué comprar el boleto de avión. Le llovieron críticas que dejaron aflorar el clasismo que nos pesa como sociedad.
En todo este contexto me llamó la atención un tuit que decía: “Si a esas vamos, apoyen también a mi prima que se ganó el único lugar para estudiar un curso de especialización en el Conservatorio de Niza y está ofreciendo conciertos para reunir fondos”. Como buena periodista, mi olfato me dijo que ahí había una historia.
Así fue que entré a la campaña que la joven de 23 años había publicado en Donadora, la plataforma de crowfunding a través de la cual quería reunir fondos no sólo para su boleto, también para su manutención y la colegiatura del conservatorio, pues en ese curso no hay becas disponibles en nuestro país ya que no es un nivel de posgrado.
“Cursar un año de estudios de especialización en flauta transversa y compartir al mundo, la música mexicana de concierto”, eso es lo que Ameyalli Aguilar Guerrero, egresada de la licenciatura en música de la UNAM, quiere lograr.
De inmediato la contacté, porque su número telefónico está disponible en la página de su campaña, y le invité un café.
Durante dos horas compartimos información sobre Francia, sobre la vida allí, sobre el porqué quiere ir a tomar clases con una destacada flautista que da conciertos como solista con las mejores orquestas del planeta; sobre sus ganas de ser la mejor flautista de su generación, sobre cómo, desde que era muy pequeña, se enamoró de su instrumento, cuando su abuelo –violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional– la llevaba a los conciertos de Pedro y el lobo.
Con la ilusión reflejada en sus ojos grandes de color verde, Ameyalli me decía que le iba a echar todas las ganas, que su familia –a pesar de que sus padres son profesionistas y pertenecen a la cada vez más delgada “clase media mexicana”– no puede pagar que ella viva en Niza durante un año. Está consciente de que tiene que trabajar, como todos los estudiantes lo hacen. Sabe que el reto no será sencillo, pero no se rinde, no baja la guardia ni un poco. Con ayuda de sus amigos ha organizado conciertos privados en distintos puntos del sur de la ciudad, sobre todo en Coyoacán, donde justo nos tomamos ese café.
Ameyalli representa a esa juventud resiliente, la que no se rinde, la que no necesita estar en condiciones extremas a fin de pedir apoyo para cumplir un sueño. Algo ha hecho muy bien, igual que el joven que fue becado por Guillermo del Toro: descubrir que tiene un talento único y aferrarse a buscar la felicidad desarrollándolo. Yo ya apoyé la campaña de Ameyalli. Si tú también quieres hacerlo, visita: https://donadora.mx/projects/ameyalli-a-niza, ahí también puedes encontrar sus datos de contacto, con el fin de que ella misma te cuente cuándo y dónde podrás disfrutar los conciertos que ofrecerá para seguir reuniendo fondos.