POR ELIZABETH SANTANA
Donde cabe un auto caben 10 bicicletas, es la frase más concreta que se me ocurre con el fin de explicar la inequidad del espacio público en la CDMX. No sólo por la violencia vial que padecemos al pedalear a diario, sino por la falta de infraestructura carretera que deriva en accidentes, consecuencia del déspota empoderamiento hacia la industria automotriz y sus conductores.
Un chofer de auto obtiene su licencia para manejar sólo pagando dinero y sin acreditar pericia alguna, mientras que en todas las películas gringas es un drama adolescente prepararse con el objetivo de aprobar el examen de conducir. Tan cerca y tan lejos. Aunado a ello, si llevamos un “accidente” de un conductor contra un ciclista al espacio público, pues… el peso aproximado de un automóvil compacto es de sólo 1 800 kilos, y además, si vive o no el lesionado dependerá de la velocidad con que el auto impacte al peatón o ciclista.
Y sí, tal vez suena muy trágico, incomodo, nadie quiere hablar de violencia o muertes, pero es una realidad palpable a la que nos enfrentamos los ciclistas, puesto que en la CDMX sólo contamos con 170 km de ciclovías, un incentivo que a muchos ha impulsado a seguir pedaleando. Aunado a ello, y pese a que existen carriles bus-bici, estos no son respetados en distintas partes de la ciudad, todo lo contrario, son una simulación de infraestructura incluyente que en realidad está derivando en volver la vía alterna de los coches en tráfico.
El libro Energía e inequidad de Iván Illich describe: “Atravesándolo a pie el hombre transforma el espacio geográfico en morada dominada por él… El motor mediatiza su relación al medio ambiente y pronto lo enajena de tal manera que depende del motor para definir su poder político. El usuario está condicionado a creer que el motor aumenta la capacidad de los miembros de una sociedad de participar en el proceso político. Él perdió la fe en el poder político de caminar”.
Seleccioné ese extracto de párrafo porque creo que el hombre y la mujer no sólo han perdido la fe en caminar (o pedalear), sino que hasta han delegado toda responsabilidad sobre su cuerpo y la de algunos infantes, pues México ocupa el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos; un problema de salud pública en el que interviene la inactividad física que incentiva conducir un auto o no realizar actividad física; un inconveniente de fondo más que de forma.
Además, intervienen otros factores, ya que parques, plazas y calles construyen ciudadanía; este último, es un término que le reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política de un país determinado. Actualmente, el 50 % de la población mundial vive en ciudades o suburbios, y se prevé que en el 2050 ese número aumente a 70 % a nivel global. Esto se va a poner insoportable, pero doy gracias que hasta los estudios de marketing y conceptualización del nuevo lujo me dan la razón: para los millennials, un auto no significa lo que soy yo. ¿Ya te compraste una bici?
*Periodista. Autora de Rodada 2.0, marca que celebra la inclusión de la bici como estilo de vida en todas sus modalidades.
@ElixMorgana