Cedros, encinos y hojarasca…, ni qué decir del aroma y la humedad que comenzaba a desprender el ambiente, a consecuencia de la lluvia que se aproximaba y que pedaleando de regreso al pueblo no libramos. Estaba tan fría, que los dedos en el manubrio se me comenzaron a entumir.
Ese día rentamos un par de bicicletas de montaña rodada 26, y aunque por desconocimiento no reservamos cabaña, sí conocimos la Presa Brockman, y kilómetros antes nos tomamos un par de fotos en la Presa Victoria, ello como parte del proyecto de ciclismo minero de la asociación que se llama Senderismo El Oro.
El itinerario comenzó en la Antigua Estación del Tren en El Oro Centro, en el Pueblo Mágico El Oro, que es uno de los 125 municipios del Estado de México, un lugar muy bonito que vale la pena conocer por su arquitectura, y que por haber sido meca del oro, cuenta con construcciones un tanto distintas a las que estamos acostumbrados a ver.
Su zona boscosa también tiene árboles de roble y oyamel, y aunque no es un bosque urbano, considero apropiado mencionarlo por su cercanía con la CDMX y con el fin de celebrar su oferta turística al facilitar paseos guiados en bici; son recorridos tan coquetos, que en un solo día puedes ir y venir, y claro, hacer una parada en su mercado municipal para reponer calorías.
En nuestra ciudad también contamos con paseos turísticos en bici, y uno de ellos sucede en un bosque. Me refiero a las Noches de Bici en Chapultepec, que cada año celebran una temporada con fechas preestablecidas; un programa de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la CDMX coordinado con La Casa del Lago “Juan José Arreola” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aunado a ello, la Sedema permite el acceso al Bosque de Chapultepec en los Paseos Nocturnos Muévete en Bici, que se celebran a lo largo del año, y que son cuatro: Día de los Enamorados, Primavera, Día de Muertos, y Navidad. Su finalidad consiste en recuperar espacios públicos para la recreación y la convivencia.
En realidad, son rutas muy amistosas; asisten infinidad de familias, nunca falta quién hasta caracterice su bicicleta para la ocasión, así que, si eres de los que no les da pena, puedes ir disfrazado. En lo personal yo tengo unos tenis con luces led, y es donde menos vergüenza siento de brillar como arbolito de Navidad.
En la CDMX contamos con tres bosques urbanos; además del Bosque de Chapultepec están el Bosque de Aragón y el de Tlalpan. Los tres son sede de biciescuelas en distintas fechas y horarios a lo largo del año, por lo que sugiero seguir las redes sociales de cada uno, pues incluso hay fechas en las que se abren al público con el propósito de realizar picnics nocturnos.
Yo crecí al lado del Bosque de Tlalpan. El olor a tierra mojada, el canto de las aves al amanecer, las ardillas, y el ir y venir del ciclo de las plantas forman parte de mí. No comprendo cómo nació la frase “piérdete en un bosque” o de dónde salió, pero para mí no es una ofensa, es una dicha. ¿Y saben qué?: todos deberíamos perdernos en un bosque de vez en cuando, con o sin bici.
*Periodista. Autora de Rodada 2.0, marca que celebra la inclusión de la bici como estilo de vida en todas sus modalidades.
@Rodada2Punto0