Periodismo imprescindible Miércoles 01 de Mayo 2024

Jéremie: un hacker 
de bienestar

Esta es la historia de cómo uno de los hacktivistas más famosos del mundo encontró la paz en las manos de una ‘hacker de los masajes’
24 de Diciembre 2017
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Hace cuatro años, Jérémie se sentía atrapado en una crisis de agotamiento y estrés laboral, como muchas personas, a sus 35 años, él se sentía al borde del burnout.

Sin embargo, su estrés era algo peculiar pues había dejado de ser “cualquier persona”. Jérémie Zimmermann es el hacker francés que ganó fama adicional al participar con Julian Assange, Jacob Appelbaum y Andy Müller-Maguhn –la crema y nata del hacktivismo– en un diálogo sobre el control totalitarista de Internet, del cual se desprende el libro Cypherpunks, publicado en 2012.

Un año más tarde, ya no soportaba el ritmo tan acelerado que llevaba su vida como vocero de La Quadrature du Net, una conocida organización civil con sede en París –fundada en 2008 por él y otros activistas y promotores del software libre– que defiende las libertades en Internet .

“(Los hackers) no hacen ninguna diferencia entre el trabajo y el resto de su vida. Sacrifican todo por su pasión: el descanso, las relaciones personales y hasta la alimentación. He visto a muchas personas del medio caer en la depresión, sufrir un burnout o simplemente abandonarse, debido a la enorme presión a la que estaban sometidas”.

Zimmermann narra el instante que de alguna manera salvó su vida. Fue el día en que conoció a Emily King, una joven psicóloga que se había reinventado, sin embargo, su historia no tenía nada que ver con el ciberespacio pues ella se había vuelto una artista del masaje.

“Emily me platicó que aprendía técnicas de masaje de todo el mundo, las combinaba y que hablaba con las personas para entender lo que las afectaba. Le conté que no podía más; yo había dormido sólo tres horas en una semana”.

Emily le dio masaje durante una hora. Zimmerman aún recuerda ese día con asombro: “Terminé completamente sereno, recentrado en mí mismo. Durante muchos años no me había sentido mejor. Abrí los ojos y le dije: ‘Eres una hacker, porque haces las cosas sin seguir las reglas’. Una semana después nos vimos y decidimos poner esas competencias al servicio de los hackers, activistas y lanzadores de alerta”. Así fue que nació en Berlín el proyecto Hacking with Care.

ESPACIOS DE PAZ

Hacking with Care es un experimento único en su especie que, por increíble que parezca, consiguió llevar la cultura del hackeo al terreno del bienestar físico y emocional.

Basándose en aquella definición básica del hacker como una persona que modifica el uso de los sistemas con el propósito de emplearlos en formas no pensadas en su origen, a Zimmermann se le ocurrió la idea de hackear ciertas técnicas de bienestar administradas por quienes participan en el proyecto y volverlas accesibles a sus colegas más vulnerables.

Emily se interesa en la medicina tradicional china y él en la meditación, aunque también hay miembros que ofrecen conocimientos en herbolaria, yoga o que son médicos profesionales en psicoterapia.

El masaje es el eje conductor. Y es que Zimmermann lo compara a las redes peer to peer (persona a persona) propias de la informática, que permiten el intercambio directo de información entre dos computadoras.

Al mismo tiempo, con la finalidad de desempeñarse correctamente, los miembros del grupo que suministran los cuidados personales –disponibles en su página en formato wiki– asumen también la ética y las herramientas propias de la seguridad hacker. Aprenden, por ejemplo, a codificar sus comunicaciones, retirar la batería del celular o tomar notas a mano, y no en la computadora.

En la práctica, el equipo de colaboradores de Hacking with Care se instala en congresos y espacios para hackers. A veces ofrecen masajes; otras, sólo un sitio tranquilo donde se pueda charlar mientras se bebe una taza de té.

Zimmermann sueña llevar a México Hacking with Care, sobre todo porque Berlín y la Ciudad de México –donde hace unos años él participó en un encuentro del hackerspace chilango Rancho Electrónico– son sus ciudades favoritas.

*La versión original de esta historia fue escrita por Émilien Brunet y fue publicada el 2  de julio de 2017 
en la edición núm. 793 de CAMBIO.

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