Periodismo imprescindible Martes 19 de Marzo 2024

Rompiendo estigmas por Aaron de Jesus Márquez

La danza clásica implica mucho en las situaciones de vulneración, exclusión y  también genera estereotipos negativos sin fundamentos en concepción de los varones bailarines
17 de Octubre 2019
Ballet
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Aaron de Jesus Márquez es uno de los chicos talento mexicanos encontrados por el programa PROVER, el cual su principal objetivo es fomentar en los niños la danza en  el estado de Veracruz, la ciudad de Córdoba,  la cual brinda becas en contexto social niños varones, si cuentan con las condiciones y deseos del mundo artístico de la danza con el apoyo en materia de estudios, traslados, equipos y comida por 8 horas al día.

 

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Aaron vive con su abuela, pero hace 7 años el no conocía lo que era el ballet. La carrera de un bailarín clásico esta compuesta por mucho compromiso, de igual forma de un alto grado compuesto por disciplina en diferentes áreas y en la mayoría de los casos es necesario del apoyo moral del hogar.

 

La danza clásica implica mucho en las situaciones de vulneración, exclusión y también genera estereotipos negativos sin fundamentos en concepción de los varones bailarines,  quienes buscan desarrollarlo como su forma de vida en esta disciplina. En Latinoamérica, como su cultura tienden a ser determinantes con respecto a los hombre es el ballet  y en su camino a lograr obtener  un lugar dentro de la sociedad, al ser reconocido como tal. Donde el machismo se encuentra en todo, muy profundo de nuestra cultura, también en su historia y sus prejuicios sólo admiten y se enorgullecen de la práctica de deportes, los cuales consideran que son “para hombres”.

 

Bajo una gran polémica se encuentra el ballet para los hombres en la actualidad, asociado en gran medida a la feminidad. Causando condiciones de desigualdad, esto es lo que quiere expresar el fotógrafo Santiago Barreiro, con su exposición de fotos que hoy en día se encuentra aun en proceso creativo de La forma masculina | Aaron,  donde en varias oportunidades se les ubica como una masculinidad subordinada.

 

Sin embargo, la sociedad insiste en seguir adjudicando roles donde y cuando no debería haberlos. La danza como tal no divide, no distingue, no sesga. Esta concepción trae consigo un sinfín de conflictos sociales. El varón de hoy intenta sentir, expresar y liberarse de sus “deberes” establecidos (procrear, proveer y proteger).

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