“Todo fue derrumbe después de que temblamos. Todo fue tormenta después de que llegamos.” Así dice la canción “Abre los ojos bien” que me pone la piel chinita nada más de escucharla. Una canción hermosa en forma y fondo, autoría de un buen amigo mío. Carlos es su nombre, y es una de esas pocas personas a las que genuinamente admiro por la carga de talento que tiene para escribir y componer música que reproduce con su voz acompañada de una mezcla de jazz y big band.
Un día se me ocurrió escribirle que es mi favorito después de George Michael, Justin Timberlake y Luis Miguel. Probablemente no me cree, pero es cierto. Para acabar pronto, aunque su versión de la 1 000 veces reproducida canción “Feeling Good” me gusta menos que la de Muse, es un hecho que me gusta más que la de Michael Bublé.
Lo que más me impresiona de él no es su genialidad cuando crea música, sino su capacidad de disfrutarla desde cualquier ritmo, instrumento o género.
Carlos y yo compartimos un espacio laboral durante un par de meses, sin embargo, fue hasta hace un año que me puse en contacto con él a fin de preguntarle sobre lo que hacía, sobre sus talentos. Desde ese momento lo tengo en mi lista de Spotify, y cada vez que puedo le pregunto qué vendrá después.
Un momento muy divertido que compartimos entre memes y comentarios fue hace poco más de un año con la rola “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yankee, un boom a nivel mundial y que gracias a Justin Bieber se quedó en mi lista de favoritas. Carlos y yo comentábamos que el canadiense en vez de decir “des-pa-ci-to”, pronunciaba “yes-pa-shi-to”. Hasta la fecha me acuerdo de eso y me divierte imaginarme al intérprete de “Baby, baby ooooh” ensayando una y otra vez para dar con el acento indicado.
Lo que ahora comentamos es la serie biográfica de Luis Miguel, ya que al igual que yo mi amigo es un big fan del talentoso y misterioso “Micky”, que nos tiene investigando, buscando notas y analizando como nunca lo hicimos en nuestros días de escuela.
No es fácil definir a Carlos. Cuando hablo de su música y quiero que alguien se acuerde de quién es, lo expreso más o menos así: “… mi amigo, el que es mitad Godínez mitad cantante, así tipo Michael Bublé, al que le gusta el reggaetón y es fan de Luis Miguel; sí ese que también hace foto”. Tengo que explicarlo de esa manera porque no es mi único amigo cantante, y la gente se confunde cuando les comparto música e historias, ¿qué raro no?
Mariana, Rodrigo y Gustavo también están ahí afuera componiendo, cantando, haciendo lo que les encanta y a mí me gusta escucharlos. Uno de ellos grabó algo que yo escribí en una de esas veces en las que, inspirada por mi corazón roto, me dejé llevar por mi parte pseudocompositora, y que gracias a él ha quedado para la posteridad en la inmensa nube de datos. Primera y última vez que lo hago. Lo mío, lo mío, es contar historias. Las historias de quienes sí saben cantar.
*Buscadora de historias urbanas de sus contemporáneos millennials. Ponte atento, tu historia puede ser la próxima.
@valeria_galvanl