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Abejas urbanas

03 de Junio 2018
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Por Aurélien Guilabert

¿Cuándo viste por última vez una abeja libando una flor? Esta imagen tal vez no la conocerán nuestros hijos o nuestros nietos. 80 % de las abejas del continente europeo han desaparecido, y la extinción de dicha especie está creciendo cada vez más por las consecuencias del desarrollo global antropocéntrico.

Aunque se desconozca o exista poco compromiso hacía este pequeño animal, su papel en materia de desarrollo y bienestar humano resulta fundamental. Los expertos y científicos señalan incluso que son determinantes para la seguridad alimentaria y la sobrevivencia humana. Las abejas forman parte de las especies más importantes en la polinización y el desarrollo de cultivos y alimentos. Sin abejas no se producirían papas, café, coliflor, cacao, zanahorias, jitomates y muchos otros alimentos. De hecho, las abejas son responsables de la polinización de cerca del 80% de las flores y plantas. En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó sobre la gravedad de dicha crisis, y de la destrucción de su hábitat: síntoma del cambio climático, del monocultivo y de los pesticidas. La FAO insta recurrentemente a adoptar enfoques favorables hacia los polinizadores a fin de proteger la biodiversidad y nuestros ecosistemas.

La escasez de datos al respecto y la complejidad del funcionamiento de las abejas dificultan la concientización y la prioridad del tema por parte de los tomadores de decisión. Frente a la problemática, además de la prohibición por la Unión Europea de los pesticidas más agresivos, algunos países o ciudades se han movilizado públicamente y han tomado acciones innovadoras para resguardar a las abejas. Con el fin de fomentar la presencia de estos insectos y su reproducción, se han lanzado campañas de siembra de flores atractivas en las ciudades, así como de corredores de plantas o árboles frutales. Cofinanciadas por el sector público y privado, y de la mano con la ciudadanía, dichas campañas fueron un éxito especialmente en materia de sensibilización, y por los beneficios en materia de sostenibilidad aportados por la presencia de la nueva flora en los barrios urbanos.

Los espacios urbanos pueden ser un refugio para las abejas por su menor exposición a los pesticidas, y por la diversidad floral que se puede implementar y mantener en espacios públicos o jardineras callejeras. Desde hace cinco años se ha detonado también el fenómeno de los “apicurbanos”. Impulsados por las alcaldías de Nueva York, Montreal o París, consiste en prestar o fomentar el préstamo de las azoteas de los edificios de gobierno o privados a apicultores profesionales con el objetivo de instalar colmenas. En paralelo, ha contribuido a dinamizar el interés hacia el sector desde una perspectiva económica mediante la creación de cooperativas urbanas, académica o ciudadana con el propósito de sembrar y mantener plantas atractivas para las abejas. En el censo de 2015, París contaba cerca de 700 colmenas, además de un patrimonio municipal de 143 en 23 lugares distintos mantenidos por asociaciones o apicultores individuales gracias a convenios con el gobierno local. La Opera Garnier, uno de los lugares culturales más emblemáticos de París, alberga centenas de colmenas y abejas que producen una de las mieles más caras del mundo.

¿En tiempos electorales, quiénes en la Ciudad de México proponen acciones concretas con la finalidad de salvaguardar nuestra biodiversidad y nuestro entorno? Instalación y mantenimiento de azoteas verdes, con especies florales atractivas para los animales polinizadores o huerto urbanos en todos los edificios públicos, campañas de siembra urbana… ¿Alguien se comprometerá en la instalación de colmenas urbanas para proteger a las abejas y gracias a ellas producir la miel CDMX?

*Fundador de Espacio Progresista, A. C. Asesor en estrategias de políticas públicas, incidencia social y cooperación internacional.

@aurel_gt

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