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¿Máquinas reproductoras?

21 de Enero 2018
rogeliosegoviano
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En un futuro no muy lejano, donde los ataques terroristas están a la orden del día y la mayoría de las mujeres son infértiles, un grupo de fascistas teocráticos aprovechan el miedo entre la población para tomar el poder en Estados Unidos, disolver el Congreso, suprimir la libertad de prensa y derribar todos los derechos de las mujeres a fin de convertirlas en simples objetos al servicio del grupo que ahora controla la nación. En este nuevo orden social, las jóvenes que todavía puedan tener hijos serán apartadas, entrenadas y convertidas en una especie de esclavas sexuales y “máquinas reproductoras” que darán a luz a los hijos de los líderes más poderosos.

Aunque podría parecer una historia de mujeres oprimidas con un escalofriante paralelismo actual, se trata de la premisa con la que inicia la primera temporada de la exitosa serie The Handmaid’s Tale, que en las próximas semanas llegará a México –con un año de retraso, en relación a su estreno en la Unión Americana– a través de la señal para América Latina de Paramount Channel, en los diferentes sistemas de televisión restringida.

La serie, protagonizada de manera magistral por Elizabeth Moss, Samira Wiley y Joseph Fiennes, está basada en la novela El cuento de la criada, publicada en 1984 por la escritora británica Margaret Atwood, quien se ha encargado de elaborar la adaptación para la pantalla.

“En 1984 la premisa parecía –incluso a mí– más bien excesiva. ¿Iba a ser capaz de convencer a los lectores de que en Estados Unidos se ha producido un golpe de Estado que había transformado la democracia liberal existente hasta ahora en una dictadura teocrática que se tomaba todo al pie de la letra?”, cuenta Atwood en el prólogo a la edición del libro editado en español por Salamandra.

Pero lejos de ser sólo una historia de mujeres sojuzgadas en un mundo machista y radical, The Handmaid’s Tale nos presenta la aventura de Offred (Elizabeth Moss), una inteligente y muy valiente chica que no está dispuesta a llevar los roles de esclava sexual ni de vientre de alquiler que le tienen asignados, que hará hasta lo imposible por romper esos esquemas e incitar a sus demás compañeras a rebelarse, y luego buscará a la hija que le fue arrebatada.

Los críticos han definido la serie como “una historia feminista de terror, una historia política y reivindicativa, y todo desde la desesperanza más profunda de no ver salida a la situación a la que se ha llegado. Una historia que no se limita en mostrar violencia extrema y el sexo más terrible”.

“Las criadas visten hábito rojo, pasean de dos en dos para que la una vigila a la otra, tienen prohibido leer, poseer algo o disfrutar de cualquier cosa y llevan una especie de cofia que les tapa la cara por los lados y limita su visión. Han de ir con la vista baja, sumisas y saludar con frases hechas, pequeños salmos. Pero cuando Offred está sóla o en compañía de alguna mujer de la que se puede fiar, levanta la vista y vemos dos ojos verdes que nos transmiten miedo, sumisión, y ese ‘haré lo que sea para mantener viva la llama de la esperanza de volver a ver a mi hija’”.

Cuando una serie capta a la perfección el espíritu de un gran libro y ambas narraciones se retroalimentan, no se puede pedir más. Aunque sea con un año de retraso y en la Unión Americana esté por iniciar la segunda temporada, ya queremos que se comience a transmitir en México The Handmaid’s Tale

*Periodista especializado en cultura.

@rogersegoviano

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