Escribir sobre el 19S en una columna de opinión me parece una trampa de escrúpulos, porque a la fecha actual mis emociones se contraponen, por lo positivo, por lo negativo, por los derrumbes y la intimidad expuesta de los objetos personales que se dejaban ver, por lo vulnerable que me sentí frente a un hecho que no estaba en mis manos, por el automovilista que se frenó a obsequiarle un casco a un brigadista en bici, por un niño con su mamá que en la oscuridad ofrecía chocolates a quienes trasladamos equipo médico a la calle de San Luis Potosí…
El 19S desdibujó prejuicios sobre qué tipo de bici pedaleabas, si le dabas o no, si eras hombre o mujer, porque igual cargabas utensilios acorde a tus posibilidades, en la parrilla o en tu mochila. En algún momento se acabó el equipo médico y me tocó cargar agua –mientras recuerdo esto, me llega un aroma a tortas; esas las trasladé en otra bolsa–. Éramos una brigada autónoma de ciclistas independientes, partíamos del centro de acopio ubicado en el Zócalo y nos dirigíamos a donde hiciera falta.
Nos asignábamos roles según las prioridades, capacidades, conocimientos y herramientas. Me tocó hacer la ruta en dirección a Plaza Delta, porque en Obrero Mundial varias camionetas transportarían el sobreabasto de comida a Puebla, aunque seguían faltando herramientas, una carencia que fue una constante. El resto de las personas con las que estuve venían del Estado de México o zonas aledañas; sus celulares ya no tenían pila, y llevaban horas trasladando lo que se necesitara.
¿Qué nos dejó el 19S a quienes nos movilizamos en bici? La bicicleta es una herramienta muy noble, apoyó a resistir –recuperar, recuperarse, recuperarnos– en un momento de crisis. En ella llegabas a donde otros medios de transporte no podían, y optimizabas tiempos de traslado. Y si eras ciclista la gente te saludaba, cedía el paso, regalaba fruta y hasta felicitaba… pero ya lo olvidaron. Lo más irónico es que, de forma independiente a la catástrofe, el pasado 11 de mayo se oficializó el 22 de septiembre como el Día Mundial sin Auto en el Diario Oficial de la Federación.
La fecha internacional pretende ayudar a disminuir el uso del auto, aunque el Senado de la República dijo que es para colocar la movilidad urbana sustentable dentro de la agenda y promover que las políticas públicas mejoren el transporte de pasajeros. Sin embargo, casi 80 % de los fondos federales dirigidos a movilidad se invierten en rubros que priorizan el uso del coche, aun cuando está demostrado que casi 80 % de los viajes de los citadinos se hacen en transporte público, y que de todos los medios de transporte de la CDMX, el más rápido es la bici: 16.4 km/h.
El Día Mundial sin Auto se conmemorará el próximo 22 de septiembre; me parece una pena que caiga en sábado y no entre semana, y que carezca de carácter obligatorio. Porque sólo en la memoria colectiva de los ciclistas vivirá el recuerdo y el conocimiento de lo trascendente que puede ser una bici. Porque si un temblor de 7.1 no fue suficiente, entonces qué puede serlo.
*Periodista. Autora de Rodada 2.0, marca que celebra la inclusión de la bici como estilo de vida en todas sus modalidades.
@Rodada2Punto0